CAPÍTULO 14 VENGO POR TI

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Sonia había regresado esa mañana de la pequeña ciudad en donde hacía sus compras cada quince días, no hubiese acudido si no fuera necesario, cada vez se sentía más mal, nunca había sufrido de náuseas, pero si se sentía cada vez más débil, el cansancio la hacía permanecer recostada la mayor parte del tiempo, comía porque sabía que lo necesitaba, pero el apetito había desaparecido, estaba pensando muy seriamente que pronto tenía que tomar una decisión, no era conveniente que permaneciera en ese lugar por mucho tiempo, pronto se le dificultaría más valerse por sí misma y no quería poner en riesgo la vida de su bebé, así que se estaba planteando la idea de contratar a alguien para no estar sola, o mudarse a la ciudad, quizás rentar una habitación en el hotel, podía permitírselo y ahí había hecho amigos, el principal Sergio uno de los barman del bar del hotel y su novia Denisse, una, agradable camarera, que siempre la apoyaban.

*****
Marcus viajaba en la parte del copiloto, había rentado un auto con todo y chófer, se sentía exhausto y sin ánimos de manejar, toda su vida había luchado, primero por su madre para superarse y que ella se sintiera orgullosa de él y para retribuirle todo lo que ella le había dado, casi lo había logrado porque ella murió antes de que él alcanzara sus metas, luego había estado ella, esa mujer maravillosa que tenía por esposa, por quien era capaz de hacer todo o dejarlo todo, ella se había convertido en su motor, todo lo que hacía o dejaba de hacer era pensando en ella, nunca se imaginó las vuelta que daría el destino, él, amándola tanto, la había herido como nadie lo había hecho, cuando su intención toda la vida había sido protegerla y eso a su vez la había orillado a ella a herirlo a él, quizás consciente o inconscientemente, sin embargo no importaba si lo había hecho con intención o sin ella, el hecho era que la amaba, que sin importar cuanto, el hecho de que estuviera esperando al hijo de otro lo lastimara, ella lo había dado todo por él, no solo su apoyo financiero cuando más lo necesitó, si no su vida misma, ella siempre había estado para él, en las buenas y en las malas, aún cuando el la hubiese descuidado por tanto tiempo, ella no se lo había reprochado, ahora se preguntaba si había valido la pena, todas esas horas extras trabajando, todo ese tiempo invertido, esos viajes que lo apartaron de ella, ¿en verdad habían valido la pena? Ahora esa carpeta con los papeles que tanto atesoraba habían quedado olvidados en algún rincón de su casa, ahora sin ningún valor, porque nada tenía valor si ella no estaba. Todo lo había hecho por ella y ahora no la tenía.

Cuando el auto se detuvo salió de sus pensamientos. Había llegado y una vez mas se sintió nervioso, no quería ser rechazado, deseaba poder llevarla a casa ya y no dejarla escapar nunca más.

*****
Sonia escucho que llamaban a su puerta. Dudó en abrir, nadie la visitaba, ni siquiera tenía vecinos que pudiesen estar al pendiente de ella, el más próximo estaba a kilómetros de distancia.

Su nerviosismo aumentó cuando volvieron a llamar con insistencia. Decidió no abrir, no esperaba a nadie y quien quiera que fuera se cansaría y se marcharía.

Pasaron varios minutos, habían vuelto a llamar una vez mas y luego nada, ella respiró aliviada, iba a regresar a su habitación  cuando sintió la presencia de alguien.

No pudo reprimir el grito que escapó de su garganta cuando miro la figura de un hombre parado en la puerta que daba a la cocina, había entrado por la puerta trasera. La luz que entraba del exterior a través del cristal de la puerta y de la ventana no le permitían ver la apariencia del hombre, solo se recortaba su impresionante figura.

Ella retrocedió asustada, no tenía nada con qué defenderse, quiso correr, pero él, con unos cuantos pasos le dio alcance aprisionándola. Intentó luchar, pero le fue imposible, el era muy fuerte.

_Tranquila. - escuchó su voz rozando su oído.

Ella se quedó estática, entonces aspiro su aroma, sintió sus fuertes brazos a su alrededor y supo que era él, su esposo.

El aflojó su agarre poco a poco, el corazón de ella parecía querer salírsele, con delicadeza hizo que lo mirara, lo que menos quería era asustarla, pero como no había obtenido respuesta decidió entrar por atrás, quizás ella necesitara, ayuda.

Respiró aliviado al ver que se encontraba bien, pero la había asustado y eso no era bueno en su estado.

_ Perdóname. - se disculpó, pensé que estabas en problemas y no podías abrir.

_ ¿Que haces aquí? - lo miró aun sorprendida.

_ Vengo por ti. - dijo sin más.

_ No puedo volver. - dijo ella. ¿No entiendes? - las lágrimas asomaron a sus hermosos ojos.

_ La que no entiende eres tú. - tomó su rostro entre sus manos y con sus pulgares limpió con ternura las lágrimas que rodaban por su rostro. _ no estoy dispuesto a alejarme de ti, tu eres y serás siempre mi único amor.

_ Pero voy a tener al hijo de otro hombre. - lo miró sollozando.

_ Un hijo que cuidare y amaré como si fuera mío, un hijo del que jamás cuestionare su procedencia, otro lo engendró, pero yo seré su padre, yo lo educarse, yo lo cuidare, yo lo amaré - beso con ternura su frente.

Ella no dejaba de llorar, escuchaba sus palabras y no lo podía creer, después de lo que había hecho, aún habiéndolo traicionado, ¿la quería a su lado? ¿Incluido su bebé?

Siempre pensó que era el mejor hombre del mundo y se daba cuenta de que lo seguía siendo, lo amaba y de verdad no quería perderlo, pero le dolía el haberlo traicionado. ¿Podría él volver a confiar en ella?

_ No te voy a dejar que lo pienses. - dijo el, vine por ti y nos vamos ahora.

_ Pero... - iba a protestar ella.

_ Te la pondré más fácil. - dijo él . _ Me voy ahora y tu te vas conmigo, sin embargo, si prefieres quedarte, lo acepto, pero entonces yo me quedo contigo. No pienso dejarte en estos momentos, no voy a, separarme de ti y nuestro bebé, esta experiencia la vamos a vivir, a disfrutar o a sufrir juntos, te lo prometo. - la abrazó.

Ella no pudo contener el llanto que afloró de nuevo. Lo amaba y no sería capaz de vivir sin él, haría lo que él dijera.

_ ¿Nos vamos? - la miró con expectativa.

Ella, solo asintió. Entonces el la tomó entre sus brazos y la beso con ternura, disfrutando de su cuerpo, de su calor de su dulzura, algo que pensó que había perdido, pero que ahora tenía de nuevo. No la dejaría.

El fuego siempre renacia de las cenizas.

CENIZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora