seis

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El viaje en auto hacia el hospital fue abruptamente demasiado corto, o en realidad no sabía si mis nervios lo habían hecho corto. ¿No debía ser lo contrario? ¿Sentir como si fuera demasiado largo? Creo que comenzaba a delirar en mis pensamientos.

-¿Lista? -pregunto la chica de ojos miel a mi lado.

-No, pero... -guarde silencio para voltear a ver en dirección al edificio que estaba frente a nosotros -Espera... ¿Aquí es la cita? ¿Segura? -pregunte aterrorizada.

-Eh... si, ¿Por qué? -su rostro mostraba sorpresa, más que el mío.

Estábamos justo frente al Kendall Regional Hospital, uno de los mejores y PRIVADOS hospitales con que contaba Bangkok. Se especializaba en cuidado de embolias, enfermedades de pulmón, cardiología, gastroenterología y maternidad. Además, también era reconocido como el mejor hospital de Bangkok Dade en ortopedia.

¿Cómo sabia esto? En su momento había buscado información médica para cuando llegara el momento, y de tanto buscar llegue a los mejores diez hospitales de Bangkok, donde era incluido el Kendall Regional Miami, por lo tanto, ni en mis más locos sueños podría pagar un lugar como este, no podía permitírmelo.

-Yo... lo siento Lisa, pero no puedo -me aventure a decir. No podía aceptar esto.

-¿Por qué no? -sus ojos estaban totalmente abiertos.

-Lisa... -comencé -este hospital es privado -estudie su expresión, nada -Es demasiado caro para lo que puedo costear -mordí el interior de mi mejilla, esperando a que me dijera algo.

Pero no lo hizo.

En cambio desabrocho su cinturón de seguridad para poder estirarse en dirección a la guantera que se encontraba frente a mí, la abrió y saco una hoja doblada para entregármela. Tome la hoja con manos temblorosas, y un pequeño sollozo ahogado en mi garganta. No podía aceptar eso y nada ni nadie me haría cambiar de parecer.

-¿Qué es esto? -mi voz salió en un susurro.

-Mi papá dijo que dirías lo que dijiste del hospital, por lo tanto me dio esto para intentar hacerte cambiar de parecer -se encogió de hombros mientras me regalaba una sonrisa -saldré para que puedas leerla tranquila -y sin más salió del auto, dejándome completamente confundida.

Lentamente desdoble la hoja y note esa letra con caligrafía perfecta y delicada. Comencé a leer.

"Querida Jennie:

Tener un hijo es el mayor regalo que un padre pueda tener. Yo tengo a mis tres tesoros, esos pequeños monstruitos que en su momento me hicieron correr detrás de ellos y que hasta la fecha siguen sacándome canas verdes de vez en cuando. Pero son mi mayor orgullo, la razón por la que intento ser una mejor persona.

Aunque no siempre fue así, antes de conocer a Angelina vivía en Londres. Mis años locos, así los llama ella. Conocí a esta chica y creí haberme enamorado perdidamente, pero solo tuvimos un romance de pocos meses. Terminamos por la paz y salud mental de ambos, tantas peleas nos desgastaban.

Regrese a Tailandia con la firme convicción de empezar mi propio negocio, de sentar cabeza de una vez por todas. Habían pasado once meses cuando conocí a Angelina y las cosas simplemente se dieron. Ocho meses después estábamos casándonos y diez más con Lisa en mis brazos. En cuanto la vi, supe que mi vida sería ella junto con su madre.

Quince años después me llega una carta de Suzanne, mi ex pareja de Londres. En ella decía que había quedado embarazada y que no esperaba nada de mí, que no quería dinero ni nada de eso, simplemente que supiera sobre nuestro hijo. ¿Puedes creerlo? Porque sinceramente en cuanto termine de leer esa carta yo no.

Caminos cruzados (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora