No soy consciente del tiempo que ha pasado desde que llegamos, no sé si fueron horas o minutos o solo unos cuantos segundos. Simplemente estamos sentadas, observándonos la una a la otra. Su mano acaricia mi brazo mientras que en ningún momento me he bajado de su regazo.
Esto se siente tan natural, tan normal. Como si lo lleváramos haciendo toda la vida, me siento tranquila y en paz. Me siento como si pudiera hacer todo. Me siento feliz, y por primera vez en mucho tiempo me siento completa.
-Me gusta el brillo que tienen tus ojos -susurra sin dejar de verme y yo agacho la mirada. No logro evitar sonrojarme -Por favor, déjame verlos -levanta mi rostro con su mano de manera delicada.
-Yo... no sé qué pasa -al fin logro decir.
-Creo que te entiendo -no me deja continuar -Quiero hablar primero, si no te molesta -vuelvo a notar como traga seco, está nerviosa, algo me lo dice.
Solo asentí, había perdido mi voz.
-No sé cómo decir esto sin espantarte -paso una de sus manos por su largo cabello -pero quiero ser sincera desde ahora -aparto la mirada hacia algún lugar de la habitación mientras que la mía no se despegaba de su hermoso rostro -aquella noche que te encontré en la parada de autobús fue cosa del destino o algo así -sonrió de lado -ni siquiera es mi ruta diaria, ese día yo simplemente quería despejar mi mente, el trabajo me había sofocado ese día más otros problemas que surgieron y yo... simplemente quería no pensar, maneje durante horas y llegue hasta ese lugar -por fin me miro -en cualquier otro caso, te juro que ni siquiera me hubiera bajado del auto, pero algo dentro de mí me dijo que tenía que ir por ti hasta donde estabas -comenzó a jugar con un mechón suelto de mi cabello -verte sola y toda mojada por la lluvia me rompió el corazón. La noche que te observe comer ese sándwich quise protegerte, pero cuando me dijiste que estabas embarazada ya no quise hacerlo -algo dentro de mí se rompió al escuchar eso -no quise, porque simplemente tuve la necesidad de protegerte por sobre todas las cosas, fue y es más fuerte de lo que puedo controlar esta necesidad de que nada te pase, de querer que no hagas nada por miedo. Yo... simplemente... no sé qué está pasándome contigo -si había sentido mi corazón romperse, ahora lo sentía en la garganta latiendo de manera desbocada.
-Quiero estar contigo en todo momento, quiero protegerte y sobre todo quiero apoyarte con él -coloco su mano en mi abdomen, justo sobre el pequeño bulto que comenzaba a ser notorio -que sientas que no estás sola en todo esto, porque yo aquí estoy para ti y... -guardo silencio un momento -yo seré para ti lo que tú quieras que yo sea... -trague seco.
¿Lisa estaba enamorada de mí? ¿O solo lo estaba alucinando? Tal vez me quede dormida otra vez en sus brazos antes de que comenzara a hablar y esto solo es un sueño. Sí, eso debe ser, alguien tan perfecta como ella no puede decirme todo esto.
-No voy a forzarte a nada, yo solo... quiero estar cerca de ti, protegerte y estar a tu lado. Admirar tu belleza día a día y ser parte de la vida de tu bebé -note el cambio en su voz, había dicho "tu bebé" -Sé que tal vez solo...
No la deje continuar e hice lo que desde hace mucho tiempo he querido hacer, bese sus labios. Tal vez no fue un beso en toda la extensión de la palabra, solo coloque mis labios sobre los de ella para callar su divagación, ya que eso era cosa mía. Si era un sueño, al menos seria uno muy bueno y si no, bueno ya descubriría que es lo que va a pasar.
Me separe con temor, pues no sabía cuál sería su reacción. Ni siquiera sentí que correspondiera el intento de beso, aunque más bien solo fue una manera de callarla. Observe su rostro y en cualquier otra ocasión hubiera soltado una carcajada al notarla de esta manera, con una sonrisa boba y los ojos bien abiertos, pero ahora solo quería que me dijera algo.
En lugar de hablar, actuó.
Tomo mi rostro entre sus manos y me beso, de aquella manera en como había querido que me besara desde que salí de esta casa por la mañana cuando se me acerco y antes de que su madre nos interrumpiera.
Sus labios eran suaves y yo sentía que estaba en el paraíso. Nunca antes había besado a alguna chica, pero dudo que alguien más pudiera besar tan bien como ella. Volvía a sentirme completa, llena de vida. Como si esto era lo que deberíamos de estar haciendo en este preciso momento. Como si lleváramos toda la vida besándonos, nos acoplábamos perfectamente, ella marcaba el ritmo y yo la seguía.
Termino más rápido de lo que me hubiera gustado, apoyo su frente en la mía y pude sentir su sonrisa sin siquiera verla, porque yo sonreía de igual manera.
-¿Qué me has hecho Kim? ¿Qué me han hecho ustedes dos? -susurro dejándome saborear su aliento.
Se separe de ella y observe su rostro, yo también quería ser sincera con ella.
-Necesito... necesito ser sincera también -apenas logre decir, ella me quitaba el aliento -Nunca antes he estado con una chica y no me opongo, simplemente nunca me sentí atraída de esta manera tan intensa como me siento contigo -mordí mi labio antes de continuar -contigo me siento en paz, me siento segura, me siento completa pero... -agache la mirada mientras abrazaba mi abdomen -pero tengo miedo de que solo sea algún tipo de agradecimiento por cómo te has comportado conmigo, por cómo me diste un techo y me estas apoyando en todo esto -una lagrima cayo por mi mejilla -no quiero ilusionarte en falso... yo, no sé qué hacer -solloce.
Sentía su mirada penetrar mi ser, como si estuviera viendo mi alma logrando que mi cuerpo se erizara.
-No tienes que hacer nada -su voz sonó suave -simplemente... dejemos que las cosas se den por si solas ¿Te parece? -Levanto mi rostro -vuelvo a decírtelo Nini, yo seré para ti, lo que tú quieras que yo sea. No voy a obligarte a nada, solo... déjame estar contigo y con él, por favor -prácticamente suplico rompiendo mi corazón.
-No soy nadie para negarte eso -susurre -ni siquiera lo hare por ti, lo hare por mí -vi duda en su rostro -no puedo negarme el privilegio de tenerte en mi vida, Manoban.
Sonreí y ella me sonrió.
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Caminos cruzados (Jenlisa)
FanfictionJennie Kim; 17 años. Tres meses de embarazo, sin hogar, sin trabajo, sin familia y todo porque se equivocó en el amor. La única persona que está en contacto con ella, Ella. Lalisa Manoban; 18 años, lo tiene todo. Excepto un amor verdadero. Su famil...