dieciocho

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-Jennie-la voz de Rosé nos sobresaltó.

-¿Qué ocurre? -Ange ni siquiera levanto la vista de los papeles que revisaba.

-Una mini Jennie esta en mi oficina, dijo que si no podías hablar con ella vendría después pero el cielo casi se está cayendo afuera y es bastante terca -mi corazón se detuvo.

-¿Ella? -susurre.

-Sí, creo que así me dijo que se llama -Rosé estaba un tanto confusa.

-¡Oh dios mío! -prácticamente corrí hacia la oficina de mi amiga.

Ni siquiera logre entrar cuando la vi temblando de pie junto al sillón de cuero que Rosé tenía en su oficina. Se veía asustada, mi vista viajo por todo su cuerpo viendo su ropa húmeda al igual que su mochila en el suelo junto a ella.

Su rostro. Ahogue un grito. Tenía un ojo morado, un pómulo hinchado y el labio roto.

En cuanto sus ojos se juntaron con los míos corrí hasta ella para abrazarla fuertemente sin importar si mi ropa se mojaba. Ella era mi hermanita, ¿qué mierda le había pasado?

-¡Ella! ¡Por dios! ¿Qué te paso? -solloce mientras sujetaba con delicadeza su rostro y lo examinaba.

-Yo... lo siento Jen, lo siento... no tenía a donde ir -se aferró de nuevo a mi cintura -lo siento -se soltó un poco con el rostro asustado -¿No te lastime? ¿Cierto? -fue mi turno de abrazarla fuerte.

-Necesito que me digas que paso -me aleje un poco para mirarla seria.

-Pueden sentarse en sillón, de verdad no importa -la voz de Rosé sonó detrás nuestra.

-Estoy toda mojada, arruinare tu sofá -aun en momentos como este Ella era madura.

-Jennie, tomen asiento, cualquier cosa se puede reemplazar el sofá -apenas note que Ange también estaba en la puerta observándonos -Pensándolo bien, mejor vamos a casa -comenzó a caminar hacia su despacho.

-Ange no, ahorita hablo con ella y busco una solución -dije en cuanto regreso con su bolsa lista.

-Nada de eso Jennie, tu hermana menor te necesita -nos regalo una mirada significativa -además, esta toda mojada y dudo que traiga ropa seca... yo puedo prestarle algo de Sophie-movió la mano mientras se dirigía al elevador -¡Vamos! -se rió al ver que no la seguíamos.

Lentamente caminamos hasta llegar a su lado, en ningún momento solté a mi pequeña hermana. Podía notar como temblaba debajo de toda esta ropa mojada, seguramente le daría un resfriado si seguía así.

Voltee rápidamente mi vista hacia mi escritorio, prácticamente me estaba olvidando de mi bolsa y mi chaqueta. Corrí lo más cuidadosa posible para tomarlos. En cuanto estuve junto a Ella sujete su mochila para que ella pudiera quitarse la chamarra toda húmeda y se colocara la mía seca.

-¿Y tú? -su quijada tembló.

-Estoy bien... tú necesitas cubrirte -sonreí intentando darle un poco más de calor con mis manos.

Simplemente asintió.

-¿Nos acompañas o te quedas? -Ange volteo a ver a Rosé, quien nos observaba desde la entrada de su oficina.

-Me quedo, terminare lo que estabas haciendo, así mañana no se acumula nada -sonrió. No pude evitar asustarme al pensar en todo el trabajo que se atrasaría por esto.

-Rosie, sabes perfectamente que no tenemos trabajo atrasado -levanto una ceja mientras la rubia bajaba el rostro sonrojado ¿De qué me estaba perdiendo? -Mejor tomate la tarde libre y sal con Jackson a tomar algo, la cuenta corre a mi nombre -le guiño un ojo antes de entrar al elevador.

Caminos cruzados (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora