catorce

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Tres semanas han pasado desde aquella noche en la que ambas fuimos sinceras con nuestros sentimientos. Después de haber sido sinceras dormimos juntas, en toda la extensión de la palabra, solo dormir. Ella abrazándome dejando descansar su mano sobre mi abdomen demostrándome que no estoy sola.

A la mañana siguiente de aquella noche, cuando desperté Lisa no estaba conmigo en la cama. Admito que me desilusione un poco, pero luego termine corriendo hasta el baño para sacar de mi organismo todo lo que había comido la noche anterior.

Si, tenía nauseas matutinas y la mayoría terminaban haciéndome vomitar. En cuanto termine de limpiarme la boca sentí su presencia en el umbral de la puerta del baño, voltee a verla y note su ceño fruncido y su mirada clavada en mí.

Cada mañana era lo mismo, no siempre dormíamos juntas pero cada que ella se quedaba a dormir conmigo o yo con ella, siempre despertaba sola. Comenzaba a creer que se iba a mitad de la noche y eso me dolía, hasta que no logre guardarlo más.

Flashback.

-¿Te encuentras bien? -dos semanas han pasado y siempre pregunta lo mismo.

-Lo estoy, náuseas matutinas, ya sabes -intente quitarle importancia.

-¿Segura? Te noto más pálida de lo normal -comenzó a acercarse.

-Solo estoy cansada -bostece tapándome la boca.

-¿Segura que solo es eso? -sentía su mirada leer mi alma.

-¿por qué cada que me despierto no estas a mi lado? -susurre agachando la mirada.

Me detuve justo frente a ella esperando una respuesta sin mirarla, me sentía avergonzada y un tanto lastimada por despertar a solas. Levanto mi rostro y ella sonreía. Quería enojarme, ¿Acaso se estaba burlando de mí? Quería darle una paliza por tener esa sonrisa tan perfecta que no me dejaba enojarme por más que se estuviera burlando de mí.

Pero... ¿En realidad se burlaba de mi o yo simplemente divagaba como siempre?

-Cada mañana antes de que salga el sol, salgo a correr, regreso y entreno un poco en el gimnasio que adapto mi papá en una de las habitaciones de invitados y cada que termino me baño para que no me encuentres toda sudada -me sonroje.

¿Por qué tenía que ser tan perfecta?

-¿Y es necesario que hagas todo ese ejercicio? -ni siquiera tengo el control de mi propia boca cuando ella está frente a mí. Ok, eso no sonó tan bien.

-Tengo que hacerlo... -se sonrojo de manera suave -estar cerca de ti, no es nada fácil para mí -susurro.

No entendía nada. ¿Era tan difícil convivir conmigo que ella necesitaba desquitar todo el estrés que le daba entrenando? ¿Tan malo era dormir a mi lado o vivir conmigo? Mis ojos se llenaron de lágrimas. Bueno, estoy más sensible cada día.

-Lamento estresarte tanto -susurre bajando la mirada de nuevo pasando a su lado.

Lo único que quería era meterme en la habitación, tirarme a la cama, cubrirme con la cobija y llorar hasta secarme. Y eso hice, no hice caso cuando ella me llamo desde el baño, ni cuando me pidió que no entrara a mi habitación. Menos ahora que estaba tocando a mi puerta.

-Nini-sentí como se sentó a mi lado en la cama -Por favor Nini, déjame explicarme.

-No... no tienes... por qué explicarte -solloce.

-Quiero hacerlo -se metió conmigo debajo del cobertor -¿Puedo? -me observo fijamente.

No hice más que asentir sin poder detener las lágrimas que caían por mis mejillas.

-Nini, eres una chica hermosa, y tienes un cuerpo que... bueno, es... wow y yo... bueno -se sonrojo -yo tengo que sacar esta tensión... que... bueno... ¿Recuerdas el por qué vivo aquí? -pregunto haciendo que me perdiera un momento.

Pero luego la realidad me cayó como un balde de agua fría. ¿Acaso Lisa tenía que hacer ejercicio para no pensar en mí de manera... sexual? Oh dios, creo que me dio calor. Hace calor, ¿no?

-Yo... ¿Te provoco de esa manera? -gracias, sigo sin control de mi boca.

-Demasiado -ambas nos sonrojamos.

Presente

No sé cómo describir lo que sentí cuando me confeso eso aquella mañana, una parte de mi quería tirármele encima y dejar que sacara su estrés en mí. Pero la parte cuerda sabía que no estaba bien pensar esas cosas. Apenas estamos dejando que las cosas fluyan, que sea lo que el destino, el tiempo o la vida quiera.

Cualquiera que nos viera pensaría que somos pareja. Vamos a todos lados juntas, salimos al cine, a pasear. Inclusive hemos salido con Ella a dar algunas vueltas, a comprar cosas para nuestro bebé. Vivimos juntas, y de vez en cuando nos besamos. Aunque siempre es ella quien detiene nuestros besos.

Supongo que es porque no quiere propasarse, pero ¡santa mierda bendita, yo quiero que se propase! Esperen... ¡Jennie Ruby Jane Kim deja de pensar de esa manera, estas en el trabajo! Pero es la verdad, me gustaría que lo hiciera.

-Jen, ¿Tienes los informes que Ange firmo a la mano? -Rosé me saco de discusión interna -¿Estas bien? Estas muy roja -coloco una mano sobre mi frente.

-Si, si... estoy bien... yo... solo un bochorno, ya sabes -intente quitarle importancia mientras buscaba la carpeta con los papeles que me había pedido.

-¿Segura? -estaba preocupada y yo me sentía culpable.

-Segura -sonreí apenada mientras le tendía la carpeta.

-¡Rosé! ¡Querida! -escuchamos una voz chillona desde las puestas del elevador.

-Mierda -susurro mientras se deba vuelta -Hola SooYoung-saludo amablemente mientras que la otra chica la tomaba en sus brazos de manera un tanto... hostigante.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que me digas Joy? -su sonrisa me dio miedo.

-Prefiero las formalidades, ¿Verdad señorita Kim? -se volteo en mi dirección para guiñarme un ojo.

-Si -simplemente dije mientras me ponía de pie. Estaba un tanto confundida.

-Bueno, como sea... solo vine a saludar a Ange y luego iré a donde Lisa-levanto una ceja, eso no me gusto.

-SooYoung, por favor -la voz de Rosé se volvió más seria.

-Iré en son de paz -levanto sus manos como defendiéndose -Nos vemos -camino hasta la puerta del despacho de Ange.

-¿Quién es ella? -Bueno, tal parece que en definitiva ya no tengo el suficiente control en mi habla.

-Ella es SooYoung, la ex novia oficial de Lisa-¿¡QUÉ!? Todo comenzó a darme vueltas, tanto que tuve que volverme a sentar en mi silla -¿Estas bien Jen?

Las puertas del ascensor se abrieron, ya sabía quién era. Desde hace tres semanas Lisa siempre venia por mí para que nos fuéramos a comer. Las puertas del despacho de Ange también se abrieron y yo sentí que el aire me faltaba.

Todo pasó como en cámara lenta frente a mí.

SooYoung observo a Lisa salir del ascensor, haciendo que ella se detuviera con una expresión perpleja reflejada en el rostro. La chica esbelta camino haciendo resonar el tacón hasta donde Lisa se encontraba, tomo su rostro entre sus manos y la beso. Un beso, totalmente desagradable de ver.

No sé qué paso después, todo en mí se puso negro.

Caminos cruzados (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora