C A P Í T U L O 10

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El pelinegro pasó toda la mañana en la empresa, cerrando tratos de negocios, y platicando con el CEO de Soobin, el que lo buscó para la posible renovación de contrato, y, otra inversión para su agencia, el sujeto destacando a cada instante el increíble resultado que obtuvo la primera, consiguiendo para su empresa más de sesenta millones al año, logrando el primer puesto en su rubro, por lo que Kai acabó aceptando.

Kai se encuentra con su amigo en la entrada, quien retomó su labor como recepcionista, avanza hacia el elevador, subiendo a su duplex a los pocos minutos. Sin pensarlo demasiado, se coloca su casaca, y, sale del duplex, dando inicio a su plan de una vez.

Con seguridad, pero nervioso por dentro, se posiciona delante de la puerta de su vecino, y presiona el timbre, esperando a que el dueño del departamento vaya a abrir. A los cinco minutos, un adormilado artista abre, muy asombrado por ver a la persona menos esperada en su delante.

—Hola, Kai —saluda sonriente— ¿Qué estás haciendo por acá? ¿Te puedo ayudar en algo?

—Quiero hablar contigo —revela, desviando la mirada por timidez— ¿Puedo pasar?

—Claro, adelante —el cantante se aparta y el menor entra, mirando la decoración, sentándose al lado opuesto del sillón.

La sala del Idol esta decorada del modo típico en el que lo hacen la mayoría de artistas. En cuadros y forrados están enmarcados en la pared, muchos recortes y páginas enteras de revistas que hablan de su carrera, algunas premiaciones y presentaciones más destacadas, el primer MAMA que obtuvo, sus logros internacionales, su primer concierto en un estadio para más de 50 mil personas, entre muchas otras cosas más.

En las paredes aledañas, hay una serie de posters, de los álbumes y minialbum, los de sus giras, la de sus comerciales, en fin, todo para lo que ha colaborado. Hasta la de ese comercial de Zombies está en la pared. Kai, sabe perfectamente lo que representa cada poster, en especial, cada album colocado en el librero a lado suyo, conoce a la perfección todo, pero esta claro y asegurado que eso nunca llegará a saberlo Soobin.

El artista se sienta a su costado, y, enciende el televisor porque dará su programa favorito, uno en que fue el invitado especial un par de días antes, aclara su garganta y le sube el volúmen al aparato, mira al menor de reojo y de una forma inconsciente, hace su saludo, casi a la vez que lo hace en pantalla, y su reverencia, lo que hace que su acompañante sonría.

—¿Qué es lo que querías decirme en la entrada? —le pregunta con interés.

—Yo, eh, quería preguntar como estás —admite con nerviosismo—. ¿Necesitas algo?

—¿Enserio? —lo ve fijamente— A decir verdad, tu amabilidad a mí me parece muy sospechosa.

—¿Por qué? —consulta el menor.

—Me trataste mal desde el día en que te intenté regalar el osito de peluche —reconoce viendo hacia el televisor—. Y eso que no estoy hablando de la prohibición de mí mejor amigo para venir aquí.

—Pero si el mocoso ese para aquí día y noche —reconoce mirando a Soobin—. Pasa más tiempo que yo en mi edificio.

—¿De quién hablas? —consulta a Kai, tratando de adivinar a quien se refiere.

—Del castaño ese —señala sin un mínimo de interés—. ¿Cómo era? Ah, sí, Taeyong.

—¿Taehyun? —el menor asiente— Él es mayor que tú —el otro se encoge de hombros, cambiando de tema.

—En mi defensa, debiste de leer las normas antes de comprar un departamento —indica hablando con un tono presumido—. No hay motivo alguno para excusas.

Mi Vecino Es Un Anti-fan (SooKai/KaiSoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora