Mi Vecino Es Un Anti-fan (SooKai/KaiSoo)

C A P Í T U L O 8

El peliazul asiente y se levanta de su sitio, olvidando su celular. Con rapidez desciende las escaleras al piso de abajo y, de casualidad, un chico tropieza con él, sujetándose de la barandilla para no caer, a la vez, debido también por las luces escasas del ambiente. El sujeto se disculpa de inmediato y, lo ayuda a levantarse, llevándolo a uno de los baños para discapacitados, en el fondo del pasillo.

El otro sólo se deja llevar, puesto que el alcohol ya está surtiéndole efecto. El sujeto, que luce de unos veintisiete, con su camisa abierta hasta el cuarto botón, enseñando una parte de sus abdominales, en la derecha teniendo su teléfono y, con la otra pasando los dedos por su cabello, coloca a Yeonjun en el lavado y sonríe al reconocerlo.

El peliazul sólo mira hacia el piso los primeros quince minutos, con la cabeza colgando, mientras que el otro lo examina con la vista, de forma total. El tipo abre el caño y, se echa un poco de agua al rostro y el cabello, haciéndole lo mismo al menor, del que alza su mentón con el indice para verlo a la cara.

—Hola Junie, cuanto tiempo —se apresura a decir con una sonrisa de lado.

—¿Nos conocemos? —consulta el peliazul, entrecerrando sus ojos por la luz, prendida previamente por el mayor- ¿Quién eres tú?

—¿Ya no me recuerdas? —dice el sujeto, el menor solo niega— Soy yo, Minjae, el chico de Sunshine. ¿Ahora te acuerdas?

—¿Qué haces acá? —consulta de forma fría— ¿Por qué estás acá?—la situación lo empieza a poner incómodo.

—Porqué tan cortante —comenta pasando su mano por el cuello de Yeonjun—, antes no eras así. ¿O es que ya no lo recuerdas?

—Por favor, para —le suplica a la persona frente suyo, estremecido por el tacto del mayor—. Yo ya no lo hago. Ya no doy servicios.

—¿Estás seguro de ello? —le dice, dejándole un rastro de besos algo cortos, del cuello hasta la sien— Ambos sabemos que mientes. Te conozco como a mi mismo.

—¡Claro que lo estoy! —exclama, tratando de alzar la voz, sin éxito alguno— Soy alguien distinto. La persona de ese club ya murió.

—¿Estás seguro? —insiste —Creo que necesitas de eso para que me recuerdes de nuevo.

El pelinegro retira del bolsillo del pantalón un vapeador negro, uno ya encendido. Lo coloca sobre un orificio de su nariz y lo activa, de modo que toda la droga ingrese a los pulmones del menor, de igual forma que al resto del cuerpo. En menos de un segundo ésta le empieza a hacer efecto, sintiendo las alucinaciones poco a poco.

El mayor guarda el objeto dentro de la palma de su derecha, con la otra acariciándole su mejilla para que gane confianza. Aprovecha la oportunidad, y lo besa en la boca, siendo un gesto breve.

—No, detente —se queja Yeonjun, apartándolo levemente, quien los ve, creería que no quiere hacerlo.

—Por favor, yo sé que te encanta, siempre me lo has dicho —dice el mayor, volviéndolo a repetir.

—No. Dije que pares —repite sus acciones de la primera ocasion, sin éxito otra vez.

Ambos se miran fijamente, y, está vez es Yeonjun quien elige tomar la iniciativa y lo besa apegándolo más, separando las piernas para que el mayor se coloque al medio de ellas. El pelinegro aprovecha a la mínima oportunidad, y, de una vez por todas, introduce su mano por debajo de la camisa contraria a la suya, el menor temblando un poco al sentir su tacto.

Dejándose guiar por los impulsos de su cuerpo, se abre pantalón y se baja el cierre junto con su boxer a la altura de las rodillas, a la vez, haciendo lo mismo con su compañía, quien se bajó del caño para mayor comodidad. El mayor voltea al peliazul, colocándolo de espaldas, ligeramente inclinado.