Se encontraron por casualidad.
Cosa del destino.
Pero ya ellos se conocían.
Ella le había tirado un café encima porque había tropezado.
Él estaba de mal humor y le gritó.
Ella le pegó una cachetada.
Y él la besó por instinto.
No dijeron nada más y se fueron,
tomando caminos diferentes.
Pensando que no volverían a toparse otra vez.
Olvidaron que el mundo es muy pequeño y da muchas vueltas.
