Ana:
Se escucha como suena el timbre repetidas veces —¡Mara! ¡ve a ver quien es que yo me estoy bañando! — Grito desde el baño a mi mejor amiga y luego la escuchó abrir la puerta.
—¡Te buscan a ti Ana! — Me gritó de mala gana desde el pórtico.
—¿¡Quien!? — Le pregunté alto, mientras me desenredo el pelo en la bañera.
—¡No lo sé, no lo había visto en mi vida! — Contestó — ¡Pero dice que te conoce a ti! — Agrega esta.
—Okay, ¡Entonces dile que espere un minuto! — Terminar de bañar me y me seque rápidamente, ¿Quién estará molestando a estas horas del día?
me vestí con unos shorts cortos azules y una camisa gris opacó, un poco arrugada y dejo mi pelo suelto para que se seque y se rice solo.
Voy afuera y mis ojos se abren con sorpresa al ver —Marcus — digo su nombre en una nota entre nerviosa y feliz, Marcus era un amigo de la infancia por eso me extraña que sepa donde vivo y mas aun que haya venido hasta aquí — ¡Cuanto tiempo! ¿¡Como has estado?! — Interrogé y luego me fijo mas en él, su cabello natural es de un rojo intenso pero ahora esta teñido de un negro opaco, esta mas alto de lo que recordada y con muchos mas músculos que hace unos años, su nariz se ve mas perfilada y se le nota el bronceado artificial.
Nos habíamos conocido en el parque cuando eramos niños, fuimos juntos al instituto, fue como el hermano que nunca tuve, Era mi mejor amigo antes de... bueno, la pelea con mi madre, al distanciar me de ella también lo hice de él, supongo que fue un error.
—Yo estoy bien pero... — Me respondió con la voz un poco ronca, sus ojos se ven cansados y tiene ojeras abajo de estos, el sudor corre por su frente y la preocupación esta tallada en su cara.
—¿Qué pasa? — Cuestione.
—Es tu madre...— Desvío la mirada al oír su mención, hacia tiempo que no hablaba con ella, años para ser exactos, me había ido de casa a los 17 por una fuerte pelea que tuvimos — Esta muy enferma, no tiene quien la cuide y tampoco medicinas así que pensé que tú...
—No puedo —Le interrumpí bajito, tanto que dude de que me hubiera escuchado, pero para mi sorpresa si lo hizo.
—¿Qué? — Preguntó desconcertado, tragué grueso y empiezo a jugar con mis dedos nerviosa.
—Así como lo escuchas, no puedo — Repetí esta vez con un poco más de fuerza y lo mire firme o por lo menos eso quise hacer que parezca.
—¿¡Porque!? ¡Es tu madre por Dios! — Me dijo, me miraba entre sorprendido y descorcertado.
—Tu no lo entenderías — Expresé con simpleza, estuve a punto de cerrar la puerta aun con él frente de ella, sin importa que fuera de mala educación, lo que me salió horriblemente mal porqué este metió un pie en medio y no pude cerrarla.
—¿Por la pelea que tuvieron? ¡Eso fue hace años! — resaltó abriendo un poco la puerta, sentía como si estuviera re abriendo una herida, no es que no me preocupara por ella o el remordimiento no me atacara los primeros días que me fui pero aun así no puedo volver.
—E-es... —Respire un segundo— Tu simplemente no lo entenderías — finalizó cerrando completamente la puerta.
Luego de eso estuve en mi cuarto todo el día, era un sábado caluroso y solo quería estar frente al abanico, salí de mi habitación para buscar algo de comer y me encuentro con Mara preparando sándwiches— Oye, el chico que estuvo aquí en la mañana..— Dice Mara poniendo uno de los sándwiches en su plato.
—Te dejo esto — Sacó un papel y me lo pasó, lo tomé y vi que tenía un número de teléfono — Me dijo que te lo diera, por si cambiadas de opinión — Termina esta y se va a su habitación.
(......)
Era de noche y aun seguía pensando en lo me había dicho Marcus, me sentía como una mala persona y se me comprimia el estómago de solo pensar en que estaba pasando mi madre, aunque era obvio, tenía miedo de encararla o que siguiera enojada todavía. Busqué el papel en mi pantalón y con los dedos temblando marqué el numero.
Suena la primera ves...
Suena por segunda ves...
Y luego contesta.
—Álo?
—Eh hola, es Ana —Me jodian los nervios y eso que no me sentía muy segura de si estaba haciendo bien.
—¿Cambiaste de opinión? — Su voz sonaba esperanzada, podía apostar a que mantenía los dedos cruzados.
-Sí...
—¡Gracias a Dios! Ya estaba preparando un sermón sobre porque deberías venir — rio nervioso.
—Si, pero ¿Cuando nos vamos?
—Mañana mismo si quieres.
—Esta bien — colgué.
Bueno destino, no me dejes hacer pendejadas...
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Los 4 Traviesos
Misterio / SuspensoAna, se fue de casa luego de una discusión con su madre para no volver más pero años más tarde, el pasado aún la persigue y un fatídico día recibe una visita que cambia por completo su vida.. NO SE PERMITEN COPIAS NI ADAPTACIONES. Créditos a @Sahari...