touch ❀ jackbeom

05

Una indecente advertencia para un capítulo indecente.

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Era nuevamente sábado la noche en que Jaebeom decidió visitar a Jackson.

Tocó el timbre de su departamento, esperando que al ser su día libre, se encuentre en su casa.

Lo que si no esperaba, era la imagen que lo recibió.

—¡Jaebeom! —dijo sorprendido.

La puerta no estaba completamente abierta, siendo Jackson lo único que podía ver. Jackson en bóxers para ser exactos.

—Hola JiaEr —saludó con una leve sonrisa—, ¿estás ocupado?

—Ya no lo estoy —abrió la puerta de forma más amplia y entonces JB fue capaz de verlo.

—¿Quién es? —preguntó un chico en el mismo estado semidesnudo que Jackson, sobre su cama.

—Es JB, un nuevo amigo —lo presentó poniendo una mano en su hombro, el coreano rígido bajo su toque—. Él es Mark.

—Hola Mark —se quitó los zapatos en la entrada y se paró en medio del lugar, se sintió incómodo.

—Hola —lo escaneó de arriba a abajo brevemente, se levantó, tomó un pantalón del piso y se deslizó rápidamente en él. Con sus tenis ya puestos, tomó su camiseta y con ella en manos se dirigió a la puerta—. Te veo luego.

—Te mandó mensaje —dijo Jackson como si nada, sentándose sobre su cama y palmeando a su lado, invitando al coreano.

—Diviértanse —tomó el pomo de la puerta—, pero no demasiado —advirtió.

El mencionado solo rodó los ojos —Sabes que no.

Cerró la puerta y Jaebeom se quedó parado en el mismo sitio.

—Puedes sentarte, no cobro —diversión en su voz.

—¿Él es Mark?

—Eso fue lo que dije.

—¿Mark, tu único verdadero amigo, Mark?

—¡Oh claro, ya lo había mencionado! Ese mismo.

—Deben tener mucha confianza —se sentó finalmente en la cama—. Es decir, para que ande así por tu departamento.

—La tenemos —confirmó el chino—, no es extraño para nosotros el vernos en esas condiciones. Eso y que aún estábamos recuperando energía después del sexo.

—¿Tuvieron sexo? —JB se levantó nuevamente, abrumado.

—Pues sí, ¿qué hay con eso?

Jaebeom observó a Jackson, buscando cualquier indicio que indicara que tan solo bromeaba, que era mentira, que algo en la situación le incomodaba tanto como a él, pero no encontró nada. Jackson tenía en su rostro una expresión sincera de curiosidad.

La visión de JB se tornó ligeramente nublada y una sensación de mareo lo invadió.

—Creo que ahora sí necesito sentarme —retomó su lugar y se pellizco el tabique de la nariz.

—¿Te sientes mal? El color se te ha ido —preocupación en la voz de Wang—. ¿Quieres un chocolate? Tal vez es la presión —se dirigió a su refrigerador—, a mi me sucede lo mismo cuando me sobreejercito sin comer.

—Estoy bien así —negó pero de cualquier forma el extranjero dejó un chocolate sobre su cómoda, al alcance de JB por si cambiaba de opinión.