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Peinó su cabello frente al espejo y se vió a si mismo nuevamente, pensando en si debía pasar a casa antes de ir al trabajo para cambiarse y llegar tarde, o ir con la misma ropa del día anterior y aguantar las preguntas chismosas de su compañeras.

—¿Por qué demonios vine aquí después del trabajo y no fui a casa?

Escuchó el sonido del colchón detrás suyo y volteó para ver a Youngjae removerse entre las sábanas.

—Ah, por eso —sonrió para acercarse y remover al mayor—. Señor Choi, debo irme a trabajar.

El otro gruñó, por ser despertado o por la forma en que fue llamado, Bambam no estaba seguro —Ya es tiempo de que dejes de llamarme así.

—Pero señor Choi, ¿no suena excitante?

—¿Es una clase de fijación de sumisión?

—¿Es una clase de fijación de poder? —devolvió la pregunta al ver el creciente bulto debajo de las sábanas—. Tendrá que encargarse de eso solo o llegaré tarde.

—Claro, tu trabajo. Ten un buen día.

—Ya empecé muy bien —se rió y se dirigió a la puerta de la habitación.

—Bambam —lo llamó.

—¿Necesita algo antes de que me retire, señor Choi?

—Necesito que seas serio —lo regañó—. ¿Qué harás el próximo domingo?

—¿Llegamos a la etapa dónde empezamos a agendar el sexo? Esto se está apagando rápido.

—No, idiota —aventó la almohada que había bajo su cabeza, sin la suficiente fuerza para darle—. Pienso que sería bueno que tuviéramos una cita. Una de verdad.

—Oh —jugó con la muñeca de su camisa.

—Si no quieres está bien —se apresuró—, yo entien-.

Lo interrumpió— Está bien, ¿me mandas mensaje?

Por primera vez en la mañana Youngjae sonrió plenamente —Lo haré. Ten un buen día en el trabajo.

☆゚.*・。゚☆゚.*・。

Jackson salió de trabajar y como ya se estaba volviendo costumbre, Jaebeom se encontraba esperándolo a tan solo unos pasos del lugar, como cada tercer día. Sonrió apretando sus labios, causando así una curiosa pero linda curva.

—¡Hyung! —lo saludó con alegría y depositó un breve beso en la boca del otro.

—Seun-ah, no deberías hacer eso aquí —le dijo mirando a su alrededor.

—¿Por qué, quién va a juzgarnos aquí y a esta hora? ¿Los viejos closeteros y casados que vienen al club?

—Supongo que tienes razón —suspiró y tomó la mano del menor entre la suya, empezando a caminar—. ¿Qué tal tu día?

—Agotador, cada quince van un grupo de ricachones, pero además de la hora dan muy buenas propinas, un trabajo de beneficio mutuo entre Jinyoung y yo. Yo les pido que compren tragos caros y la comisión de él es mejor, además de que mientras más beben más sueltan.

—Eso es... bueno —trató de esconder su expresión incómoda.

—Y me estoy muriendo de hambre, ¿qué hay de cenar, Beommie?

—Solo hay kimchi frito y arroz.

—¡¿Arroz?! No puedo comer arroz, hyung, sabes que estoy a dieta de carbohidratos.

touch ❀ jackbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora