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Un golpe, seguido de otro y otro. Jaebeom abrió con dificultad sus ya pequeños ojos y miró sobre su hombro la puerta esperando un nuevo toque. Nada.

Probablemente habían sido los vecinos, pensó volviendo a cubrirse con la cobija hasta la cabeza.

Pero la puerta volvió a sonar, tomó su celular junto a la almohada y aún aturdido por la luz que emanó de él, alcanzó a ver que era de madrugada.

¿Quién demonios tocaba a esa hora y de forma tan insistente? El único con los suficientes tornillos zafados que conocía era no otro que Bambam, pero incluso el tailandés apreciaba demasiado sus horas de sueño como para hacer algo así, y sobretodo sin avisar.

—¡Jaebeom-ssiiiiiiiii! —escuchó el grito arrastrado y su corazón se hundió por un segundo, en una mezcla de sorpresa y algo de miedo. No por que le causara realmente alguna clase de terror, sino por que claro que después de casi un mes de no verlo y con el final que habían tenido, no pensaba que este aparecería por su casa de nuevo— ¡Hyung!

Se levantó descalzo y abrió la puerta, cuidando que Nora no saliera del departamento.

—¿Jackson?

—Jaebeom-ssi —le sonrió mientras se recargaba del marco de la puerta—, ¿cómo estás?

—¿Cómo estoy? ¿Qué haces aquí?

—Te extrañaba, hyung —dijo con sus ojos luchando por mantenerse abiertos—. Salí de eso y tenía hambre.

—¿De dónde saliste?

—Recordé que tú me alimentas bien y no me cobras —arrastró las palabras y aún recargado en el marco, se tambaleaba para atrás y para adelante.

—Jackson, son casi las cinco.

—Hace frío. Déjame dormir.

—Jackson eso...

—Por favor —hizo un puchero tratando de verlo con ojos inocentes, pero estos estaban más bien bailando, dándole un aspecto entre lo gracioso y lo macabro.

Jaebeom miró dentro de su departamento y de regreso a Jackson y se maldijo así mismo —Pasa.

El menor sonrió complacido y con pasos torpes entró al lugar que por un tiempo, se había vuelto ya habitual para él. JB rebuscó entre su closet por unas sábanas limpias y cuando volteó encontró al chino recostado sobre su cama.

Suspiró —Jackson, no puedes dormir en mi cama.

—Cama descanso y dormir olor.

—¿Qué? —cuestionó confundido.

—Que el cansancio y huele.

El mayor se empezó a exasperar al oír las incoherencias que decía el otro, lidiar con borrachos no era su actividad favorita —No quiero que apestes mi cama a alcohol o que la vomites. Duermes en el sillón.

—Lavar.

—Jackson —llamó cuando vió que este ya se estaba quedando dormido. Con frustración extendió la sábana sobre el sillón sin mucho cuidado y puso una cubeta al lado. Jaló como muñeco de trapo al castaño y lo echó ahí para recostarse de nuevo en su cama.

Se regañó a si mismo por dejar entrar al menor, pero no quería ser el responsable de que algo le pasara. Se volteó para enfrentar de nuevo la pared y cerró sus ojos.

Conciliar el sueño no sería tan fácil ahora que la cama olía nuevamente a la colonia de Jackson.

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touch ❀ jackbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora