Tus ojos

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Me despertó mi horrible alarma, recordándome que ya era de día y tenía que empezarlo, tuve una larguísima noche en la cual casi no pude dormir pensando en demasiadas cosas, en mis ojos y ese chico extraño que me seguía. Me pude dormir ya hasta muy tarde, creo que no dormí ni dos horas, ya me estaba acostumbrando a no dormir, eran muchas las noches en las que no dormía casi, para ser más exacta desde que empecé a ver mis ojos cambiar de color, no se que pasaba conmigo, pero ya me estaba preocupando.

Me levanté de mi cama. Ya cuando estaba completamente lista, me acerque a al espejo, estaba viendo mi reflejo mis ojos fueron directo a mi pelo, se me había olvidado, el gran cambio que me había hecho y que mis padres no sabían, y tendría serios problemas cuando me vieran. Ayer estaba bien atrevida, tenía el pelo mono con las puntas rosadas un poco ondulado, antes mi pelo era de color marrón y más largo, mi madre se volvera histérica viendo mi pelo, mi padre tal vez me apoyaría. Decidí coger fuerzas, para poder bajar y enfrentar me a la bestia.

—Buenos días, papá, mamá—salude dándoles un beso en la mejilla a cada uno.

Cuando ya estaba sentada en la mesa mi mamá solo me miraba sin poder decir una palabra, mi papá y yo solo esperábamos su reacción y cuando al fin llegó.

—¡¿Qué diablos te hiciste en el pelo señorita?!—grito.

—Un cambió—respondi lo más tranquila que pude y creo que eso le molestó.

—¡Un cambio, estás loca!

—Mamá solo quería tener un cambio, sentirme diferente, entiéndeme ¿Si?—suplique. Ella solo me miraba molesta como si fuese hecho la peor cosa del mundo.

—Papáaaa—busque ayuda.

—Tu no me digas nada,—dijo mi madre antes de que él pudiera decir una palabra-como siempre apruebas todo lo que hace.

—Amor, dejaba ella ya es grande, si se quiere pintar el pelo de colores, pues dejaba, no olvides que tu alguna vez fuiste joven y hiciste muchas locuras la cual yo fui una de ellas.

Creo que sus palabras logro calmarla, ya tenía su cuerpo las relajado, pero no dijo ni una palabra, yo solo mire a mi padre y le agradecí por su ayuda por haberme salvado. Terminamos el desayuno en silencio, acaba de terminar, me pare de la mesa, me despedí de ellos, para irme al instituto a empezar mi día, como todos.

Estando afuera, iba recorriendo mi caminó como todos los días, cuando ví al muchacho de los ojos negros que venía hacia mi, me paralice, pero cuando lo ví más cerca empecé a correr, me escondí en un callejón, cuando pensé que ya no venía y di la vuelta para salir, estaba ahí frente a mi. ¿Cómo había aparecido tan rápido?

—Deberías dejar de correr cuando me vez, pareces una loca—segunda vez que me dicen loca en el día y apenas estaba empezando—y además correr horrible.

—¡Gracias! ¿Qué Quieres?—pregunte alejándome.

—Hacer amigos, pero si todas las personas son como tú, lo veo imposible.—dijo burlón.

—¿Quién eres?—ataque.

—Tu vecino—respondio perezoso, ¿era mi vecino?, pero si nunca lo había visto.

—¡Mientes!-grite-nunca te había visto en el barrio, me estás siguiendo.—ya estaba cogiendo impulso para poder salir corriendo, pero fue más rápido y me agarró de brazo.

—¡Suéltame!—pelee.

—No me haz visto, porque yo quería que no me vieras—dijo soltándose.

Lo mire confundida.

—¿Por Qué?

—No te voy a decir—dijo en tono juguetón.

 Mi Oscuridad TentadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora