Capítulo 22

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Hipo.

Este es un ambiente muy distinto al que suelo estar con Astrid, si, la he visto llorar un par de veces pero no había estado cerca de ella cuando tiene ataques de depresión y ansiedad.

Estamos en su habitación ella esta recostada entre mis piernas dándome la espalda y yo estoy recostado contra el respaldo de su cama, mis brazos rodean su cintura y sus manos sobre las mías.

Está llorando.

Y no se que hacer para ayudarla, pero se que no debo preguntarle.

Cuando llegamos a su casa, subimos directamente a su habitación y comenzamos a hacer un poco de tarea pero note que comenzaba a parpadear mucho cuando hice que volteara a verme varias lágrimas bajaron por sus mejillas y así llegamos a este momento.

—Desde pequeña me dan estos ataques—comenzó a hablar después de un rato—Tengo muchas cosas en la cabeza, me siento estresada, tengo todo el tiempo un nudo en la garganta horrible, no puedo comer ni dormir, siento que estoy hundiéndome lentamente y lo de Mérida solo me puso peor. Perdón por no haberte contado nada de esto pero no me gusta contar cuando me dan mis ataques de ansiedad.

—Si no te sientes cómoda contando exactamente lo que sucede, pero puedes decirme que te sientes mal y voy a estar ahí para ti—se sentó viéndome de frente y acaricie su mejilla—Si quieres contarme yo te voy a escuchar, si quieres que nos quedemos callados y estemos abrazados yo voy a estar aquí si tú quieres.

—Muchas veces no se por que estoy mal, muchas veces solo me dan ganas de llorar y me pongo mal, como he estado estás semanas. No te quería decir que estaba mal sin razón aparente.

—Lo hubiera entendido—junte mi frente con la suya—My lady, estuve investigando que es lo que le sucede a las personas que tienen ansiedad y depresión, se que eso es un síntoma. Hermosa quiero ayudarte pero realmente no se como, pero aquí voy a estar siempre.

—Te quiero—me dijo mirándome a los ojos con una pequeña sonrisa y los ojos cristalizados.

—Yo te quiero más—sonrei, tome sus mejillas y comencé a besar su frente, su nariz, sus mejillas y ella rio levemente.

Detuve mis besos y nos quedamos viendo fijamente a los ojos, puse un mechón de su cabello detrás de su oreja y ella me sonrió acariciando mi mejilla, nos fuimos acercando un poco más.

—¿Y si nos interrumpen?—le pregunté divertido aún sin separarnos y ella rio.

—Creo que correre el riesgo.

Dicho eso los dos nos acercamos hasta que por fin juntamos nuestros labios y comenzamos un beso suave y tierno. Ella puso sus brazos alrededor de mi cuello y yo me abracé a su cintura.

¡Dioses! Se siente tan bien, sentí una pequeña sonrisa de Astrid y yo también sonreí, claramente impedía que siguiéramos el beso bien pero no importaba.

Astrid.

¡Por fin! Estabamos besándonos y se sentía muy bien.

Sus manos dejaban unas caricias muy tiernas en mi cintura y yo comencé a jugar con su cabello.

Nos separamos un poco, solo lo justo para vernos a los ojos, ambos teníamos una sonrisa boba y respirabamos un poco agitados. Yo no me resistí y volví a besarlo.

La chica millonaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora