Capítulo 18

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"Bueno, ¿y qué quieres que haga? Yuri se ha vuelto una amiga excelente y Wonyoung es una persona grandiosa. A Yujin la conozco porque trabaja en el laboratorio de fotografía y es una chica sensacional. Así estoy bien, no ocupo tener tantas personas en una vida que pronto dejaré. No voy a quedarme a vivir en París por siempre." Dije.

"Ya lo sé, Minju. Lo que trato de decir es que disfruta el tiempo que estés aquí."

"Eso lo hago, créeme."

"Pero..."

"¡Tu pizza está lista!" Canté al oír el pitido del horno. "Me voy a dormir, te quiero, buenas noches." Me fui a paso apresurado a mi habitación.

Me sentía culpable, porque la verdad era que no me entusiasmaba tanto la idea de pasar el día con Yena, al menos no si lo veía de la perspectiva de que no vería a Chaewon, o mejor dicho, de que no estaría yo sola con ella.

Me revolqué entre las sábanas de mi cama hasta que la apenas cálida luz del sol me llegó a los ojos.

"Pepe." Los golpes en la puerta no fueron tan intensos, pero sí molestos.

"Ya estoy despierta." Farfullé.

Salí de mi habitación y miré a Yena sonreírme. Me sentí mal de nuevo.

"¿Cuáles son los planes de hoy?" Pregunté, totalmente desganada.

"Conseguir un atuendo elegante."

"¿Elegante? ¿Qué celebramos?" Inquirí, confundida.

"El próximo domingo es el cumpleaños del señor Courtois y, ya sabes cómo son todas esas personas." Puso los ojos en blanco. "Gastan hasta el último centavo para darle lujo al ambiente."

"¿El señor Courtois?" Traté de pronunciar el apellido con el acento que Yena había utilizado.

"Sí, el dueño del hospital."

"Oh... ¿y...?"

"Estamos invitadas." Sonrió ampliamente.

"¿Invitadas?" Quería saber a quiénes se refería.

"Sí, tú, yo y Chaewon. Quien por cierto ya debería estar aquí." Divagó, mirando el reloj de su muñeca.

"¿Chaewon? ¿Nos acompañará?" Hice un mohín.

"Claro, ¿y luego quién me dirá que me veo linda con los vestidos?" Bromeó.

"Pero Chaewon... sabes que no le gusta eso." Intenté encontrar una excusa creíble para que Chaewon no fuera, yo no debía siquiera estar cerca de ella.

"Pero es mi Chaewon." Dijo y me dolió. "Ella está dispuesta a acompañarnos."

Entonces el timbre sonó. El corazón me latió ansioso, presuroso y... angustiado. Yena corrió animosa hasta la puerta, mientras que yo me quedé parada allí, con ganas de correr en dirección opuesta. Después de la pequeña discusión que tuvimos ayer no sabía qué sentir. Pero entonces Yena abrió la puerta y la luz apareció en mis ojos, allí estaba ella, tan deslumbrante como siempre, usando una remera en color blanco, dejando ver un poco su abdomen, y unos jeans en color negro, ajustado a sus piernas. Hizo que el mundo se me volteara en un segundo cuando me miró.

El manual de lo prohibido (2kim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora