Capitulo 8 "Así que te gusta Selena"

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Abrí los ojos lentamente dando directo con la ventana. Aún estaba de día, pero no quedaba mucho de claridad, ya el cielo se ponía oscuro. Podía oír unos leves "bum bum" en mi oído y mi cabeza bajaba y subía lentamente. Alcé mi cabeza y observe a Justin, estaba plácidamente dormido. Se veía tan sereno, tan tierno, era como un ángel.

Con mucho cuidado quite mi pierna de su cuerpo y su brazo de mi cintura. Haciendo los movimientos más silenciosos que he hecho en mi vida. Cuando me logre levantar de la cama, abrí los ojos como plato por el desorden de mi habitación, quizá estaba exagerando, pero nuestra ropa tirada por todo el lugar.

Empecé a recoger todo y no sé porque, pero sonreí tímidamente cuando agarre el bóxer negro de Justin. Negué con la cabeza y coloque todo encima de una silla para luego irme directo a la ducha.

Mi segundo baño no duro mucho, ya que anteriormente me había bañado, pero sin embargo era necesario volverlo a hacer, no quería estar por allí oliendo a sexo.

Cuando salí del baño a la habitación me di cuenta que Justin seguía dormido, pero estaba en posición fetal... que ternura.

Me coloque un cómodo y simple conjunto de Adidas; short negro y camisa morada con el típica tela y logo de la marca.

Cuando iba bajando las escaleras oí voces, lo que quiere decir que aun seguían Chaz, Christian, Ryan y Bonnie en mi casa. Entre a la sala y todos clavaron su mirada de complicidad en mi... menos la de Ryan, que era acusadora.

—Se despertó la bella durmiente —sonrió Christian— ¿Dónde dejaste al príncipe?

Tome mi teléfono celular que había dejando en la mesa y me senté al lado de Christian colocando mi cabeza en su hombro y mis pies encima del sofá.

—¿Y Justin? —preguntó Chaz.

—Está durmiendo —respondí.

—Era de esperar, nena —dijo Bonnie emocionada— Sus gritos se escuchaban por toda la casa. Teóricamente todos acá abajo estábamos a punto de hacer una orgia, estábamos excitados de solo oírlos.

Trágame tierra, trágame.

A Bonnie se le estaba haciendo costumbre hacerme pasa pena. Me hundí más en sofá y en Christian, estaba segura que casi le iba a sacar una costilla.

—Sí, seguro —dijo Ryan con ironía— ¿Por qué lo hicieron?

Levanté una ceja mirándolo.
—¿Disculpa? —me incorporé en el sofá, sentándome derecha y en forma de indio para poder observarlo mejor.

—¿Por qué estaban teniendo sexo? —volvió a decir.

Reí sin gracia. ¿Qué clase de pregunta era esa?

—Porque quisimos.

—Pudieron esperar que nos marcháramos y lo hacían, es de mala educación tener sexo cuando hay visitas.

—Es mi puta casa y te recuerdo que ustedes llegaron aquí sin avisar y además, casi me parten la nariz —me defendí—, no tengo que pedir permiso para tener relaciones con mi nov-comprometido.

—¿Estas comprometida con Josh? —Bonnie se puso de pies en shock.

—Si —la mire—, y su nombre es Justin.

—Me desmayo —se echó aire con la mano dramáticamente.

Rodé los ojos.

—Lo hicieron apropósito —dijo Ryan de la nada, haciendo que todos lo miráramos.

—¿De qué hablas? —mascullé.

—Tuvieron sexo y gritaron para que yo los escuchara, sabían que yo estaba aquí. Lo hicieron con esa intención o al menos Justin sí.

Me sentí mal en este momento. No creí que Justin fuera capaz de usarme para hacer eso, pero las palabras de Ryan tenían algo de sentido, aunque no me podía dejar llevar por sus palabras.

—No seas imbécil, Ryan —murmuré— Nuestra relación no se basa en ti.

Le iba a cortar las bolas a Justin si lo hizo con esa intención, definitivamente.

—¡Vaya! —bufo con gracia Bonnie— Así que te gusta Selena —miró sorprendida a Ryan— ¿Qué Justin no es tu amigo?

Ryan la mató con la mirada.

—No seguiré discutiendo contigo, piensa lo que quieras —le avisé y di por terminada nuestra discusión.

Mire mi teléfono y me di cuenta que tenía once llamadas perdidas de Austin. Fruncí el ceño y marque su número al mismo tiempo que el timbre sonaba.

—¡Selena! —contestó.

—Austin, ¿qué sucede? —caminé hacia la puerta.

—Estoy afuera de tu casa tocando el timbre, pero nadie abre... ¿dónde estás?

Solté una carcajada y finalicé la llamada. Abrí la puerta y allí estaba Austin, con dos cajas de pizza en su mano izquierda, mientras aún tenía el teléfono en la oreja y una bolsa colgado de su mano.

—Adelante, caballero —me burle dándole espacio.

—Estaba muy preocupado, tenemos que hablar y traje pizza para pasar el mal momento que vamos a tener. Además que también tenía hambre y no quería comer solo. Traje pizza para Bonnie, tú y yo... —se quedó callado cuando entró a la sala y vio a mis queridos invitados.

—Pero miren quien está aquí... —sonrió Chaz— y nos trajo de comer.

—Yo n-no sabían que estaban aquí —tartamudeo confundido y asombrado.

—¿Nos trajiste pizza? —sonrió Bonnie.

—Sí, creía que era mucha para nosotros, pero ahora veo que faltara —se encogió de hombros algo nervioso.

—No comemos mucho, tranquilo —le sonrió Christian.

—¿De qué hablas? Tu solo te comes una caja —dijo Chaz.

—Joder, ese espantoso ruido me despertó —todos miramos a Justin entrar a la sala, estaba restregando su ojo izquierdo.

Dios, lucia tan bien. Su cabello estaba despeinado hacia el lado derecho y su cara estaba algo hinchada, ya que estaba recién despierto. No tenía camisa, su pantalón estaba desabrochado y un poco más abajo, dejando a la vista su bóxer negro.

—Jus-Bieber —volvió a tartamudear. Austin estaba al borde de un colapso.

Justin frunció el ceño mirándolo y al final no le prestó atención, fue hacia el sofá y se sentó justo donde estaba yo antes.

—Pensé que ya te habías largado a Japón —comentó. Claramente era con Ryan.

—No tengo planes de ir allá —le respondió—, el negocio está bien aquí.

Le hice seña a Austin con la cabeza para que se sentara y así lo hizo, se sentó al lado de Bonnie y coloco las pizzas en la mesa del centro.

—Deberías, no te quiero cerca —respondió Justin, segundos después.

—Justin... —le advertí.

Justin me fulmino con la mirada. Ese maldito muro negro se volvió a reflejar en su mirada y por un momento sentí pánico que me mirase así, pero no se lo iba a permitir. Tome un cojín y se lo lance directo a la cara. Lo recogió del piso y lo apretó con mucha fuerza, volviéndome a mirar de la misma manera.

—Más nunca me vuelvas a mirar de esa manera, ¿lo captas? —lo señalé.

—¿O qué? —me retó.

Solté una risa sin gracia junto con un bufido.

—O te lo juro que me desaparezco del mapa y que no me vuelves a ver más nunca en tu vida —nunca quite mi mirada de él. Le iba a dejar en claro desde ya que no le aguantaría otra de las suyas.

—Tienes que estar bromeando —murmuró muy bajo, pero perfectamente audible para mí.

Ryan soltó una pequeña risa.

—Y tú —lo señalé—, borra esa maldita sonrisa de tu boca o te juro que no vas a poder darle hermanos a Lucy.

Ryan se tensó y dejó de reír.

—Selena, si no podemos hablar en este momento, te llamare más tarde —dijo Austin, incomodo.

—¿Es sobre su trabajo? —le preguntó Justin, abriendo una de las cajas de pizza y agarro un trozo de la misma para devorarla.

—N-no —le respondió.

Cuando Austin no deje de tartamudear por su nerviosismo, le iba a poner la cabeza entre la puerta y el marco, y lo iba a golpear hasta que se calmara.

—Entonces habla, ya estás aquí y si no es nada del trabajo no veo que tengas que decirle otra cosa en privado a mi novia —hizo énfasis en la última palabra.

Justin me tenía que estar jodiendo.

—No tienes que decirle nada, Austin —respondí sin quitar la mirada de Justin. Quería fulminarme con la mirada, pero no lo hacía por miedo a mis palabras.

—No te preocupes, no hay ningún problema. Además, creo que lo deberían de saber todos. Es sobre Ruskov.

Ahora sí, todas las nuestras miradas se posaron en Austin y eso lo hizo ponerse más incómodo.

—No sé cómo lo hizo, pero... —trago saliva— entro a la agencia, entro a nuestra oficina.

—¿Qué? —Justin se puso de pies rápidamente.

Tuve que agarrarme del sofá, juro que me iba a desmayar en este momento. Si, sabía que él estaba en Los Ángeles, lo estaba desde que nosotros estábamos en República Dominicana. Sin embargo, que haya logrado entrar a mi oficina, a la agencia del FBI que es uno de los lugares más seguro del mundo, no me hace sentir segura.

—Selena, ¿estás bien? —Bonnie se colocó a mi lado— Estas pálida.

Justin llegó a mi lado y me abrazó, abrazo el cual correspondí.

—Tranquila, todo va a estar bien —susurró— Estamos juntos, nada nos va a pasar.
—¿Quién es Ruskov? —preguntó Bonnie confundida mirando a Justin.

La mire mal, muy mal. Ella pensó que no la habían pillado millones de veces mirando a Justin con cara de "te voy a follar tarde o temprano." Que se atreva nada más.

—Bonnie, no te lo tomes a mal, pero creo que este tema de conversación no te incumbe —dije.

Bonnie se movió algo incomoda.

—En tus ojos se te nota el terror al oír ese hombre... ¿cómo puedes decir que no me incumbe?

Mi teléfono sonó e hizo que pegara un brinco de susto. Tenía una llamada entrante de un numero visible, pero desconocido.

—Contesta —animó Justin— , colócalo en alta voz.

—¿Hola? —trague saliva.

—Selena Russo —trague saliva al oír su voz— o tal vez debería decir, agente Russo —rió falsamente— Me enteré que el lunes serás parte del patético FBI, me pregunto si debería hacerte una visita o quizá ver si eres digna de pertenecer a ese organismo. No me gusta hablar mucho y lo sabes. Iré al grano. Hace un momento pase por tu patética agencia y pude notar que había un parque infantil lleno de niños, al menos unos diez, ¿qué clase de padres dejan a su niño jugar en un parque cuando está anocheciendo? Veamos qué tan buena eres salvando vidas, tienes diez minutos para salvar a diez niños, sino, Dios cuide tu conciencia de sus muertes —finalizó la llamada.

Corrí a la puerta y tome la llave, salí corriendo hacia mi auto. La verdad no me preocupo ver más autos de lo común en mi entrada, ya que ellos estaban aquí.

—¡Selena! —gritó Bonnie.

No le respondí, simplemente subí a mi auto y salí casi volando de mi casa. Tenía miedo que la fuerza que estaba ejerciendo en el acelerador ocasionara daños, pero tenía miedo de que esos pequeños murieran.

Maldito Ruskov de mierda.

Mire por el retrovisor y pude visualizar con claridad como Justin me seguí en su auto junto con Austin y detrás de ellos iba Ryan, supongo que con los demás.

Mi teléfono sonó y ni siquiera vi el remitente, simplemente respondí. Iba demasiado rápido como para desconcentrarme, lo menos que quiero en este momento es gente en mi funeral.

—¿Qué? —respondí.

—Baja la maldita velocidad, ¿estás loca? —mire rápidamente por el retrovisor hacia el auto de Justin.

—No.

—Joder, Selena —escuché como golpeo el volante— Tu auto va echando humo y los neumáticos están rechinando.

Fruncí el ceño. Estaba tan asustada y con tanta adrenalina que no me fije en eso. Sostuve el teléfono con mi oreja y hombro y volví mi mano al volante.

—No importa, Justin —gire el carro bruscamente, haciendo un gran sonido, ese si lo escuche.

—¿Cómo que no importa? —gritó, estaba molesto— ¿Te quieres matar o qué mierda te pasa?

—Lo único que quiero es que esta mierda acabe y si morí es la solución, adelante.

—Deja de decir estupideces, estas actuando como... —colgué la llamada y tire el teléfono al asiento del copiloto. Lo que menos quería en este momento, era un padre.

Mi teléfono sonaba y sonaba, pero yo no respondí. Ya había salido de las grandes montañas de Calabazas, por lo que manejar a este velocidad en el centro de la ciudad, era imposible.

—¡Muévete, joder! —le grité al carro que tenía enfrente. Manejaba como tortuga drogada.

Gruñí cuando me di cuenta que iba a seguir atravesado en mi camino.

—Hijo de puta —golpeé el volante.

Después de conducir varios minutos bajo la presión de las llamadas de Justin, me detuve de golpe frente al edificio. Tome mi teléfono y salí del auto, olvidando apagarlo. Corrí hasta el parque y me sorprendió ver niños allí.

—Agarren a sus hijos y sáquenlos de aquí —dije a los padres que estaban allí— ¡Rápido!

Abrieron los ojos como plato del susto que les di y corrieron en busca de los pequeños. Me vi a mi misma corriendo y agarrar a dos y después simplemente vi a Justin y los otros haciendo lo mismo.

Levanté a los pequeños y corrí incómodamente lo más lejos que pude del parque. El piso vibro y debido a ese brusco movimiento caí de rodillas al piso.

Mire a los pequeños y están asustado y llorando, gire mi cabeza hacia el parque y mucho humo salía de allí. Una bomba había estallado, no fue una muy potente, pero era lo suficiente para volar a los niños.

—Mi pequeño —gritó una mujer aterrada llegando a mi lado, seguida de otra.

Cada una de ellas tomó un niño y me miraron feo. ¿Qué demonios?

—¿Qué crees que haces? —gritó la misma— ¿Querías robar a mi bebé?

—¿Qué? —fue lo único que pude decir, colocándome de pies.

—¿Cómo te atreves? —intentó golpearme, pero retrocedí.

—¡Selena! —Justin apareció a mi lado, haciendo un escáneo de mi cuerpo— ¿Estas bien?

—¿Usted también tiene que ver en esto? —siguió la mujer— Es un degenerado, imbécil, animal —la mujer estrelló un puño con su mano libre en el hombro de Justin. Realmente iba para su cara, pero él se movió.

—¿Qué demonios? —Justin fulmino y miró confundido a la señora.

—Me voy a encargar de que pague por esto—gritó eufórica— asesinos, secuestradores —miró a Justin— ten la bolas bien puesta y ten tu propio hijo —intento pegarle otra vez, pero tome su mano.

—¡Basta, señora! —me coloqué enfrente de Justin, soltándola de golpe. Ella me miró sorprendida— La única mujer que le coloca una mano encima soy yo y si no quieren que las encierre por setenta y dos horas, váyanse de aquí —estallé— Acabamos de salvar a todos sus hijos, ¿Y así es como lo agradecen? ¡Váyanse a la mierda! —tome la mano de Justin y lo lleve lejos de allí.

—¡Hey hey! —Justin me detuvo— Todo está bien, ¿vale?

Asentí muy rápido, estaba molesta.

—¿Quieres un beso? —sonrió.

—¿Tuyo? —levanté una ceja mordiendo mi lengua para no reír.

—Pues, no veo a otro chico tan guapo como yo aquí.

—Ese ego, Bieber.

El rió y me pegó a su cuerpo. Sin más sonrió y me besó, coloque mis manos en su nunca y lo acerque más a mi boca, como si eso fuera posible.

Me encantaba besarlo, definitivamente.

—¡Justin! —me separé de golpe y lleve mi mano hasta mi labio— ¡Me has mordido!

—Lo volvería hacer —se mojó los labios.

—Me has hecho votar sangre.

—Lo volvería a hacer —repitió, guiñando el ojo.

—Duele joder, muerdete el pene así para ver si lo volverías a hacer.

—Lo he intentado —se encogió de hombros. Abrí los ojos muy abiertos— El otro día estaba sentado en la cama y me dio curiosidad, así que me baje los bóxer, tome mi pene e incline mi cabeza, pero no llegué.

—¿Q-qué dices? Eso es asqueroso.

—¿Nunca has intentado morderte un pezón?

Por instinto mire mis pechos.

—No.

—Bueno, no lo hagas. Ese es mi trabajo —me sonroje— Además, yo ya tengo quien pueda mover mi preciado Jerry.

—¿Quién es Jerry?

—Mi pene —sonrió.

—¿Le pones nombres a tus partes? —mi cara era un poema.

—Sí, es divertido, pero no me cambies el tema. Como te seguía diciendo, ya no tengo necesidad de intentar morderme porque te tengo a ti para eso —miró por encima de mi hombro— Allá hay un árbol bastante grande, podemos ir hasta allí y te agachas a hacerme una buena mam...

—¡Callaté! —le tape la boca— ¿Qué pasa contigo?

—¡Joder! ¿No te has visto? Ese short deportivo marca muy bien tu culo y esa camisa tus pechos. Quiero arrancarte todos esos trapos y follarte ahora mismo.

—¿Follar ahora mismo? ¿Quién? ¿Dónde? —Bonnie llegó a nuestro lado, escuchando parte de nuestra charla—, me invitan.

—Bueno, le estaba diciendo a Selena que fuésemos aquel árbol y me hiciera una ma...

—¡No! —lo interrumpí— ¡Calla!

—Yo no tengo ningún problema en ir contigo a ese árbol y ... —Bonnie me miró y calló rápidamente. La estaba cansando— Uhm, ¿me podrían explicar que acaba de pasar? —dijo, bajo mi acosadora mirada.

—No lo sé —mentí— tengo que ir a mi oficina —tenía que revisar que hizo Ruskov allí.

—Está bien —se encogió de hombros— ¿Te acompaño?

—No, iré rápido. Gracias —pase por su lado, pero me detuve a unos cuantos. Me giré y mi mirada se fue directa al árbol, después a Justin y Bonnie— Justin, ven aquí ahora mismo.

Justin me miró confundido y caminó hacia mí.

—¿Qué pasa, nena?

—Mantén tu polla alejada de Bonnie y de ese árbol —le advertí.

—Si mi novia no me quiere complacer, tengo que buscar a alguien.

Trague saliva y abrí los ojos como platos.

—¿Qu-que acabas de decir?

—Lo que escuchaste se encogió de hombros.

—¿Si? Pues, en ese caso ojala y Bonnie te de una mamada —lo empuje y camine hacia mi auto.

—¿A dónde vas, Selena? —Austin intentaba seguir mi ritmo.

—A casa, sube al auto —corrí al auto y me subí en el.

—¿Qué pasa? —entró Austin.

Cuando medio moví el auto hacia delante, Justin se atravesó. Tuve que frenar de golpe para no llevármelo por el medio.

—¡Quítate, mierda! —le grite.

—No, baja del auto —gruño desde afuera.

—¡Quítate o no respondo!

—No, la única forma que te vayas de aquí es: hablando conmigo o pasando sobre mi cadáver.

Apreté el volante con fuerza.

—¡Vete a la mierda! —le saque mi dedo del miedo y arranque el auto.

—¡Selena! —gritó Austin asustando.

Cuando tenía cerca de Justin, moví el auto bruscamente hacia un lado y el se quitó rápidamente.

—¿Qué has hecho? —Austin estaba cagado, lo sentía en su voz— ¿Ibas a matarlo?

—Claro que no, ¿me crees estúpida? —mire la carretera.

—¿Qué te hizo?

—Es un imbécil —mascullé.

—Sí, bueno. Eso ya lo sabíamos. Por cierto... ¿Qué hacían en tu casa?

—No lo sé, desperté y allí estaban ellos.

—¿Cómo encontraron tu dirección?

—No subestimes a Justin Follón Bieber.

Austin rió por mi comentario, sin embargo a mí no me daba risa y cuando él lo noto, calló.

—¿Ya están juntos de nuevos? —preguntó.

Mire por unos segundos el anillo y su mirada siguió la mía.

—Lo están —no preguntó afirmo— ¿Cómo es que están recién conciliados y ya lo quieres matar?

—Ya no seré la misma pendeja de antes, Austin. La próxima que Justin me haga, será la última y eso es definitivo.

—Ya he escuchado eso antes.

—Esta vez habló muy en serio.

—¿Y qué te hizo ahora para que lo quisieras atropellar?

—Básicamente me dijo que si no lo satisfago sexualmente, buscara a otra mujer que lo haga.

—Quizá lo dijo en broma.

—Eso no es broma, Austin. Y menos conociendo a Justin, quien es "Don polla inquieta la meto donde quepa."

—¿Qué? —carcajeo— ¡Maldición, estas muy chistosa hoy!

—Hay que reírse de la vida —me encogí de hombros.

—¿Y vas a hablar con él sobre esto?

—Supongo —me encogí de hombros— Es que cuando lo pille follando con otra le voy a cortar las bolas, en serio.

—¿Ya tiene fecha de boda?

—¡Joder, Austin! —me queje— No estoy en una sala de interrogatorios, y no, no hemos hablando sobre eso.

—Lo siento, solo quería saber.

—Justin y yo nos comprometimos, pero realmente no nos veo casado aun.

—Cierto, están muy jóvenes para eso.

—Lo dice alguien que tuvo su hija a los diecisiete años —bufe.

—Avril no estaba planeada. Y jamás diría que fue un error, ella es mi vida entera... ¿No has pensando en tener un hijo?

Reí.

—¿Con Justin? —dije con ironía— Una madre policía y un padre gánster... que combinación.

—¿No quiere que Justin sea el padre de tus hijos? —preguntó sorprendido.

—No ahora —admití— Justin aun no madura para ser padre y yo menos.

—Quizá un hijo lo haga cambiar, por un hijo uno hace de todo.

Clave mi mirada en la carretera, este tema me ponía muy nerviosa. ¿Un hijo con Justin? Si claro.

—Estoy casi seguro que hasta cuando están durmiendo sueñan que están follando, no me extraña que un día quedes en estado.

—Bueno, espero que ese día este muy lejos de aquí.

—¿Tu lo crees? Yo no.

—¡Joder, deja de cuestionarme!

—Solo decía, relájate. No es tan malo como se ve. Caitlin y Ryan tuvieron a Lucy metidos en esa mierda en la que están.

—Por lo mismo no quiero tener un bebé ahora. Si Caitlin terminó muerta, no quiero ni pensar que sería de Justin y yo. Mucha gente, empezando por Ruskov, haría de todo para herir a nuestros hijos. Un hijo es una debilidad en este momento y créeme, Justin y yo no podemos serlo en este momento.

—Bueno, tienes razón.

—Justin dijo que quería tener sus hijos en Canadá —sonreí, recordando sus palabras.

—¿Y tú quieres eso también?

Me encogí de hombros.

—Yo solo quiero que mis hijos tengan paz en su vida y si para eso tienen que nacer en otra país, así será.

—Entonces si quieres un hijo con Justin —murmuró.

No respondí, solo solté un golpe hacia él.

—Dolió —se quejó.

—Te va a dolor más cuando te dé en la bolas sino te callas.

—¿Qué tienes en contras de las bolas, si eso te da placer?

—¡Cállate!

—Lo siento —se disculpó y se calló.

Gracias Jesús. Gracias María. Gracias José.

SIZZLER (BIZZLE II) ADAPTACIÓN A JELENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora