ᗷᏆᎢᎢᗴᖇᔑᗯᗴᗴᎢ // Billy Hargrove

Halloween (1/3)

Lizzie

Cierro rápidamente la puerta de mi habitación y corro a esconderme bajo mis sábanas rosas.

Había tenido un pésimo día en el trabajo y me merecía un par de horas de buen sueño. A demás era jueves. Los jueves eran día de partido. Mi padre se quedaría junto a los idiotas de sus amigos viendo a hombres en pantaloncillos persiguiendo un balón y me dejaría tranquila.

¿Lo malo? Tal vez, mejor dicho, más que seguro, me tocaría limpiar vómito por la mañana. El precio que hay que pagar por una tarde tranquila.

Para ser sincera estaba emocionada.

En pocos días se celebraría Halloween. La cafetería estaría sirviendo platillo de época y Viri y yo habíamos puesto la tradición de disfrazarnos y presentar un número. Este año sería increíble. Sobre todo porque sería mi último año aquí.

Me asomo hasta el filo de mi cama y con la delicadeza de un cirujano muevo un bloque de madera del piso y guardo las propinas del día en mis jarrones. Pongo de nuevo la tapa y me tiendo de nuevo en la cama, mis ojos poco a poco se van cerrando imaginando qué haría lejos de aquí.

Tal vez me iría a Nueva York. Dicen que es bonito.

O tal vez a Europa, aun que era muy poco tiempo para aprender idiomas nuevos.

Aún no me decidía, pero sé que será increíble.

Mientras tanto me encargaría de que el tiempo que me quedase en Hawkings valiese la pena, aunque eso significará lidiar con la tarea de álgebra.

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Siempre odié ir a la escuela en plenas fiestas. Si era un día festivo, ¿por qué no hacerlo completamente feliz y dejarnos faltar a la escuela?

Se podía sentir esa tensión en el ambiente. Todos querían que sonara el último timbre para así poder irse a casa y ponerse sus disfraces. Algunos irían a grandes fiestas, otros a pedir dulces o a lo que sea que fueran a hacer.

Algunos de los casilleros habían sido decorados con fantasmitas de cartón mientras que en el piso resaltaban algunos folletos naranja. La curiosidad me ganó y me agaché a recoger uno.

"Fiesta de Halloween de Trina"

Entonces allí es a donde irían.

De alguna manera me alegró esa noticia.

¿Una noche sin soportar comentarios obscenos hacia Viri y tonterías de parte de Tommy y Carol hacia mí?

¿Dónde firmo?

Las comisuras de mis labios suben involuntariamente, sin embargo un hombro choca contra el mío haciendo que me tambalee y tenga que apoyarme en un casillero para no caer de bruces.

Levanto la mirada buscando al culpable y me topo con los fríos ojos del niñato de la malteada.

Estaba un poco cansada de cómo siempre nos las arreglábamos para toparnos de esta manera.

Ruedo los ojos y hago bolita el folleto, para luego botarlo en el tacho de basura más próximo.

Inhalo. Exhalo.

Tranquila.

Es Halloween.