Go to hell

933 86 3
                                    

Lizzie

- ¿Y tú vives en el fin del mundo o qué?

Ruedo los ojos ante su pregunta.

- No tenías que traerme si ibas a quejarte todo el camino, Señor Quejica.

-¿Señor qué? - miro hacia la ventana tratando de no reírme de lo enfarruñado que había sonado al decirlo - Igual fuiste tú la que quiso que la trajese.

-¡Por que tú te ofreciste! - exclamé mirándolo esta vez.

- Terrible decisión al parecer - él gira a mirarme también.

Iba a decir algo más hasta que ambos sentimos el pequeño impacto de un cuerpo contra el auto.

Él frenó de golpe.

Mierda. Mierda. Esto me pasa por salir con extraños.

Por favor se un ladrón o un asesino. Pero por favor no seas un animalito

Ambos nos quedamos estáticos ddntro del auto.

- ¿Es un perrito? - pregunto temblorosa.

- Diablos, ¡puede ser una persona y me preguntas eso!

-Pero... ¿Es un perrito?

Él sale rápidamente del auto a revisar su parachoque.

-Aquí no hay nada - dice él tocando su barbilla- No hay sangre si quiera

Abro la puerta también al divisar algo entre los árboles. Entrecierro los ojos como si eso activase un super poder para ver entre la maleza pero lo que sea que haya estado allí desapareció tan rápido como llegó.

-¿Qué fue eso?

-Ni idea, pero me debe unos dólares para la reparación - gruñe mientras entra al auto.

Entro rápidamente en él también. No quería que Hargrove me dejara a la deriva. Luego de unos momentos en silencio, él decide prender el estéreo tan fuerte que sentía todo mi cuerpo vibrar. Rápidamente le bajo a un volumen decente, mas él vuelve a subirlo. Yo lo apago y la tranquilidad reina en el auto. Sin embargo, segundos después todo vuelve a vivrar de nuevo. Le bajo, con una mirada de advertencia, a un volumen bajísimo pero esa canción empieza a sonar.

- ¿Te gusta The runaways?

-Le encantaban a mi madre - digo con nostalgia.

-¿Ya no las escucha o...?

-Ya no está - alzo los hombros.

El silencio incómodo vuelve.

- Rayos - murmuro al ver que ya estábamos cerca a mi casa.

-¿Qué? ¿Me pasé? - pregunta algo confundido.

Desabrocho el cinturón de seguridad para poder tomar mi mochila del asiento trasero. Tengo que apoyar mis rodillas en el asiento para tomarla y voy sacando mi disfraz de Caronte.

- Hey...

-Hargrove más te vale que no estés viéndome el trasero - digo entre dientes al verlo por el retrovisor.

- No eres tan afortunada - dice con voz cantarina.

¡Ja! Idiota.

Vuelvo al asiento y me pongo como puedo el disfraz de Caronte sobre mi ropa.

-¿Qué carajos es eso?

- Más respeto para Caronte - digo poniéndome la máscara - ¡no! Mi hoz está donde Viri...Déjame aquí

Eran unas diez casas antes de la mía. Las luces estaban apagadas. Buena señal.

- ¿Aquí vives? - pregunta él sorprendido por la bonita casa de la esquina.

- Ya quisiera - murmuro.

- Sí que vives en el fin del mundo- dice él saliendo del auto- ¿Vives aún más lejos?

- No quiero que me vean contigo- digo empezando a caminar.

-¿Crees que yo sí? - ríe secamente - Esta es mi obra de caridad del año.

Mi respiración se agita a la vez que las luces de la penúltima casa de la cuadra se encienden.

-Vete.

-¿Qué pasa?

-No quiero que te vea mi padre.

- Así que eres una niña de papi, ¿eh? - trato de caminar más rápido que él pero un paso suyo eran tres míos - ¿Qué pasa si me lo presentas?

- Hargrove... - digo en tono de advertencia.

-¿Papi va a castigarte? - dice haciendo un falso puchero.

- Por favor, vete- exclamo quitándome la máscara por lo difícil que era respirar.

-Oye...¿Estás bien? - pregunta con el ceño fruncido.

-¡Arundhati! - cierro fuertemente los ojos tratando de dejar de temblar - Entra. A. La. Casa.

-Gracias, Hargrove - digo antes de prácticamente correr la poca distancia  que quedaba hacia mi casa.

No sabía por qué le había agradecido.

Por haberme traído o por haberme metido en problemas. Iba a subir las escaleras antes de que él llegara...

Tw : Violencia familiar

- Arundhati

Me estremezco.

- Padre - digo con un hilo de voz.

- Me mentiste.

Niego con la cabeza

- No, claro que no.

- Dijiste que trabajabas.

- y eso era lo que estaba haciendo, y-yo estaba en la cafetería y....

-¡DEJA DE MENTIR! - como si de un hechizo se tratase las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Las lágrimas llenaron mis ojos - ¿Quién era él?

- É- e l estaba perdido - murmuro - solo l-le daba direcciones.

Su rostro se apacigua. Podría respirar de nuevo si no lo conociera bien. Cierro los ojos mientras su mano se alza rápidamente en el aire, expectante al remate.

Llevo mi mano hacia la zona golpeada. En mi boca un sabor metálico se expandía.

- Sabes que eres mi niñita, ¿no? - se acerca a mí y con sus brazos me rodea.

Aún con el cuerpo tiritante entre el llanto y el miedo le devuelvo el abrazo como puedo.

- Dilo - gruñe cerca a mi cien.

- Lo soy.

ᗷᏆᎢᎢᗴᖇᔑᗯᗴᗴᎢ // Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora