Capítulo 4

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Tras un silencio incómodo, mientras ambas se enfrentaban, Ethel decidió romper la tensión y fue la primera en hablar.

— No sabía que los 'iluminados' venían por estas tierras...—empezó–.

Étoile, un poco indignada por el tono de la niña, que no tendría más años que ella, contestó.

— Yo tampoco sabía que los 'sombríos' tenían permitido entrar al territorio del oráculo —le siguió la princesita— Además, estás hablando con la princesa Étoile, del Clan de la Luz, me gustaría que me hablaras como toca...

—Felicidades supongo, niña —cortó la otra— Yo soy Ethel. Ethel Magnus. Princesa del Clan de la Sombra. Así que creo que las dos estamos al mismo nivel.

—Pues muy bien... —contestó la otra—.

Las dos princesas se quedaron calladas, mirándose con cierto desagrado hasta que un ruido de movimiento entre los arbustos las alertó a ambas.

— ¿Qué es eso? —preguntó poniéndose en posición de defensa Ethel—.

— ¿U-un monstruo? —se escondió Étoile—.

— ¿Aún crees en monstruos? Vaya bebé —le hizo burla la otra—.

—¡N-no soy un bebé! —se quejo esta y continuó— Además, ¡los monstruos podrían perfectamente existir en un bosque! —exclamó—.

— Claro... Lo único que te puedes encontrar por aquí son liebres y cervatillos... Como mucho algún oso pardo o algún lobo, no más —contestó Ethel—.

— Pero podría ocurrir... —sigue Étoile—.

Ambas niñas miraron hacia dónde el arbusto estaba haciendo ruido.

— Quizás sea un conejo o un zorro...  —empezó Ethel, mientras se acercaba—.

— ¿Vas a ir a ver? —preguntó la otra—.

— Sí...

— E-espera, ¡voy contigo! —corrió a su lado la otra—.

Se acercaron con sumo cuidado al arbusto, dejando una distancia de seguridad por si algo saltaba o salía del arbusto.

Justo en ese momento salió de un brinco un conejo blanco, pero justo cuando esté se disponía a huir, una pequeña mano regordeta salió del arbusto con rapidez y tomó al conejo de una de las patas traseras.

—¡Te pillé! —se escuchó el grito de una voz infantil como la de las otras dos niñas—.

Ambas princesas pegaron un grito muy fuerte, asustando a la otra voz que también chilló.

Del arbusto salió una niña pequeña, de edad similar a la de las otras dos, asustadiza y tomando al conejo en brazos.

— ¿Q-q-quiénes sois? ¿Q-qué hacéis en el bosque? —preguntó la nueva niña desconocida—.

—¡Eso creo que deberíamos de preguntarlo nosotras! ¡Nos has asustado! —gritaron ambas princesas a la más bajita—.

— Qué susto... —se llevó una mano al corazón Étoile, sintiendo que este iba muy rápido por la sorpresa—.

— No entiendo por qué... Este es mi territorio —contestó la niña con el ceño fruncido—.

— ¡Eso no es verdad! ¡Esta parte del territorio pertenece al Clan Sombra! —espetó Ethel—.

— ¡Mentira! ¡Pertenece al Clan Luz! —indignada se enfrentó Étoile a la otra princesa—.

— ¿Clanes? —la más bajita preguntó, confusa—.

𝑯𝒐𝒘𝒍𝒊𝒏𝒈 𝑯𝒖𝒏𝒕𝒆𝒓𝒔 || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora