Al acabar el discurso, todos los leales tiraron las armas al suelo, una vez Ilargi dejó de utilizar sus poderes para que se movieran propiamente. Entonces los leales empiezan a pasarse al bando de la Resistencia, enfocando su mirada hacia los reyes que estaban mirando la situación estupefactos.
Estos, sintiendo que estaban en un peligro inminente se echaron a correr, huyendo de allí por todos los medios posibles pero con tal de salir lejos, muy lejos, y así no ser matados por un gentío muy cabreado.
Tras esa escena de los reyes huyendo despavoridos todos se echan a reír, y así deciden celebrar el final de la guerra, que aunque ha dejado a bastantes heridos, no se ha cobrado ninguna muerte aún después de tres semanas en total batallando.
Elisa y Kat se acercan al campo de batalla junto a los enfermeros y empiezan a tratar a los heridos. Paola y Allen, por otro lado, se acercan, ayudando a Jan a caminar hacia la manada de Ilargi.
Estos, al ver que su miembro de la manada estaba bien se acercan sonrientes a abrazarlo y llenarlo de besos por la preocupación que habían sentido. Ilargi también se acerca a ellos y se une al abrazo grupal.
Jaimie y Lorenz, al verla allí junto a ellos la abrazan protectoramente.
— Estoy orgulloso de ti, hija... —dice Lorenz, a lo que Jaimie asiente—.
— Te amamos, cachorra... —dice el omega—.
Ilargi les sonríe, feliz.
— Y yo os amo a vosotros...
Así, una celebración empieza en el campo de batalla y sigue por las localidades cercanas hasta llegar a los dos reinos, que festejan el final de la guerra y el inicio de un nuevo reinado, como símbolo de un nuevo comienzo.
No falta la comida ni la bebida, todos ríen y disfrutan, algunos aún curando sus heridas, pero felices de haber acabado.
Las princesas, que ahora pasarían a ser conocidas como reinas, se acercaron a Ilargi, mientras esta estaba hablando con Athenea.
— ¿Podemos hablar? —empieza Étoile, sonriendo—.
Ilargi mira a sus amigas y se disculpa con Athenea, puesto que tienen que dejar la conversación y continuar más tarde.
— Sí, claro... ¿Qué ocurre? —pregunta Ilargi, curiosa—.
— Necesitamos que sea un poco en privado, alejémonos un poco... —menciona Ethel, llevándolas un poco más lejos de todo el jaleo de la fiesta—.
Las tres se alejan y cuando se pueden encontrar en un relativo espacio silencioso, Ethel empieza a hablar.
— Queríamos darte las gracias, aunque... También deberíamos preguntarte sobre qué ha sido eso último que has hecho... —empieza con sutileza Ethel—.
— ¿Tienes poderes? ¿Cómo es que eres la diosa luna? ¿Por qué nunca lo has dicho? —corta Étoile, yendo directa al grano—.
Ilargi suspira.
— En realidad... No lo sé, esto es muy nuevo para mi. Acabo de recibir los poderes y, no sé, la luna se me ha mostrado a mi misma. Yo no sabía que era así, así que... Es extraño... Solo espero que no me odiéis...
— ¿Odiarte? ¡Jamás podríamos odiarte, somos tus mejores amigas!— exclama Étoile—.
— Exactamente... Además, no es algo problemático, sino casi que lo contrario... Eres una diosa, deberías de sentirte alagada por tus poderes —sigue Ethel—.
— Ya... Aún tengo que aprender mucho, tampoco sé hacer mucha cosa... Realmente lo que habéis visto es casi lo único que puedo hacer... —Ilargi menciona mirando hacia el suelo—.
— Hey, no pasa nada, siempre puedes mejorar... Y como has dicho, te queda mucho que aprender. Tómalo con calma... —tranquiliza Ethel—.
— ¡Sí! ¡No tienes porqué preocuparte! —exclama Étoile, feliz—.
—Gracias de verdad, chicas...
Las tres se unen en un abrazo y vuelven donde están los demás para seguir la fiesta.
Aleix y Diez se ponen a bailar junto a Étoile y Isaac se queda charlando con Ethel.
Mientras, Ilargi vuelve a hablar con Athenea.
— Ilargi... Quiero que sepas en nombre de toda nuestra manada que tú y tu familia sois bienvenidos a vivir junto a nosotros en la cueva. Eres nuestra diosa y nuestra líder al fin de cuentas... Y además, también eres nuestra amiga. Tu familia y tú seréis gratamente recibidos siempre, estamos eternamente agradecidos...
Ilargi sonríe.
—Creo que la que está agradecida soy yo, pero muchísimas gracias. Seguro que a mi manada les gustará la idea.
Así, todo termina en una gran fiesta, aún si bien a las tres lobas les falta mucho... Mucho camino por recorrer...
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
—Esa paz y felicidad que dices... ¿Será porqué el sol y la luna se habrán unido?—La leyenda no especifica que tenga que haber un fruto, pero sí deja en claro la presencia de Mari...
— Mari... ¿La enviada del cosmos?
—Sí... La creación de Mari... Es claro que el sol y la luna tendrán que dar frutos, pero no se especifica que tenga que ser el resultado Mari. Más bien, Mari está algo relacionada a una especie de ley cósmica. Sus poderes sí se le serán enseñados por el sol y la luna, porque esta enviada necesitará estar a cargo de los dioses sol y luna.
— Entonces... ¿Es una especie de tutoría?
—Sí, podría decirse que sí... Nos encargaremos primero de encontrar a la luna en la tierra, cuando la encontremos podremos ponernos a buscar a Mari. Necesitamos tener el reino listo para la llegada de Mari.
— ¿Mari será una especie de gobernante?
— No... Más bien, será la sucesora de algo nuevo... Según lo que sé, toda Norgia estará bajo su reinado algún día... O eso dice la leyenda.
— Ah, por eso el sol y la luna le tienen que enseñar, ¿verdad?
La otra persona asiente.
— Los poderes cósmicos no son fáciles de controlar, y menos aquellos con relación a la naturaleza... A la naturaleza del todo.
Keivan se queda pensativo, y mira a esa persona otra vez, aún con alguna pequeña duda sobre todo lo que había visto hasta ése momento. Tendría que contarle sobre lo que escuchó de Roxanne ahora.
— Creo que los he encontrado... El resto del pueblo luna.
— Fantástico... Nos guiarás hasta allí entonces... Hay que hacerlo pronto, nos prepararemos para ello.
— ¿No quieres saber quién me lo dijo? ¿O si los he visto?
— No hace falta... Confío en que las fuentes son claras... Además, me puedo hacer alguna idea...
— Solo espero que nos protejas...
— Siempre lo haré, y lo sabes... Jamás os he decepcionado, sois mi pueblo...
— Lo sé... Te debo mi vida... A ti y a la luna os rezaré hasta el fin de mis días para ver el gran reino resurgir.
— Me llena de orgullo escuchar eso, Keivan... Hazlo lo mejor que puedas.
— Déjalo en mis manos, Eguzki.
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𝑯𝒐𝒘𝒍𝒊𝒏𝒈 𝑯𝒖𝒏𝒕𝒆𝒓𝒔 || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒
Narrativa generaleEn el reino de Norgia coexisten el Clan Luz y el Clan Sombra, los dos clanes que se dividieron el antiguo reino y que convirtieron en dos reinos separados, enemistados. De esos dos reinos nacerán dos princesas, que junto a otra niña más, cambiarán e...