Capítulo 9

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Era la tarde del solsticio de verano, y ya tenían claro como iban a organizarse. Los nervios estaban presentes, y la idea de que algo podría ir mal era muy recurrente entre las cortas conversaciones que tenían la una con la otra.

Mientras, todas estaban metidas en su propio mundo, las dos princesas preparándose para salir en sus respectivos viajes.

Habían empacado todo lo que necesitaban y unas cuantas provisiones para el camino.

Gracias a que era el solsticio sería mucho más fácil salir sin ser vistas, puesto que todo el mundo estaba en plenas festividades. Y justo por eso también sabían que no habría mucho movimiento por los caminos, cosa que les facilitaría el encontrarse con posibles vandidos o ladrones. Estarían demasiado ocupados con sus familias festejando, y si no todos, por lo menos lo haría una gran mayoría.

Esa misma noche, en el punto álgido de las festividades, las chicas se despidieron la una de la otra. Y así, empezaron sus caminos separados para encontrar lo que buscan. Los cristales de poder y el apoyo de las resistencias.

Esa misma noche, Ilargi no pudo dormir. Sus amigas  la habían convencido para un plan del cual no sabía si saldrían ilesas, y no podía evitar preocuparse por el destino de sus mejores amigas y las únicas que tenía además.

Le era imposible no pensar en lo peor que podría pasar.

Jaimie, que había notado el poco apetito de su hija a la hora de la cena, sospechaba que algo pasaba, así que después de ayudar a limpiar se acercó a Ilargi.

— ¿Qué te ocurre, cariño? He notado que estas un poco baja de moral... ¿Ha pasado algo?

Lorenz pasaba en esos momentos delante de la habitación y al escuchar la voz de su omega se quedó cerca para escuchar la conversación.

— No es nada, papá Mie... Es solo que... —suspira— La situación con mis amigas se ha vuelto muy complicada, y... Han decidido salir a por los cristales, y contactar con las resistencias para ver si pueden organizarse en contra de la guerra entre clanes.

—Oh, dios... Eso es peligroso, Ilargi —Jaimie se sorprende y se tapa la boca del miedo—.

— Lo sé, y no puedo evitar preocuparme... Hemos decidido que yo me encargaré de mandar los mensajes. Se han llevado a Haggin y a Ernie... Solo espero que no les pase nada en el camino. El que lo consigan es algo secundario, papá, solo necesito que estén bien. Es lo único que le pido a la Madre Luna.

Jaimie mira preocupado a su hija, pero decide callarse y mostrarle su apoyo a su hija mediante un abrazo.

— Tranquila, mi pequeña... Todo saldrá bien, ya verás. Sé que tú harías lo imposible por ayudarlas, no te sientas culpable... —Jaimie le sonríe para transmitirle tranquilidad y le da un beso en la frente—.

Lorenz estaba escuchando la conversación, y preocupado se va de la puerta por si lo terminan viendo allí. En sus adentros  estaba pensando en formas para aliviar a su hija, pero no encontraba muchos y eso lo agobiaba.

Toda la manada eran muy protectores con la pequeña, pero también era cierto que le dejaban resolver siempre sus propios problemas, y esta vez no sería la excepción. Su hija demostraba haber madurado lo suficiente y, aunque la situación lo pusiera nervioso, Jaimie, él y la manada le darán todo el apoyo posible.

Eran una familia, aunque lo que los unía no sean lazos de sangre.

Mientras tanto, Ethel ya estaba de camino al bosque Obsidiana. Hubiese sido mejor haber parado a hacer un campamento, pero pensaba que era lo mejor seguir cabalgando y así llegar cuanto antes, aprovechando las fiestas del solsticio. No quería que la pillaran, más sabiendo que el territorio era del Clan Sombra y si la encontraban la llevarían de vuelta a palacio. Y afrontar las consecuencias que eso le podía traer.

𝑯𝒐𝒘𝒍𝒊𝒏𝒈 𝑯𝒖𝒏𝒕𝒆𝒓𝒔 || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora