—¡Hay un anormal aquí que vino a comerme los huevos!
—Pues... perfecto...
—¿Perfecto? ¿Perfecto?... ¡ese insensible capullo!, ¡ese jodido ruso de mierda! ¿Cómo se atrevió a decir sólo eso? ¿Acaso no le importaba que otros quisieran comerle los huevos? —Conway gruñia dando vueltas por su despacho, había tratado de darle celos a Volkov al decir aquello y el tiro le salió por la culata. —Aunque... la manera en que después esposo a la mujer, no estuvo nada mal. —Una pequeña sonrisa curvo los labios del Superintendente, se podría decir que de cierta forma cumplió su cometido.
Satisfecho consigo mismo borró aquella sonrisa de su rostro y se preparo para salir con rumbo a la recién llegada alerta de robo. Al lado de Volkov y sin negociaciones de por medio comenzaron un tiroteo con los atracadores en el cuál Conway resultó abatido.
Aquello no era nada nuevo ya pues los ladrones usaban tácticas de todo tipo con tal de salirse con la suya. Sin embargo Volkov logró abatirlos y llamar rápidamente a los EMS.
Los doctores fueron eficientes y pronto los oficiales caídos, incluido Conway fueron tratados de sus heridas. El ambiente era relajado, incluso se hacían algunas bromas entre los doctores y los policías. Y por primera vez escucho a su comisario elogiar el trabajo de alguien más.
La doctora que recibió tal privilegio parecía entusiasmada con las palabras del ruso. Conway por su parte ardía en deseos de hacerla desaparecer por haberse atrevido a captar la atención de su subordinado. Volkov no daba halagos, no en su presencia al menos, entonces... ¿por qué lo hizo con esa mujer? ¿Acaso le gustaba?
—Volkov, ven conmigo. —Pidió ocultando a la perfección los celos que le estaban quemando por dentro. —¿Esa doctora, te hizo tilin, verdad? —Cuestionó una, vez estuvieron apartados del resto.
—¿Disculpe? —El ruso parecía legítimamente sorprendido. Eso era un punto a su favor pero no era suficiente para Conway.
—No te hagas. Estás ahí felicitando a la doctora por su buen trabajo, cosa que no haces ni con tus compañeros... —Insistió esperando una confesión por parte del contrario.
—¡Madre de Dios! Eso es porque es la primera doctora que nos atiende que realiza bien su labor.
—Aceptalo, te gusta... te consigo una cita a ciegas, ¿eh?. Solo acepta que te gusta... —Sabía muy bien que si insistía lo suficiente Volkov iba a terminar soltando todo pues así era él, se las daba de duro pero siempre cedía al final. "¿Y sí dice que sí le gusta?" sopeso temeroso el Superintendente. No, imposible, eso era imposible...
—No me gusta ni me hace sentir nada, yo no estoy para esas cosas... —sentenció el ruso calmando con ello un poco los celos de su superior.
Deshacerse de la mujer y asegurarse de que no se hiciera ideas raras fue fácil, solo tuvo que hacer que Volkov repitiera frente a ella que no le gustaba, cosa que su comisario hizo sin ningún tipo de miramiento.
"Así me gusta" pensó Conway volviendo a sonreír satisfecho de sí mismo. Después de todo, sólo velaba por el bienestar de su comisario, ¿cierto?
