"CITA"

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—Volkov, ven.
El Superintendente ni siquiera esperó por una respuesta, simplemente pasó a su lado y salió de los vestuarios.
Volkov terminó de hablar por radio y lo siguió en silencio. Los dos cruzaron las puertas y subieron las escaleras de dos en dos. Sus pasos eran todo lo que se escuchaba en el angosto espacio.
Tampoco hacía falta que Conway le dijera a dónde iban pues él lo seguiría hasta el fin del mundo sin pensarlo.
Llegaron arriba, salieron al tejado y Volkov esperó la siguiente indicación. Era de noche ya, pero las luces de la ciudad escondían las estrellas en el cielo.
—Sube.
Conway tomó el lugar del piloto en el helicóptero y encendió el motor del vehículo. Volkov se subió al lado contrario y se abrocho el cinturón de seguridad. La curiosidad lo estaba matando, sin embargo se mantuvo calmado mientras se elevaban en el aire hasta estar por encima de los edificios de la ciudad.
"How do you sleep" de Sam Smith comenzó a sonar en la radio y el ruso no pudo evitar girar la cabeza para mirar el perfil de su superior. Aún en la oscuridad iluminada sólo por las luces del tablero podía ver a la perfección su expresión. Parecía calmado, relajado, incluso se atrevería a decir que se le veía feliz.
—¿A dónde vamos? —Cuestionó no siendo capaz de ocultar más su curiosidad.
Conway soltó una risa, una de esas verdaderas, sin sarcasmo, que obviamente le provocó a él mismo una sonrisa. —Tardaste un huevo en preguntar.
—No quería parecer curioso... —Se defendió el comisario.
—Es una sorpresa. —La respuesta fue dada a la vez que la mano de Conway tomaba la suya.
El helicoptero seguía avanzando, seguramente la noche estaba hermosa afuera, sin embargo Volkov no era capaz de mirar otra cosa que no fuera al hombre a su lado el cual cantaba bajito la canción que sonaba en la radio.
Luego de unos minutos el helicoptero se detuvo en la playa, Volkov no reconoció para nada el lugar pero pudo ver a lo lejos luces que seguían un camino que guiaba hasta un montículo de piedras que escondía algo.
—Vamos, Volkov. —Conway le ofreció la mano para que bajara del helicoptero. El comisario no dudo en tomarla y caminar a su lado. —¿Sabes dónde estamos?
Volkov negó con la cabeza.
—¿Recuerdas la noche en que hablamos del pasado?
Volkov asintió.
—Vine aquí a pensar.
Al pasar las piedras quedó al descubierto un área abierta donde estaba puesta una manta, en esta, una botella de vodka, y lo mejor de todo, un par de big macs y patatas fritas. Volkov no lo podía creer, nunca ni en sus más locos sueños se habría imaginado algo así.
—Aquí decidí muchas veces dejarte ir, por tu bien, dejarte ser feliz con alguien más. —Conway lo atrajo cerca de su cuerpo rodeando su cintura con un brazo. —Porque como te dije no tengo un futuro. —La mano libre de su superior le acarició con cariño la mejilla. Desde algún lugar Sam Smith seguía sonando y al ritmo de su voz comenzaron a balancearse. —Solo tengo el presente, el aquí y el ahora.
Volkov tenía el corazón en la garganta, inseguro pero a la vez esperanzado.
—Por eso, te lo vuelvo a preguntar. ¿No hay nadie con quien quieras formar una familia?
—Sí, contigo Jack. Solo contigo, aquí y ahora es todo lo que pido. —Su respuesta ni siquiera tuvo que ser analizada porque era la verdad absoluta.
—Correcto. —Conway sonrió lento y unió sus labios en un beso. Aún seguían bailando y a Volkov le pareció que esa era la mejor primera cita que tendría jamás.

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