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Y ASÍ TE FUI
queriendo a diario,
SIN UNA LEY,
sin un horario.

Memoria inquietante, absorbente y deliberante. Doloroso recuerdo de mi infancia, me vino a la mente como un insistente y doloroso mal, que me carcome incesante y palpitante. Torturándome en la oscura eternidad.

Yo, El Chico De Los Lunares, eternamente bajo los cigarros, caminando debajo de los árboles verdes y mi ausencia en mi mirar. Hasta que, me percato de una figura deslumbrante que llama todas las miradas perdidas entre la multitud.
Una figura que, no imaginaba que la volvería a ver, y al parecer, cometiendo un error al mirar. Porque no dejé de observar, y me quedé tan embobado una vez más.

Mi corazón volcó su palpitar, ya dejó de bombear, y comenzó a danzar. Sí, una vez más, mis ojos se dirigieron a sus ojos, para que capten mi mirar, para que me note mi singular y particular estilo de la moda. Quise dejar en claro en mi mente vivaz, que no era una chica a la que le dirigía mi observar, sino que, era un chico al que no dejaba de vislumbrar.

Y me refiero a mi singular y particular estilo de la moda, porque, no era más que un jersey negro y unos vaqueros del mismo color nauseabundo. Tan sencillo y vulgar. Descolocado y transversal.

Solo fueron unos instantes, en que mis ojos viajaron a sus labios y luego a sus ojos. Ojos avellana sin dudar y vacilar. Sus ojos brillantes que captaban todo mal. Y luego, viajaron a los míos, que proclamaban observar más. Divulgaban movimientos graciosos y sin gracia. A formas corazonadas de dibujar y soslayar.

Entre pasos inquietantes, un mar de personas perdidas y rebuscadas, se acercó a mí y sin esforzar absolutamente nada, me ofreció y regaló una mirada perspicaz.

PORQUE LOS DESEOS
se piden a la cara y
NO A LAS ESTRELLAS.

Sus labios se movían con agilidad, sus ojos inspeccionaban todo a su mirar. Y sus manos, sus manos se movían con lentitud y tranquilidad. Las mías no sabía dónde dejarlas, dónde ponerlas, cómo moverlas. Sin embargo, comencé a escuchar cuando su oración estaba la palabra fiesta.
Un poco ausente e imprudente, y de mala educación no escuchar, pero, todo sucedía a gran velocidad. Y yo solo, quería disfrutar.

Su cabello era de un color caramelo, brillante y libre. No estaba en un peinado particular o a la moda, ni tampoco, sencillo. Solo libre y acústico. Sus pecas, sus pecas eran lo que más llamaba mi atención. Eran todas diferentes y a la vez, iguales. Y es que, no podía entender como. Cómo podían ser de esa manera.
Su nariz, tan puntiaguda y firme. Expresiva para palabras como: euforia o sencilla. Porque eso era lo que pronunciaba aquellos labios de pura satisfacción, y hacían movimientos expresivos que a la vez, acompañaba la nariz.

Luego, de una conversación saludable y algo nerviosa, logré descifrar que lo que estaba haciendo, era invitarme a una fiesta. Un fiesta en la que él iba a estar.

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No puedo creer que tierno es.
Su manera de ver.
Espero que les haya gustado.
Bsos. ❤

 ❤

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El Chico De Los Lunares © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora