Un sendero entre las hojas viejas del otoño. Crujientes que con una sola pisada se deshacen como mis recuerdos, día por día. Semana por semana. Año tras año.
Un pitido que sigue sonando dentro de mi cabeza sin cesar. No se detiene. No acaba nunca. Y...
Hubo días, en los que no dejé de pensar en aquellos instantes. Era un recuerdo insistente y persistente, anclado ahí para no salir más. Hubo días, en los que solo pensaba en los pensamientos que tuve en aquellos instantes, y me hacía un hilo, recordando más momentos en los que me hizo sentir así. Y deducí, que no hubo otro momento o recuerdo con esa euforia y emoción.
Recuerdo aún el sabor de aquellos labios, a El Chico Con Ojos De Cristal observando mi figura en la oscuridad, mojado por las pocas gotas que caía y y el brillo de la luna que aún persistía.
No lo he visto por semanas, ni me ha contactado de ninguna manera posible. De cierta manera me duele, porque habíamos compartido un accionar excitante y romántico. Pensaba que mis besos no fueron los suficientemente satisfactorios o que en la manera de moverme sobre su cuerpo no le había agradado. Y me dolía. Ardía. Quemaba. Carcomía mi pecho de cierta manera que me dejaba sin aire. Sin poder respirar. Mi pechos se hundía, se entregaba a la oscuridad de la noche y mis manos cometían locuras en mis muñecas.
Un día, tan impredecible como otro, lo ví. Lo ví besando a otro chico con la misma pasión con la que me besaba a mí, y eso fue como todo se derrumbó. Los árboles, el cielo y las personas giraban a mi alrededor, la cabeza me daba vuelcos, y en la boca del estómago me daba una puntada que no podía resistir. De repente, divisé aquella luz blanca con mis párpados a penas abriéndose, y luego, giré a penas mi rostro para poder verlo a él. A El Chico Con Ojos De Cristal, con aquel rostro preocupado y sus manos sosteniendo mi mano como si fuera la última vez que me viera. Que me tocara.
SE HA IDO, ya no está, YA NO QUIERE ESTAR, ¿Para qué insistir?
Noté como algunas lágrimas caían sobre sus pómulos perfectos. Que resbalaban hasta su barbilla con aquel corte perfecto que lo dividía en medio, no lo había visto antes a eso. Aún en estos momentos, me coloqué a pensar en que, estaba enamorado de un chico. Un chico, cuyos gustos son similares a los míos, cuyos ojos quiero que me pertenezcan solo a mí y a nadie más. Que sus manos no dejen de acariciarme.
Al descansar sobre la camilla de aquel hospital, soñaba que escuchaba sus risas a través del ruido de las olas del mar a nuestros pies. Que veía como su piel era bronceada por el caliente y precipitado sol de verano.
Y veía, que aquellos ojos eran dirigidos a mí y luego a mis facciones. Cómo acercaba su mano a pesar de la arena, y lograba tocarla. El Chico Con Ojos De Cristal se acercaba para darme un beso en la mejilla y luego salir corriendo hacia el mar sin importar nada. Sin importar que me dejaba atrás.
••• Holi! Es tan lindo El Chico De Los Lunares!! Espero que también piensen lo mismo! Es tan características sus palabras. Voten y comenten. Bsos. ❤
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