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CONFÍA
en tu caos.

Noté como se alejaba cada vez más o yo era el que me alejaba, no lo sabía. Mis pies se dirigían al piano del lugar, con un frenesí sin igual. Me senté sin dudar y mis dedos danzaron para continuar. La música se disipó en el lugar, y todos oyeron mi danza celestial.

Mis dedos fluían sobre las teclas sin igual, de una manera nunca antes vista sin dudar. El Chico Con Ojos De Cristal, sí, así lo llamé para acabar con éste eterno misterio, me observaba de boca abierta y sin dejar de vislumbrar. Al terminar, todos me aplaudieron, algo que, fue tan espontáneo para finalizar este eterno deseo de que sus manos me toquen al final. Un deseo al que no sabía que pensar o si, de verdad debía dudar. Vacilar ante su tacto mágico y fosforescente.

Se acercó con pasos decididos y El Chico Con Los Ojos De Cristal, me invitó a bailar. Con aquella mirada suya y su forma tan tranquila de andar. Me tomó de la mano, como yo había deseado y me llevó a los más lejano del lugar. Dónde no había nadie.

Su mirar, su observar era de una manera tan misteriosa y engreída que no sabía si era real. No sabía si era un sueño o un simple hecho. Seguí observando, mis ojos miraban todo con gran deleite para memorizar. Para no olvidar.

LA BUENA FELICIDAD,
dicen que no se nota.

Sin embargo, en éste caso sin igual, la felicidad se nota desde la punta de mis dedos hasta la punta de mi nariz y en la nuca porque, mi piel se erizó de par en par. Hasta no dejar de vacilar, y para hacer remate, mi lengua no dejaba de danzar. Moviéndose de los dientes y chocando a los lados de mis mejillas.

El brillo de la luna y las estrellas entraba por el techo, los ojos de El Chico Con Ojos De Cristal me tomó de la mano y danzamos juntos en un frenesí de roces y amagues.

Para luego, acercarnos de a poco y estampar nuestros labios el uno con el otro. Su lengua entraba sin permiso y dejaba toda esa astucia y euforia para luego irse, para darme paso y dejarle todos mis secretos y mis deseos hacia la luna. Todos aquellos deseos que le pedía a los astros.

En movimientos involuntarios, con lujuria y necesidad nos acostamos y deseamos lo que el uno quiso del otro. Le dejé besos mojados en el cuello, para que recuerde que la laguna de mis labios siempre está a su disposición. Le regalé lamidas sobre el pecho y a los costados de su barriga.

El Chico Con Ojos De Cristal absorbió todo lunar de mi rostro y de mi espalda llegando hasta la espalda baja, y luego, subiendo hasta mis dedos y mordiéndolos para dejarme el dolor de su recuerdo. Lamí cada esquina de su abdomen dejando deseo y ansiedad.

Me recosté casi desnudo sobre su cuerpo y seguí besándolo hasta que una lluvia comenzó a nacer para mojarnos paulatinamente.

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Son tan lindos. Espero que este cap. En especial les haya gustado. Por fin conocen sus cuerpos y sus labios.
Bsos. ❤

 ❤

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El Chico De Los Lunares © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora