→Epílogo ☼

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✎𝐻𝒶𝓈𝓉𝒶 𝓁𝓊𝑒𝑔𝑜

—¡No me empujes! —gritó sacudiendo la tierra de su ropa, Jeno rió negando con la cabeza, desde que su padre le había dicho a su mejor amigo que sería un buen alfa y que Donghyuck podría aprender algo de ti.

Bueno, tal vez Donghyuck no fuera el lobo más fuerte de todos y tal vez su destino sería presentar como un omega —algo muy mal para el hijo único del alfa líder— pero no por eso debían avergonzarlo de esa forma; Su padre literalmente lo presionaba a ser un alfa y no es como si él no quisiera, al contrario, nada lo haría más feliz que hacer a su padre orgulloso, pero no le gustaba cuando Jeno luchaba con él, era mucho más fuerte y alto que él ¡Aparte era más que obvio que iba a ser un alfa! Donghyuck no había presentado ni una sola señal de alfa, y eso les preocupaba a su padres y amigos íntimos, ¡Él era Lee Donghyuck! El único hijo de los Lee, no podía ser un omega.

Y es por esto que aun siendo un niño de cinco años no había dejado su casa nunca y tan solo podía juguetear en el patio trasero, donde pasaba la mayor parte del tiempo entrenando con Jeno.

—¡Tienes que defenderte Hyuck! —exclamó el mayor ayudándolo a levantarse, Donghyuck aceptó colocándose nuevamente de pie mirándolo con molestia.

—¡Es injusto! ¡Hyung es más grande y fuerte que yo! —gritó con frustración. —Nunca lo venceré, no quiero seguir. —exclamó cruzándose de brazos al borde de las lágrimas, de verdad le frustraba la situación, ¡Solo era un niño! Y no hacía nada más que entrenar.

—Puedes hacerlo Hyuck, serás un alfa —le aseguró Jeno acariciando su cabello, Donghyuck se removió alejándose de su hyung.

 —¡Ya no quiero ser un alfa! ¡No quiero, no quiero! —gimoteó entre lágrimas pisoteando con fuerza la grama.

—¡Lee Donghyuck! No seas tan incompetente y sigue con tu entrenamiento —rugió su padre caminando hacia ellos, Jeno se reverenció ante su presencia, Donghyuck sin embargo solo lo miró con miedo.

—Papá por favor, ya no quiero —sollozó. —Quiero jugar con hyung en las praderas como los otros niños, ya no quiero estar encerrado aquí —se limpió las lágrimas con la manga de su suéter.

El alfa Lee suspiró irritado.

—No Donghyuck, seguirás con el entrenamiento —declaró pero al ver al pequeño solo negar con la cabeza repetidamente, rodó los ojos. —Sigue con el entrenamiento.

El gran alfa había utilizado su voz de comando, aquella voz a la que todos se doblegaban una vez que la oían, Jeno se veía aterrado y estaba dispuesto a seguir entrenando a su pequeño mejor amigo, pero Donghyuck tenía otros planes.

Muy seguro que su hijo obedecería comenzó a caminar devuelta a su hogar.

—¡No papá! ¡Ya no quiero! —gritó el pequeño, su padre se sorprendió al igual que Jeno, Donghyuck había ignorado por completo la voz de comando del alfa líder.

Donghyuck no estaba dispuesto a seguir con el ridículo entrenamiento así que, aprovechando la sorpresa de sus mayores corrió más allá de los límites del patio de su casa, en busca de las praderas.

Y corrió, tan rápido como pudo, y lo bueno es que por lo menos era ágil —una cosa buena sacada de sus inútiles entrenamientos— pero tal vez no lo pensó demasiado bien, porque jamás había salido de su casa y ahora se encontraba en terreno desconocido, ¿Cómo iba a volver? Preso del miedo dejó de correr y miró a su alrededor, en el lugar donde estaba era muy bonito, pero ni eso le calmaba, tenía mucho miedo de haberse perdido y nunca poder regresar.

HE SMELLS LIKE SUNFLOWERS | HaeMark; OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora