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✎𝐹𝑒𝓁𝒾𝒸𝒾𝒹𝒶𝒹

Diez años.

Cuando a Taeyong le dijeron que había sido cordialmente invitado a una fiesta de cumpleaños, jamás pensó que sería la de Kim Doyoung. Justo en cuanto visualizo la extravagante casa entró en pánico y quiso huir, cosa que fue evitada por su madre, quien lo alcanzó con rapidez y lo cargó, Taeyong lloriqueó entre sus brazos y se removía, extendiendo sus bracitos hacia el lado contrario de donde iban, no quería ir.

—¡Mami! ¡Por favor! ¡No quiero ir! —berrinchó dando paradas, su madre le dio un pequeño golpe en la frente que lo hizo parar.

—Basta Taeyong, fuiste invitado, irás —le recordó estando ya a unos pasos de la celebración. —¡Ya deja de llorar! —exclamó la mujer dejándolo en la grama.

En cuanto se sintió en tierra, corrió nada más para chocar contra las piernas de su padre, quien lo puso en su lugar y se agachó para encararlo. Una cálida sonrisa de parte de su padre lo logró calmar un poco, este con suaves movimientos limpió las lágrimas de sus mejillas.

—Tranquilo pequeño, vas a a divertirte, tus amigos están allí —mencionó peinando su cabello. —Sólo olvida que es la fiesta de Doyoung —susurró su padre dándole un pequeño beso en la frente.

Taeyong suspiró y asintió —¡Está bien! No seré un alfa llorón.

—¡Ese es nuestro cachorro! —celebraron ambos de sus padres, Taeyong sonrió y tomó sus manos.

Caminaron el pequeño camino de piedra hasta que llegaron ante las gigantescas rejas, Taeyong tragó en seco pero le dedicó un cordial saludo al encargado de recibir a los invitados, su madre le dio un beso en la mejilla y su padre un tierno abrazo al dejarlo cerca del jardín donde se hallaban los invitados, encantados de la comida y el entretenimiento.

—¡No se olviden de mí! —gritó tan pronto como observó a sus padres caminar alejándose, sintiéndose muy nervioso.

Sus padres rieron a lo lejos y con una sacudida de manos se volvieron a despedir.

Aferró sus manos a las correas de su mochila, y con pasos lentos entró a la fiesta, buscó con la mirada a alguna cara conocida y justo al ver a Yuta corrió hacia él.

—¡Yuta! H-Hola —saludó un poco cansado de la corrida, el alto japonés lo miró con sorpresa y sonrió.

—¡Taeyong! No creí que vendrías —expresó este estrujándolo en sus brazos con fuerza.

Ño shabía que era la fiesta de Doyón —explicó con dificultad, pues los brazos del contrario le hacían muy difícil hablar.

—¡Con razón estás aquí! —exclamó otra voz, Ten apareció siendo acompañado de alguien con cara de muerte, quien lo asustó un poco.

—¡H-hyung... ¿Quién es ese? —susurró aterrado de la presencia del contrario.

—Oh, él es Johnny, mi ehm, amigo —informó Ten con un ligero sonrojo en las mejillas.

—¿Qué son de Ten? —preguntó este mirándolos a ambos directamente, Taeyong se tensó y quiso buscar refugio detrás de Yuta.

—Sus amigos también —explicó Yuta bostezndo.

—Hay tanta comida, ¡Vayamos! —Ten dio saltitos de felicidad al ver la mesa repleta de comida a unos pasos de ellos, Taeyong no quería moverse.

—Ehm, no, ¿Qué pasa si me encuentro con Doyoung? No, no, no —expresó rotundamente haciendo que todos rieran, se sonrojó avergonzado.

—En algún momento te lo encontraras Tae, en inevitable —lo tranquilizó Yuta dándole pequeñas palmadas en su hombro.

HE SMELLS LIKE SUNFLOWERS | HaeMark; OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora