💚🍄 ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴇsᴛᴀ́ ᴇɴ ʟᴀs sᴇᴛᴀs -2- 🍄💙

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ᴊᴀᴅᴇ ʟᴇᴇᴄʜ x ʜᴇʟɪᴏs
sɪʟᴠᴇʀ x ʜᴇʟɪᴏs

-Está lloviendo de lo lindo... -comentó la joven mientras escuchaba el sonido del agua caer con fuerza sobre el techo y golpear las ventanas.

-Suerte que llevabas paraguas -le dijo Jade con una sonrisa, la mano enguantada sobre el pecho. Esa vez, ambos llevaban el uniforme de sus respectivos dormitorios. Aunque Helios había decidido que no era necesario llevar la espada, por lo que había dejado el cinto donde la guardaba en el dormitorio Ramshakle.

-Sí, y tú también. Pensando en positivo, esto es bueno para que crezcan más setas -rió.

El joven asintió con la cabeza. Había tenido que asegurarle a Azul que se quedaría las siguientes noches haciendo trabajo extra, pero merecía la pena con tal de verla sonreír.

-Al parecer Silver no viene. Por qué no me sorprende...

-Aún no es la hora. Quedan dos minutos -apuntó ella mientras ponía las setas ya limpias sobre una bandeja, al lado de un plato con carne.

Como respondiendo a sus palabras, la puerta de la cocina se abrió de par en par y los dos se giraron hacia ella, sobresaltados por la brusquedad. Helios abrió los ojos y dejó los últimos ingredientes sobre la encimera, para coger uno trapo limpio.

-¡Silver!

El joven estaba plantado a la entrada de la cocina, con todo su uniforme empapado. El agua chorreaba de su pelo mojado por su rostro.

-¿He llegado a tiempo? -fue lo que preguntó.

Oh, Silver... ¿Acaso has venido tan rápido y sin paraguas para no llegar tarde? Eso es tan dulce.

Se acercó a él con el trapo y se lo puso en la cabeza. Empezó a secarle el cabello plateado, pegado a la frente, mientras le miraba con preocupación.

-Estás completamente empapado, y helado. ¿Qué pasará si coges un resfriado? Lilia seguro que se preocupa. Y yo también. Tienes que tener más precaución con eso -le dijo con seriedad mientras le miraba a los ojos.

Él asintió lentamente mientras escuchaba sus palabras, encontrándose su mirada con la suya, en una sintonía lavanda y celeste.

A un lado de la cocina, Jade Leech tensó la mandíbula. Odiaba admitirlo, pero la chica nunca le había mirado así. Su ceño se frunció levemente.

-Quítate la chaqueta o estarás helado toda la noche -le indicó-. Puedes secarte el resto con magia, ¿verdad?

De nuevo afirmó sus palabras con un cabeceo. Hizo lo que le decía, quedándose en el chaleco verde característico de su dormitorio y, bajo este, la mojada camisa que se apagaba a su cuerpo, marcando sus trabajados brazos por el esgrima. Helios desvió la mirada y la fijó de nuevo en la encimera. Carraspeó.

-Bien, había pensando en hacer pechugas con nata y champiñones. ¿Qué os parece?

-Suena extremadamente delicioso -sonrió el joven peliazul mientras se acercaba a ella-. ¿En qué podemos ayudarte?

-Hay que hacer la salsa con la nata y la cebolla. Y también cortar las setas. Yo mientras tanto prepararé la carne.

-Entonces yo haré la salsa -declaró Jade-. Silver, ¿sabes usar otra cosa que no sea la espada para cortar?

El joven se acercó a ellos mientras acababa de secarse el pelo.

-Sí, puedo cortar yo los champiñones. No es que sea muy buen cocinero, pero puedo ayudar con los ingredientes en lo que pueda.

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