♣🎂 ʟᴏs ᴀʟᴇɢʀᴇs ᴅᴜᴇɴᴅᴇᴄɪʟʟᴏs ᴠᴇʀᴅᴇs 🎂♣

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ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ᴄᴜᴍᴘʟᴇᴀɴ̃ᴏs ᴅᴇ ᴛʀᴇʏ ᴄʟᴏᴠᴇʀ
ᴛʀᴇʏ ᴄʟᴏᴠᴇʀ x ʜᴇʟɪᴏs

-Uh... Creo que he pasado por aquí antes.

La chica se detuvo en el cruce de calles y miró alrededor. Definitivamente se había perdido. No es que tuviera un mal sentido de la orientación (que eso también), sino que era normal para una persona que visita por primera vez una gran ciudad desconocida.

-Debería haberle pedido a Riddle o ha alguno de los zopencos que vinieran conmigo -masculló-. Al fin y al cabo también es su ciudad natal.

Rose Kingdom, una bonita pero a la par gigantesca y variopinta ciudad. Mucho, a decir verdad. Uno de los factores por los que había acabado perdiéndose era por que no podía dejar de mirar de un lado a otro, completamente asombrada. No había ciudades así en su mundo. Además, esa era muy especial. Fuera donde fuere, allí donde sus ojos se posaban, encontraba rosas. Estaban por todas partes. Parecía un lugar de cuento de hadas. Quizá exceptuando las encantadoras callejuelas por las que se había metido y que habían terminando haciendo de su mente un completo lío.

-Después de todo lo que he andado, y no me he encontrado con ninguna pastelería -se quejó mientras soltaba un largo suspiro.

Ese era el motivo por el cual había ido a la ciudad. El cumpleaños del vicelíder de Heartslabyul era en apenas dos días y todos iban como locos para prepararlo y dejarlo en condiciones. A ella le había tocado, además de ayudar a adornar el jardín, ir a buscar la tarta. Había estado tan ocupada esos últimos días que ni siquiera había podido pensar en un regalo para Trey.

Bueno... vamos por partes.

Lo primero era encontrar la tarta. Sin ella, ¿qué sentido tenía celebrar un cumpleaños? Normalmente no era necesario salir comprar una ya que el joven del trébol siempre las horneaba, pero obviamente esa vez no iba a ser posible. Como nadie se atrevía a poner un pie en la cocina, no quedó de otra que ir a comprarla.

-¡El problema es que en este maldito lugar no hay pastelerías! -gritó a la calle desierta, empezando a perder la paciencia.

De repente una voz divertida y despreocupada llegó a sus oídos.

-Vayaaa, qué sorpresa encontrarte aquí -sonrió de oreja a oreja-. ¿Acaso te has perdido, nya?

-¡Che'nya! -exclamó sorprendida la muchacha al ver su cabeza flotante.

Poco a poco empezó a aparecer el resto de su cuerpo. Se acercó mientras su cola rosada se movía de un lado a otro, curiosa.

-¿Qué te trae por aquí? -hizo un gesto pensativo y luego levantó la mano-. ¡Ya sé! Deja que adivine, se trata del cumpleaños de Trey, ¿verdad? -soltó una risita.

-Así es -asintió-. Tengo que comprar su tarta de cumpleaños, pero no encuentro ningún lugar...

-¡Eso es fácil! Hay una aquí cerca.

-¿De veras?

-¡Por supuesto! Es mi favorita y la mejor de la ciudad -de repente la cogió de la mano y entrelazó descaradamente los dedos con los de ella-. Vamos, ven conmigo.

-¿E-eh?

Todo sucedió tan bruscamente que, cuando reaccionó, el chico de Royal Sword Academy ya estaba tirando de ella con una sonrisa.

-¡Por aquí, Helios!

-¡Espera, puedo andar sin que...!

Pero al parecer el joven de orejas de gato no tenía intención de soltar su mano. Eso era bastante incómodo para ella, pero decidió dejarlo pasar ya que la estaba ayudando.

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