💋🌑 sᴜᴀᴠᴇ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴᴀ ᴘʟᴜᴍᴀ 🌑💋

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ᴅɪʀᴇ ᴄʀᴏᴡʟᴇʏ x ʜᴇʟɪᴏs

Hacía bastante frío ese día, pese a estar en mitad de la primavera. El cielo estaba cubierto de nubes que amenazaban con descargar un agua torrencial de un momento a otro, y un viento frío movía con violencia las ramas de los árboles. Era el clima perfecto para quedarse en el sofá, cubierto con una manta y leyendo un libro o viendo la televisión. Por desgracia, Helios no iba a poder disfrutar de eso.

Suspiró mientras se ponía un jersey y se abrigaba con un chaquetón rojo. Estuvo varios minutos contemplando la puerta que daba a aquel  mundo helado y frío. No tenía ni pizca de ganas de salir, pero era necesario.

Acabando por decidirse, salió de su dormitorio y se apresuró hacia el edificio principal donde se encontraba la oficina del director. Sus pasos eran rápidos, quería llegar cuanto antes.

El motivo era uno bastante especial, que estaba relacionado con el hecho de que Helios era una clase muy rara de humano llamada "alma de demonio". Habían acordado reunirse en privado para poder hablar tranquilamente de eso. Pero, ¿quién iba a imaginar un mes antes que en la fecha escogida se desataría una tormenta?

Si no fuera un asunto importante, ni siquiera habría ido. Sin embargo, algunos de los símbolos de su cuerpo habían empezado a cambiar. Y eso tenía que vigilarse. Un alma de demonio, si tenía buena compenetración con la otra parte del pacto, podía hacer uso ilimitado de sus habilidades. No obstante, eso tenía un precio.

Cuando eso sucedía, el demonio entraba también dentro del cuerpo: dos mentes, dos almas, dos voluntades diferentes. Muchos no podían soportarlo. No sólo eso, sino que la energía se podía descontrolar o el humano enloquecer de repente. Además, había que añadir un enorme cansancio y... La corrupción. Esa era la causa de porque Helios iba a ver al director ese día.

La corrupción es muy parecida al blot. Se iba acumulando con el tiempo y, si no se detenía, al final la persona enloquecía y perdía el control. En ese sentido, la chica estaba bastante preocupada, pero tenía mucho cuidado. Un simple estallido de energía negativa y, si había alguna marca corrupta... ni siquiera quería pensar en ello.

Después de casi ir a la carrera por el campus, por fin llegó dentro del edificio. Aún no había empezado a llover, pero el viento frío la había dejado tiritando.

Tan helada y tengo que quitarme la ropa.

Pese a sus palabras, un leve rubor tiñó sus mejillas. Tenía que desnudarse delante del director. Aunque no era completamente, era suficiente para ponerla muy nerviosa. Puede que Crowley fuera un adulto, pero no podía negar que era atractivo y muy misterioso. Ante el repentino cambio de rumbo de sus pensamientos, se golpeó varias veces las mejillas.

Venga, Helios. Piensa que es como una revisión médica.

Por desgracia, eso no funcionó. Respiró hondo varias veces antes de llamar a su puerta.

-¡Adelante!

Entró en el despacho. Para su sorpresa y agrado, la habitación estaba muy bien caldeada. Dejó el chaquetón sobre una silla y se acercó. A un lado había un diván. De nuevo, los nervios aparecieron, encogiendo su estómago.

-¿Cómo te encuentras? -le preguntó el hombre-. ¿Has notado alguna cosa extraña?

-Um... Creo que no -se mordió el labio en un gesto pensativo-. Aunque he estado usando los poderes de Orión más de la cuenta para practicar...

-Ya veo -se llevó la mano al mentón en un suave movimiento-. Entonces habrá que echar un vistazo. Por favor -señaló el diván.

Vale... Vale... allá vamos.

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