Capitulo 10: Disculpas y gracias

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La relación de Mary y Alastor se había vuelto tensa desde la mañana del incidente, por lo menos era lo que Mary creía. Ella aunque tuviera sus razones había sido grosera y quería disculparse, pero también quería que Alastor supiera que había cruzado su límite y que, por favor, no lo volviera hacer.

Decidida fue en busca del demonio de la radio. Lo encontró en el bar teniendo una charla "amistosa" con Husk, que parecía estar más concentrado en su botella, mientras que Nifty estaba limpiando la zona de trabajo de Husk.

-Oh que sucio, ¿hace cuánto no limpias aquí?, ¡Oh, ¿Qué es eso?! –se escuchaba el parloteo de Nifty mientras iba de un lado a otro limpiando el bar.

-¿Podrías dejarme en paz? –gruño Husk frunciendo el ceño.

-Oh vamos Husk ¿Qué es lo que te irrita tanto de hablar de- fue interrumpido por una suave voz detrás suyo.

-Alastor- llamo Mary.

-¿Si, querida? –se dio la vuelta al escuchar su voz, no se había inclinado como otras veces, se limitó verla desde arriba con su constante sonrisa.

-Quería disculparme por cómo te trate esa mañana, pero también queri –sus palabras fueron opacadas por la voz de Alastor.

-Oh querida, no tienes que disculparte, me diste un gran espectáculo –su risa suave se fue tornando en una estruendosa, parando en seco después de unos segundos, como si no se hubiera reído de verdad. –Bueno si eso era todo lo que querías decirme querida, me voy, este hotel no se dirige solo –anunció para después caminar a paso rápido y desaparecer en uno de los pasillos del hotel, dejando a Mary con un muy mal sabor de boca. Ella no solo quería disculparse, era lo menos que quería hacer siendo honestos, ella quería poner límites, no quería que la volviera a tocar de esa manera.

-Maldito locutor de mierda–

-Que lenguaje –se escuchó la voz ronca del cantinero que ahora se encontraba bebido directo de una botella de ron.

-Mira quién habla- se volteó a ver a Husk con una sonrisa torcida.

-Vaya, estas llena de sorpresas niña –dijo para darle un gran trago a su bebida. Mary fue a sentarse en uno de los bancos del bar. –De todas formas ¿por qué te disculpaste? –volvió a hablar viendo a Mary con una ceja alzada.

-¿Acaso pedir disculpas no es una actividad redentora? –dijo imitando el gesto del mayor.

-Buen punto.-

-Husk, -la mirada del mayor volvió a posarse en la chica -gracias por lo que hiciste el otro día, fue muy amable de tu parte –una suave sonrisa se dibujó en el rostro de la pequeña. Él solo aparto la mirada.

-No tienes nada que agradecer, solo te devolví el favor –dijo tajante. Ella solo lo miro un poco confundida, pero esa confusión duro poco, el peso de las palabras del cantinero ya había caído en sus hombros, un dolor inundaba su pecho. Abrió la boca para responder, pero no salió ningún sonido, volvió a cerrar la boca y asintió. Se fue del lugar sin decir palabra, sus pasos al principio lentos se volvieron rápidos, entre más se alejaba de todos más pensamientos la atacaban.

¿Por qué me duele?, ¿Qué me pasa?, ¿Por qué me decepciona? Solo fue sincero, pero... Creo que hubiera gustado que me mintiera. No se había percatado de que Charlie estaba, literalmente, persiguiéndola ya que Mary no había dado señal alguna de haber escuchado su llamado.

-Mary- dijo apenas pudo alcanzarla, tomándola del hombro firmemente. La contraria se detuvo en seco, era como si ella estuviera en cuerpo, sí, pero no en mente, su mirada estaba perdida y en su rostro había indicios de que podía reventar en llanto en cualquier momento. Ella volteo a ver a Charlie de inmediato, su expresión cambio drásticamente; una sonrisa se dibujó en su rostro y ya no parecía estar a punto de llorar.

-Oh lo siento, ¿Qué necesitas, Charlie?- su sonrisa permanecía. Charlie estaba algo choqueada por el cambio tan drástico, pero se dispuso hablar tan pronto como le fue posible.

-Sé que es un poco tarde, pero ¿podrías hacer las compras?- ya había soltado el hombro de la pequeña y su mano ahora estaba en su propio hombro en un acto de vergüenza –No podemos hacerlas Vaggie y yo porque estamos realmente ocupadas y dudo mucho que Ang-

-Claro- dijo con esa sonrisa que aún no desaparecía le ocasionó un escalofrió en Charlie.

-Bueno, aquí está la lista y el dinero –dijo entregándole una hoja de papel con todas las cosas que se necesitaban y un colorido monedero donde asumió que se encontraba el dinero-

-Bueno, voy enseguida –dijo con un entusiasmo que rayaba en lo paródico y se fue del lugar.

Mary al salir del hotel cayo en cuenta que ya era de noche, pero eso no la detuvo de seguir su camino hasta la tienda, que por cierto quedaba bastante lejos del hotel. Ella quería despejar su mente y no lo lograría si no se alejaba del hotel.

Después de veinte minutos de camino; llegó a la tienda, caminaba por los pasillos arrastrando los pies y barría con la mirada las estanterías buscando las cosas de la lista. La tienda estaba vacía, así que no tuvo que hacer fila para pagar, el cajero era un demonio de aspecto extraño, pero muy imponente, fue grosero, pero a fin de cuentas ¿Quién no lo era aquí?, tomó las bolsas y salió.

En las calles aun había muchos demonios vagando por ahí, los bares estaban llenos y ni hablar de los burdeles, todo; como siempre, era un caos, un caos al que ya todos estábamos acostumbrados. Al pasar al lado de un callejón, Mary pudo ver a alguien tirado. Su silueta se le hacía conocida, pero todo se hizo más claro cuando el sujeto balbuceo algo.

-Mary –esa voz era inconfundible, ese alguien era Husk. 


Nota del autor: Perdón por no actualizar, he tenido muchos problemas y caí en una crisis emocional, bueno espero que hayan disfrutado del capítulo.

Bye bye <3  

Fragile DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora