✦◦•●◉✿Don't call me crazy You love me but you won't come save me You got a wife and kids, you see them daily Don't know why you even need me✿◉●•◦✦
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JiSung caminó con una sonrisa hasta el auto nuevo de su profesor. Abrió la puerta del copiloto y se sentó.
Apoyó su espalda lentamente en el asiento y respiró profundamente. El olor a auto nuevo le gustaba.
Sonrió al pensar en su amado profesor.
Él le había prometido hace unas semanas que terminaría con su mujer para poder estar con él, aunque todavía no. JiSung sabía que tendría que sentirse mal por eso, estaba arruinando una familia. Pero la verdad, es que no le importaba en lo absoluto.
Estaba muy enamorado, y no era una excusa, era lo que realmente sentía. Sabía que muchas personas harían cosas peores por amor, así que no se sentía culpable de nada. Además, MinHo no la amaba, ni siquiera quería a su hijo.
MinHo solo lo quería a JiSung, y JiSung solo quería a MinHo.
Y así debía ser. Ellos estaban destinados a estar juntos, y su esposa solo era un estorbo en su futuro.
No quiso pensar más en eso.
Su profesor se acercaba al auto, con una sonrisa.
Unos metros antes de que llegara dónde JiSung, alguien lo detuvo.
Allí estaba, esa mujer de cabello largo y ondulado, cuerpo delgado con bonita figura, su niño estaba a su lado, sosteniendo su mano. E
lla parecía furiosa y desesperada, JiSung pensó que había llevado al niño a propósito, era lo único que aún la unía a MinHo.
Porque claro, él ya no la amaba.
Comenzaron a discutir, y el rubio no sabía muy bien qué debía hacer, si salir del auto a escondidas, enfrentar a la mujer, o simplemente quedarse allí, esperando a su profesor.
Pero las cosas cambiaron cuando la mujer comenzó a llorar. MinHo la miró con pena y compasión, y la abrazó. El niño pequeño los miraba sin entender, al igual que JiSung.
Han sintió dolor en su pecho cuando él la besó, pero debía hacerlo por obligación ¿Verdad? Aún debía fingir ser su fiel esposo.
Ambos se dijeron unas palabras más y MinHo volvió su camino al auto.
–Ocultate– fue lo primero que dijo al entrar al auto.
JiSung lo hizo.
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Cuando estuvieron lejos de ella, el pequeño se sentó cómodamente.
–¿Qué le dijo?– preguntó cortante, sin siquiera mirarlo a la cara. JiSung no quería que le mienta mientras lo miraba a los ojos.
–Dijo que sabía que no iba a reuniones de profesores luego de las clases, y sabe que fumo marihuana, y cree que la estoy engañando... También dijo que el niño me extraña, y que ella me ama.
JiSung miraba el asfalto por la ventana, en silencio, mientras el auto se detenía debido al semáforo.
Una lágrimas cayó de sus ojos por su mejilla hasta llegar a su mentón.
–¿Y usted qué le dijo, profesor?
El silencio prevaleció dentro del auto.
–Que también la amaba– más lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de JiSung.
El menor se quedó en silencio por unos minutos, mientras veía cómo su profesor estacionaba el auto.
¿No que solo lo amaba a él?
Sollozó, herido.
¿No podía simplemente terminar todo? Decirle la verdad a su esposa y ser felíz con él parecía una solución más fácil.
–¿Por qué no la deja?– en su voz se podía notar el dolor que le causaba aquello– ¿Por qué se esfuerza tanto en ocultarme?
–¿No entiendes JiSung? Soy un hombre adulto, me he casado, he formado una familia, me he ganado el respeto de la sociedad ¿Qué dirá la gente de mí si de repente me vieran saliendo con un niño?
Han no podía creer lo que oía.
Volteó a mirarlo a la cara.
–Lo odio– le dijo con lágrimas aún saliendo de sus ojos.
–No cariño, se que no me odias, y yo tampoco te odio, te amo, pero... No nacimos para estar juntos.
–¡Miente! Si usted me ama, y yo lo amo ¿Por qué no podemos estar juntos?
MinHo se quedó callado, aún mirando hacia el frente.
–Es complicado JiSunggie.
–¡No, no lo es!– lloraba aún más fuerte.
El auto quedó en silencio, solo se oían los sollozos del menor.
–¿La ama?– preguntó con cautela.
–JiSung... Es mi esposa, tengo un hijo con ella.
–¿Entonces por qué me necesita? ¿Acaso ella no lo besa? ¿No le hace el amor como yo? ¿No lo hace felíz como yo lo hago?
MinHo bajó la cabeza por primera vez, como si estuviera avergonzado. Lentamente negó.
–¿Entonces por qué no se queda conmigo? Vámonos de éste lugar cuando me gradúe, lejos de mis padres y de su esposa... Seamos felices, profesor.
El menor tomó el rostro de su amante, y lo besó.
MinHo no supo por qué, pero en medio del beso, una lágrima se derramó por su mejilla.
