Capítulo 17: Playa Linda

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El aeropuerto estaba muy tranquilo, jalamos nuestras maletas hasta la sala de espera donde Ness aguardaba impaciente, su cabello rubio estaba amarrado en una coleta y su rostro denotaba su ansiedad. También llevaba una maleta pequeña. El cielo estaba negro cuando el avión comenzó a moverse perezosamente por la pista, nos abrochamos los cinturones cuando se encendió la luz y el avión despegó. Me reí un poquito ahí sentada y Joe me miró medio riéndose.

-¿De qué te ríes ahora? –me preguntó.

-¿Te acuerdas del viaje a Florida? –le pregunté sonriente, él se tardó un poco en analizar la pregunta pero al final también se rió y sacudió la cabeza.

-Florida, éramos solo unos niños.

-¿Pero fue divertido no?

-Sí, pero me acuerdo muy poco de ese viaje, solo tenía ocho años -Joe y yo nos asomamos por encima del respaldo de los asientos de Ness y Derek.

-Derek, ¿te acuerdas de la primera vez que viajamos juntos en avión? –le pregunté en voz bajita, porque algunos pasajeros nos veían raro, mi hermano se rió un poco.

-Sí, fue a Florida, aquella vez que Joe se perdió -Joe se puso a pensar pero parecía no recordarlo–, estábamos en la playa del hotel y te alejaste demasiado, nos perdiste de vista y ya ibas a empezar a llorar cuando Kevin fue por ti –los cuatro nos reímos lo más bajo que pudimos.

-Podrían haberme gritado o algo –reprochó Joe.

-¿Y dejar de reírnos de tu cara de horror? –pregunté–. No, eso no... -Joe y yo volvimos a acomodarnos en el asiento y le pedimos un refresco a la azafata.

-Te va a encantar California –me dijo Joe después de un rato de estar callados, los dos mirábamos por la ventanilla–. Todos los días son soleados.

-Ni siquiera sabes a dónde vamos –le respondí. Joe sabía tanto como nosotros sobre el lugar al que íbamos, él había sido solo el mensajero, en internet no había demasiada información sobre ese lugar.

-Cierto, pero a donde sea que vayamos será genial porque estamos juntos

Afuera del aeropuerto nos esperaban dos camionetas, en una de esas viajaba el resto de la familia Jonas a quien no pudimos saludar más que con un gesto de la mano. La vista de la ciudad era fabulosa con sus cielos despejados y edificios de colores y montones de personas paseando por ahí, pronto nos enfilamos de nuevo a la carretera, nuestra plática era alegre y hacíamos conjeturas de a dónde nos dirigíamos pero nuestros conocimientos geográficos no daban para mucho.

-¿Cómo cuanto tiempo llevamos? –preguntó Derek.

-Como una hora y media –dijo Ness mirando el reloj de su celular, entonces la camioneta de adelante dio la vuelta en un sendero solitario, avanzamos unos quince minutos mas y empezamos a ver una serie de faroles y después un gran letrero de metal pintado en colores brillantes que decía “BIENVENIDOS A PLAYA LINDA”.

-¿Playa Linda? –dijo mi hermano medio burlón.

-Iré a poner una seria queja si no es así –dijo Joe bajando su cristal completamente, sentimos enseguida el clima húmedo y caluroso del lugar.

Era como sacado de un libro, la gente se paseaba por las callejuelas usando solamente minis, shorts, bermudas, sandalias, o en algunos casos, bikini. Algunos más miraron las camionetas con curiosidad. Pasamos por muchas casas bonitas hasta llegar a unas rejas plateadas que se abrieron para dejarnos pasar, las casas de ahí eran aun más bonitas y mucho más grandes.

-¿Un fraccionamiento? –murmuró Ness.

Seguimos avanzando hasta el fondo de la calle, que terminaba en algo así como una glorieta. La camioneta donde viajaban los señores Jonas se detuvo y nosotros tras de ellos, bajamos todos rápidamente. La casa que se erguía frente a nosotros era espectacularmente grande.

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