Capítulo XVIII. Una resolución y un nuevo problema

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Capítulo XVIII. Una resolución y un nuevo problema
—tal vez lo mejor sea… morir—susurró Zen fuera de sí mientras miraba fijamente un cuchillo que había tomado de la cocina. Takafumi, que había bajado a la cocina para tomar agua, lo vio y enseguida se acercó a él.
—¡no lo hagas! ¡DETENTE!—exclamó Takafumi asustado y le quitó el cuchillo de las manos. En su lugar, él se colocó el cuchillo alrededor de su propio cuello.
—no lo hagas. No vale la pena que tú te quites la vida por culpa mía. Tú tienes que seguir con tu vida. Aquí el único que merece morir soy yo, yo soy el único culpable de todo—expresó con lágrimas en los ojos y aún con el cuchillo en su cuello. Zen se acercó y le quitó el cuchillo de las manos. En su lugar simplemente lo tomó entre sus brazos y lo abrazó con todas sus fuerzas.
—perdóname. Todo es mi culpa. Desearía que nunca hubiera pasado lo que pasó—respondió el peli azul abrazando con más fuerza al mayor.
—¿por qué lo hiciste?—preguntó Zen sin entender. Levantó la cabeza del menor para que este lo mirara a los ojos.
—no me hagas esto, no soy capaz de mirarte a los ojos después de lo que hice—dijo con vergüenza y volvió a agachar la cabeza.
—¿estas arrepentido?
—claro que lo estoy. Desearía poder regresar el tiempo para no volver a cometer el mismo error—se lamentó.
—todos somos humanos, y por lo mismo, tenemos el derecho de equivocarnos y cometer errores. No somos perfectos, y por lo tanto, yo no tengo el derecho de juzgarte. También he cometido muchos errores. Es algo normal y por eso no puedo odiarte—el peli azul lo miró sorprendido y tomó las manos de Zen entre las suyas.
—¿eso quiere decir que me perdonas?
—te perdono. No podría soportar estar sin ti de nuevo—le respondió mirándolo a los ojos y le acarició la mejilla suavemente, a su vez que le limpiaba una lágrima que escurría por esta.
—te amo, te amo con todo mi corazón—contestó, acercándose de nuevo a él y abrazándolo.
El mayor correspondió el abrazo y lo apretó con un poco más de fuerza.
—¿cómo fue que conociste a ese tipo?—le preguntó con odio, claro, hacia Reiji.
—bueno, fue la primera vez que peleamos. En la escuela se me acercó un chico, me dijo que se llamaba Reiji. Me pidió que lo ayudara en matemáticas porque, según él, no entendía nada. Yo amablemente le dije que sí. Al día siguiente se volvió a acercar a mí porque me vio triste, fue cuando habíamos vuelto a pelear. Le conté lo que me pasaba y me dijo que a lo mejor tú ya no eras feliz conmigo y que podrías estar con alguien más. Yo estaba muy seguro de que eso no era posible.
—¿y quisiste "vengarte"?
—no, claro que no. Yo estaba seguro de que tú no me engañabas y que jamás lo harías. Pero en ese momento me sentí extraño, como si él me pareciera muy atractivo y como si estuviera enamorado de él. Entonces, lo hicimos, y fue ahí cuando tú entraste y nos viste—respondió cabizbajo.
—¿y por qué cuando me fui tú me seguiste?—preguntó confundido.
—también es extraño. Sentí como si se hubiera roto alguna clase de hechizo y recordé a quien amo de verdad, y tú sabes perfectamente quién es—respondió con una sonrisa y se acercó a él para sentarse en sus piernas.
—sé de quién estás hablando—le contestó el castaño, abrazándolo por la cintura y lo pegó más a su cuerpo—. ¿Quién crees que sea ese sujeto?
—no lo sé, mi amor, pero no quiero volver a saber nada de él—dijo con firmeza.
—si lo vuelvo a ver cerca de ti, lo mataré—dijo Zen con una mirada asesina y tomó el cuchillo entre sus manos.
—tranquilo, no será necesario llegar a tanto, pero si lo veo, yo lo mataré—respondió el peli azul con una sonrisa burlona, por lo que ambos rieron a carcajadas.
—¡no lo puedo creer! ¡Mis planes han sido frustrados! ¿Qué puedo hacer ahora?—se preguntó a sí mismo mientras acariciaba su barbilla.
—lo siento, Takafumi, tendré que hacerlo…

Una vida sin amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora