Capítulo XXIII. Explicaciones y más explicaciones

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Capítulo XXIII. Explicaciones y más explicaciones

Todos regresaron hacia el mundo humano sanos y salvos. Bueno, casi sanos. Se dirigieron inmediatamente a un hospital para que atendieran la herida que Takafumi tenía en el abdomen.

—¿Por qué sigues aquí? Alguien podría verte—dijo Zen, preocupado, mientras caminaban hacia el hospital.

—no te preocupes. En este momento nadie puede verme, a menos que yo quiera que me vean. Vamos, tenemos que llevar a Yokozawa al hospital.

Dicho esto, Zen asintió y entraron al hospital; ya estando ahí, lo atendieron y lograron estabilizarlo.

Cuando estuvo fuera de peligro, lo trasladaron a una habitación u ahí pudo ver a su novio.

—Zen—dijo emocionado y se levantó un poco de la camilla.

—tranquilo, no te muevas demasiado. Recuerda que te suturaron el estómago. No debes moverte mucho—le dijo de manera cariñosa y acarició su vientre.

—lo perdí, ¿verdad? —habló con un poco de tristeza.

—sí, mi amor—respondió, con la misma expresión.

—bueno, no importa. Al menos estamos juntos—respondió con una sonrisa y extendió su mano para que el castaño la tomara.

—no tienes que esconder tus sentimientos. Era tu bebé y sé te está doliendo.

—tienes razón. Me duele mucho haber perdido a mi bebé, pero ahora podremos tener uno que sea nuestro.

—eso no importa, un hijo es un hijo y siento haber sido el culpable de todo—se lamentó agachando la mirada.

—claro que no es tu culpa. Fue mi decisión querer quedarme a tu lado. ¿tú no me quieres a tu lado? —preguntó, triste.

—claro que te quiero a mi lado. Te quiero para mí y sólo para mí. Es que...

—ya no digas nada más. Esa fue mi decisión y no me arrepiento de absolutamente nada. Sí me dolió haber perdido a mi bebé. Pero me habría dolido si te hubiera perdido a ti.

—Takafumi— dijo con una sonrisa de emoción y se acercó a él para envolverlo entre sus brazos.
—eso es, abrázame fuerte y no me dejes ir nunca—susurró y se escondió en el pecho de su novio alcanzando a escuchar los latidos de su corazón enamorado.
—te amo—susurró el castaño.
—yo también te amo con todo mi corazón y mi alma—dijo abrazándose más a su novio.
—hola—saludo el doctor que había atendido a Takafumi. Ambos chicos se separaron al verlo.
—hola—saludaron ambos chicos avergonzados.
—¿qué haces levantado de la cama? ¿No te dije acaso que tenías que reposar lo mayor posible para que esa herida sane rápidamente?—le regaño.
—sí, lo siento. Es que...
—nah, no te creas. No soy doctor—dijo soltando una inmensa carcajada y regresó a su forma original. Era Saeki.
—ah, eres tú. ¿Cómo es que hiciste eso?—le preguntó el peli azul y volvió a recostarse.
—es una habilidad que tenemos todos los espectros; podemos tomar la forma de lo que nosotros queramos. Así fue como Reiji logró engañar a Yokozawa la vez que vio a Kirishima con alguien más. Seguramente él tomó la forma de Kirishima y algún otro tomó la forma de su amigo—dijo Saeki.
—¿dijiste que pueden tomar la forma de quien sea?—preguntó Takafumi algo intrigado. Saeki sólo asintió.
—¿en qué piensas, mi amor?—le preguntó Zen preocupado al verlo tan pensativo.
—¿recuerdas cuando yo te dije que habías llegado de malhumor y me habías dicho cosas feas?—el castaño solo asintió.
—también hay que aclarar que yo no dije esas cosas.
—eso ya lo sé, mi amor. Pero ¿Y si fue Reiji el que lo hizo?
—¿te refieres a que él tomó la forma de mi cuerpo para entrar a la casa y hacerse pasar por mí?
—sí, y puede que también haya hecho lo mismo con el mío. ¿También recuerdas que me dijiste que había llegado de la escuela y que subí a mi habitación a dormir?
—sí, recuerdo que tú me dijiste que habías subido a tu habitación, entonces me quedé dormido y cuando desperté tú acababas de llegar.
—oye Saeki—le llamó Takafumi.
—¿qué pasa?
—¿ustedes los tienes algún poder para hechizar a la gente?
—¿poder para hechizar a la gente?—dijo pensativo y miró hacia los lados varias veces—. ¡Ah, sí! Es algo que odio, pero sí. Tenemos ese poder. Digamos que se utiliza para "enamorar" a las personas y sirve para que esa persona se enamore de ti y poder tener relaciones con esa persona para que pueda embarazar a su víctima y así llevársela al otro mundo y que no puedan escapar. Eso fue lo que te pasó a ti, ¿verdad?—dijo con un poco de rabia.
—sí—dijo agachando la mirada.
—pero ese encantamiento se puede romper si miras a la persona que realmente amas. Si hubieran llegado hasta el final y Zen no hubiera aparecido, el encantamiento habría durado para siempre—Zen se sintió terriblemente mal y apretó con fuerza sus puños.
—¿qué pasa, mi amor?—le preguntó Takafumi preocupado.
—no puedo creer todo lo que sufriste por culpa de ese maldito, él fue el que te manipuló y te hizo decir que lo amabas. Tú nunca me engañaste y yo te culpé de todo—se lamentó acercándose a él y recargando su cabeza en su brazo.
—tranquilo, mi amor. Aquí los dos fuimos víctimas de Reiji, por mucho que dijera que me amara, no debió haber hecho nada de lo que hizo. No te culpes, tú no tienes la culpa de nada—le dijo con una sonrisa tranquilizadora y le acarició las mejillas.
—te amo mucho—dijo el castaño ahora recargando su cabeza sobre el hombro de su amado.
—yo también te amo mucho, mucho—dijo el castaño y ambos se dieron un beso dulce.
***
—espera, Zen... No vayas tan rápido, aún me duele—dijo el peli azul haciendo una mueca de dolor y tocándose ligeramente el estómago.
—lo siento si te lastime, iré más lento—dijo el mayor.
Ambos chicos se encontraban de nuevo en su casa, ya habían dado de alta a Takafumi hace unos días y ambos podían estar juntos de nuevo.
Los dos estaban acostados en la cama, Zen encima de Takafumi. El primero le besaba lentamente el cuello al peli azul y se deslizó hacia el pecho dejando un camino de lengüetazos por todo el lugar. Siguió bajando, hasta que llegó a la parte en donde tenía la cicatriz y la acarició con mucha delicadeza. Siguió bajando, siguió bajando hasta que llegó a su miembro, que estaba bastante duro y lo acarició un poco con sus manos. Lo apretó un poco y consiguió sacarle un gemido a su amado.
—¡ahhh! ¡Continúa, por favor! —le suplicó el peli azul muy sonrojado y comenzando a respirar agitadamente. El mayor atendió su súplica y se introdujo todo el miembro en su boca, comenzó con un lento movimiento de lengua. Lamía desde la base hasta la punta y lo volvía a introducir una y otra vez. Takafumi se retorcía del placer y se aferraba fuertemente a las sábanas de la cama. No pudo con tanto placer y descargó toda su esencia en la boca de su amado. Lo miró sonrojado al ver como el otro lo bebía gustoso.
Inmediatamente Zen se acercó a él y unió sus labios con los del más chico para darse un beso lento pero dulce y que poco a poco comenzó a hacerse más apasionado.
—¿quieres continuar?—preguntó Zen. Takafumi solamente lo miró sonrojado y asintió.
Dicho esto, el castaño bajó hacia la entrada de su amado y lentamente comenzó a meter un dedo en ella.
—mmhh, hazlo... Quiero ser tuyo, quiero que seas mío—susurró Takafumi bastante excitado.
El castaño solo sonrió y continuó metiendo su dedo y lentamente comenzó a meter el segundo. Los movió un poco para que al peli azul no le doliera tanto.
—¿Estás preparado?—le preguntó cuándo ya la sintió lo suficientemente dilatada y posicionó su miembro erecto en la entrada del menor.
—sí, hazlo. Hazme el amor—dijo ansioso. Zen sonrió y comenzó con su tarea de meter su miembro en el interior de su novio.
—¡ah! ¡Espera! ¡Me duele!—exclamó con unas pocas lágrimas resbalando por sus ojos.
—está bien, iré más despacio—le dijo con dulzura y le acarició una de sus manos.
—continua—susurró el peli azul. Zen obedeció y siguió penetrándolo hasta que sintió que estaba todo dentro.
El peli azul comenzó a mover su cadera indicándole que también se moviera. Así lo hizo.
—¡ahhh! ¡Más, más rápido! —exclamó el menor sintiendo que su corazón iba a explotar. Se sentía demasiado bien. No quería que lo sacara nunca.
El mayor movía su cadera de una forma muy hábil y lo hacía de una forma que estaba volviendo loco al peli azul.

—hah, hah, estoy a punto de venirme—dijo Zen también al límite, pero trato de aguantar un poco más y tomó a su novio delicadamente por la cintura y lo acomodó de forma que quedara sentado sobre sus piernas. El peli azul lo miró sonrojado y se mordió un poco el labio inferior.
No pudo resistir más y se acercó a él para darle un beso apasionado en los labios.
—te amo—le susurró Zen al oído y escondió su cara en el pecho de su amado. Este solo envolvió su cuello con sus brazos.
—yo también te amo—susurró el menor y dejó salir unas pocas lágrimas.
Unas cuantas embestidas más y Zen se vino en el interior de su amado quien se vino entre ambos.
—¿te gustó?—le preguntó el castaño dulcemente y le acarició la barbilla suavemente.
—me encantó, pero tú me encantas más—dijo con una sonrisa pícara y ambos se miraron con ternura.
Zen bajó con cuidado al peli azul y se posicionó a su lado.
—¿te lastimé?
—no te preocupes, estoy bien, aún siento un poco de dolor, pero espero que pase pronto—le dijo acariciándole la mejilla.
Dicho esto, ambos se abrazaron y se dejaron vencer por el sueño.
Puede que a lo mejor Takafumi haya perdido a su hijo, pero conservó algo todavía más importante.
***
—¿qué pasó?—le preguntó Zen a Takafumi cuando salió del baño. Estaba ansioso y nervioso.
—positivo—dijo con una sonrisa.
FIN

espero que les haya gustado esta historia. La escribí con mucho cariño y espero que la hayan disfrutado, tanto como a mí me gustó escribirla. nos veremos después con otra historia. 

Una vida sin amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora