Criaturas Sobrenaturales

Bestiario - El Laberinto de Creta

"Lo que se mató en el laberinto de Creta se mató allí".

O eso le dijo Platón una vez a Aristóteles mientras le impartía sus enseñanzas de filosofía. Lo que nos concierne es que está historia se remonta a la época Prehelénica, cuando ni habían llegado los persas a intentar conquistar Grecia.

Todo comenzó porque el rey Minos quiso encerrar a un Minotauro que había en su isla en algún lugar donde no pudiera salir, así que le pidió a Dédalo y su hijo Ícaro recien desterrados a su isla que se lo diseñasen y construyesen. Sin embargo, es más que razonable pensar que ningún material mundano podría aguantar a esa bestia por lo que le pidieron ayuda a Lilith a conjurar el laberinto entero para que fuera indestructible. Lo realmente gracioso o irónico del asunto es que acabaron ambos encerrados con la bestia e intentaron usar el polvo de un nido de hadas para volar fuera del laberinto, y como no, terminaron ambos muertos al caer al suelo en cuanto se esfumó el efecto de este, derribando así en otra leyenda griega.

Durante varios años Minos tuvo que entregarle siete sacrificios humanos al minotauro para evitar que destrozase el laberinto y saliera de su cárcel personal. Un día un príncipe ateniense orgulloso y valiente llamado Teseo decidió meterse entre esos siete y enfrentar al Minotauro. Claro, su padre ya molesto de que se metiera en tantos líos con su loco amigo Heracles y otros seres paranormales le tuvo que dejar hacerlo a regañadientes. Con la condición de que si terminaba muerto que pusieran en el barco de regreso velas negras, si no pasaba debía poner velas blancas.

Cuando llegaron los siete jóvenes rindieron banquetes y festines en su hornor antes de partir al laberinto, como cerditos al matadero. Ahí fue donde nuestro orgulloso héroe se enamora de la hija de rey, Ariadna. Esta le enseña el método definitivo para poder regresar del laberinto: usar un hilo y seguirlo como caminito cuando quisiera regresar (un método mucho mejor que el que usaron Hanzel y Gretel), además le dio una de las primeras espadas de agnita, que su padre guardaba celosamente diciendo que: "Era un arma hecha en la forja de los dioses". Muy lejos de la realidad.

Al acabar los festejos los manadaron al laberinto. El Minotauro haciendo lo que mejor se le daba mató a los seis sacrificios y el único que quedó para combatirlo fue él. El combate fue arduo, casi mortal llegando incluso a clavarle un cuerno en el hombro, pero logró deztrozar su cornamenta y atravesarle el corazón gigange de su pecho.

Después de aquello se llevó a Ariadna junto la cabeza del monstruo de trofeo en su viaje de vuelta a Atenas, y como se le olvidó poner las velas blancas en de negras pues su padre creyó que su hijo, debido a esto cometió sucicidio tirándose al mar por ello.

De ahí que el mar de esa zona se llame "Egeo" según las leyendas. Y acaba la historia de como un chulito tuvo la suficiente potra para matar el solito una bestia cornuda sin morir en el intento.