Genio Liberado

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Hey hey! Como están? Por fin aquí con el capi de la cita ¡yay! ¡Que lo disfruten!

Después de pasar un rato agradable con sus amigos después del trabajo, Charlotte regresó a casa, un poco cansada pero nada que una ducha caliente no pudiera remediar. Salir con los chicos fue una buena manera de pasar el tiempo y dejar de pensar tanto en su cita de esa noche, en la incertidumbre de lo que tuviera planeado el ladrón, algo que la estaba poniendo ansiosa y nerviosa, y lo que menos quería era que eso arruinara sus planes.

Una vez fresca y cambiada, bajó a la sala para cenar con su madre, algo que hacía siempre que tenía oportunidad, mientras miraban alguna película acurrucadas en el sillón. Carol no solía cocinar esas noches, prefería pedir comida y pasar ese tiempo junto a su hija, ambas hablando de su día y de cualquier cosa interesante que hubiera pasado. A Charlotte le hubiera gustado compartir con su madre sus planes para más tarde, pero sabía que por el momento, lo mejor era mantener el secreto, así que se limitó a disfrutar el tiempo junto a ella hasta que llegó la hora de subir a su habitación y arreglarse.

Se despidió con la excusa de sentirse demasiado cansada y somnolienta para quedarse despierta por más tiempo. Claro, sí estaba algo cansada luego de otro día de trabajo y resolver problemas junto a sus amigos, pero cualquier pizca de sueño que pudiera tener se le había escapado por completo.

Hizo toda su rutina nocturna para no levantar sospechas, incluso apagó la luz y simuló irse a la cama, cubriéndose con las sábanas. Estaba demasiado emocionada así que no temía quedarse dormida accidentalmente porque sabía que le sería imposible.

Solo esperó en silencio, agudizando su audición para escuchar a su madre aún abajo. Ella aún estaba en la sala de estar, viendo la repetición de un capítulo de una serie en la televisión y comiendo helado. Su madre acabaría dormitando en el sofá hasta despertar por su cuenta antes de la medianoche, luego subiría a su habitación para hacerle una visita rápida y asegurarse de que todo estuviera bien. Abriría un poco la puerta y miraría adentro, lo sabía porque lo había hecho en el pasado, siempre lo hacía, vivían una ciudad con demasiados sujetos espeluznantes y maniáticos caminando libremente, tenían que cuidarse mutuamente, y su madre también veía demasiadas películas de terror, así que la entendía.

Media hora antes de las diez, como lo había planeado, Charlotte salió de su cama y se dirigió en silencio y a oscuras a través de su habitación hacia su armario.

Sigilosamente, abrió las puertas del mueble y sacó de dentro la ropa que ya había elegido para la ocasión, que consistían en un par de leggins negros, botas de plataforma, una blusa morada de manga larga y una chaqueta negra.

Ella se despojó de sus ropas de dormir y se vistió rápida pero silenciosamente con la ropa de salir, manteniendo sus ojos fijos en la puerta de su alcoba todo el tiempo, atenta a cualquier sonido que pudiera oír.

Una vez completamente vestida en un tiempo récord y maquillada, tomó la ropa de dormir que se había quitado y algo más de su armario y las colocó debajo de las sábanas para que formaran un bulto para que pasara como un cuerpo bajo las cubiertas.

Era algo simple que ya había hecho a veces cuando la llamaban de la Capi Cueva y debía salir a las apuradas por alguna emergencia. Por experiencias pasadas sabía que su madre no encendería las luces si no fuera algo muy importante, solo daría un vistazo a su cama, por lo que estaba segura de que esto también funcionaría esta vez.

Finalmente, levantó su teléfono y se sentó en el borde de su cama, esperando pacientemente a que él apareciera.

Pero entonces, recordó el regalo que había guardado dentro del cajón inferior de su cómoda. Mirando el atuendo que había escogido, la gargantilla parecía ir muy bien con ella, y también pensó que sería una buena ocasión para usarla, después de todo sería una primera cita.

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