Capítulo 11.- Y brillas

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Narra Abigail

Desde lejos observé a Laura, Alison intentó acercársele un par de veces, hasta que ella se soltó intempestivamente de su agarre. Realmente lucía harta. Su andar denotaba molestia. Me acerqué por la ventana y la observé caminar por el jardín. Alrededor de ella la gente murmuraba, supongo que no siempre le era posible pasar inadvertida. Sacudí a Laura de mis pensamientos y volví mi atención a la computadora, tenía mucho trabajo por hacer.

Narra Laura

Podía sentir el corazón como si quisiera salir de mi pecho, apreté los dientes con fuerza y caminé hasta la zona más deshabitada de la Universidad. Necesitaba estar lejos de todos, me sentía totalmente asfixiada y harta. No quiero ver a Alison, Abigail me vuelve loca y tampoco entiendo qué pasa con su actitud, no puedo entender esa personalidad tan vólatil por mucho que lo intento. La voz de Marta y Alexa aproximándose me sacó de mi abstracción. Me preguntaron si quería estar sola y les dije que no, Alexa trató de hacer una broma que evidentemente no sentó bien. Marta me miraba como si tratase de armar un rompecabezas y yo simplemente aparté la vista. No quería hablar pero agradecía su compañía, cubrí mi rostro con ambas manos y ambas me abrazaron. Sugirieron que tomase todo el tiempo necesario, me explicaron que podría ser saludable hablar de lo que me pasaba y que guardar todo para mi podría estarme haciendo daño.

—" Es cierto".— Continuó Alexa —" La entrenadora dijo que la busques en la sala de profesores."— Me removí incómoda ante la idea. Aguardé unos minutos hasta sentirme más relajada, agradecí su preocupación a ambas y me dirigí a la sala de profesores. De nuevo encontré aquella puerta de madera, toqué y una voz desde adentro me permitió el acceso.

—"Toma asiento Laura." — La entrenadora Emilia me hizo una señal para que me acercara. Me encontré con Abigail escribiendo en una laptop que yacía en un escritorio color blanco. Tomé asiento en el lugar que se me indicó y sentí la mirada de la rubia sobre mi, detalle del que me desentendí.

— " ¿Cómo está tu pierna ?" — Señaló la mujer de cabello azabache que se encontraba a cargo del equipo femenil. Indiqué que todo estaba bien trayendo un gesto de alivio a su rostro.

—"Tenía miedo de que fuera grave. Esta semana estarás en el banco de suplentes" — Aunque odiaba la idea de jugar menos, acepté la decisión sin protestar.

—" No me mal entiendas, eres quien más partidos ha jugado. No quiero arriesgar."— Aclaró la entrenadora con una leve sonrisa, nuevamente asentí sin decir nada.

—"Déjame ver la herida, por favor." — Me puse de pie y cumplí su petición. Alcé un lado de mis jeans dejándole apreciar mejor. Por inercia miré hacia otro lado encontrando sus ojos sobre mi pierna, me detalló de abajo para arriba; al llegar a mi rostro se dio cuenta de que le observaba y desvió la mirada.

—"De verdad estoy bien." — Mi comentario le hizo gracia a la mujer que estudiaba mi pierna y regresó a su lugar.

—" Deja de ser tan modesta. El equipo tiene el día libre, nos vemos mañana."— Agradecí sus atenciones y antes de salir miré de reojo a Abigail, quien me miraba a lo lejos con una expresión similar a la frustración. Me resigné a la incertidumbre de su persona y volví donde mis amigas.

Narra Abigail

Luego de que Laura se fuese de la sala, me admití curiosa y comencé a hacerle conversación a Emilia, quien me hablo de la recién llegada joven, Marta. Me explicó que tiene una visión de juego privilegiada y ocupa la posición de defensa. De igual modo, resaltó en que la chica era una grandiosa y brillante persona que no me traería ningún problema como alumna. No pude ignorar la comparación que hizo entre ella y Laura, dijo que ambas eran muy cercanas y un tanto parecidas. Advertí el brillo en los ojos de Emilia al describir a Marta y pude comprender que ella era alguien especial tanto para el equipo como para su entrenadora.

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