Narra Laura
Me quedé observando como su cabello rubio se movía a la par con el viento, me miraba de una manera tan especial que ni siquiera podría describirlo. Abigail... que mujer tan interesante y llena de misterios que ansío descubrir. La voz de Alison me sacó de mi abstracción.
—"¿Podrías decir algo?"— Respiré hondo y recordé la discusión que estábamos teniendo.
—"Cálmate. No quiero pelear por todo."— Mala idea, eso la hizo enfadar aún más.
—"¡Quieres el camino libre para estar con esa mujer!"— Reviré los ojos y tomé asiento junto a la rubia, que me miraba expectante desde su lugar.
—"Estoy al límite de esto."— Terminé la llamada y aprecié la preocupación en el marrón de sus ojos, me encantaría saber si ha escuchado todo.
Ante la duda en su gesto, le hice saber que todo estaba bien. En realidad, ya estaba harta de lo mismo. Alison ha sido una persona importante para mi, pero no quiero estar cerca de la persona en la que se ha convertido, tal vez el amor venía con fecha de caducidad o bien, tan sólo nunca la he amado. Volviendo a Abigail, pregunté si había sucedido algo debido a la sombra que embargaba su rostro. Ella traía una cara de pocos amigos y algo en mi lo había atribuido a su reciente llamada con Rodrigo.
—"Sólo estoy cansada."— Su respuesta no fue suficiente para mi.
—"¿De Rodrigo?"— No pudo ocultar la sorpresa en sus ojos, se movió incómoda y su reacción me indicó que había acertado. No apartó la vista del suelo y dejó salir una bocanada antes de su siguiente intervención:
—"Es complicado."— Se veía agobiada y yo comenzaba a sentir impotencia.
—" Puedo entenderlo."— Volvió su mirada hacia mi como si tratase de que mi rostro aclarase sus dudas. Supongo que no se esperaba tal comentario.
—"¿Lo dices por Alison?"— Asentí inmediata. Abigail se mojó los labios y comenzó a narrarme un poco acerca de su historia con aquel hombre. Dijo que llevaban cerca de cinco años juntos, pero cada mes era más difícil que el anterior. Mi lengua le ganó la partida a mi cerebro y mi curiosidad tomó el micrófono.
—" ¿Lo quieres?"— El gesto de Abigail denotaba total incomodidad. Sé que estaba caminando sobre una delgada capa de hielo capaz de romperse en cualquier momento. Estaba metiéndome en un terreno complejo, pero mi deseo por comprenderla pudo más.
—"Sólo como amigo."— No voy a negar que una parte de mi recibió gustosa su respuesta, pero por otro lado era desagradable escuchar. El pelinegro era una buena persona y sin duda alguna, era evidente lo mucho que amaba a Abigail. La voz de la rubia me trajo de vuelta, aclaró que Rodrigo estaba enterado de todo esto, sentí un escalofrío en la espalda y puse atención en su relato. Como si leyese mis pensamientos, aclaró que seguían juntos porque Rodrigo no le dejaba ir. Endureció el rostro y advertí su lucha por amagar las lágrimas.
Sentí que era mi turno para hablar y expliqué un poco acerca de mi situación con Alison, enfaticé mucho en su perdida de control lo cual hizo que mi oyente suspirase. Su silencio me indicó que esperaba continuara y así lo hice. No pude negarle que Alison me estaba llevando al límite, de pronto las ganas de pasar tiempo con ella se convirtieron en deseos por no encontrarla más, mientras transcurría el tiempo lo único que yo quería era poner más distancia entre ambas, lo cual consideré una señal para poner fin a nuestra relación. Como si entendiese mi malestar, Abigail acarició mi mejilla y me miró con angustia.
—"Lamento que experimentes eso."— Tomé su mano que estaba justo en mi mejilla.
—"Lo peor que he vivido es enamorarme de alguien que no pude tener."— Sus palabras me dejaron inmóvil, quise conocer lo que había detrás de tal declaración pero a la vez sentí miedo de conocer tal verdad. ¿Por qué eligió un momento como este para decir algo así?
Abigail se puso de pie y me ayudó a pararme. Volvimos nuevamente a la sala de espera, que ahora lucía más vacía que antes. Nos sentamos junto a una mujer de cabellos blancos y un gastado suéter azul. Pusimos atención en la película que estaba siendo transmitida, iniciando un debate inesperado por las decisiones de los protagonistas. Pude darme cuenta que tanto a Abigail como a mi nos gustaba tener la razón, lo cual sólo hacía más emocionante argumentar.
Narra Abigail
Después de una gran discusión con Laura por defender mi punto de vista, la película concluyó y pude apreciar el cansancio en su rostro. Apoyó la cabeza en mi hombro y en poco tiempo, su respiración me indicó que había perdido la batalla contra el sueño. Detallé la sala, únicamente nos encontrábamos nosotras y aquella mujer mayor quien al encontrar mi mirada me dedicó una generosa sonrisa que correspondí.
—" Mi esposo y yo solíamos debatir así "— Me encogí de hombros sin comprender las razones de la mujer para decir tal cosa.
—" No puedes esconder la verdad en tus ojos."— Tomé aire antes de hablar.
—" Lo que siento nunca podrá ser." —Traté de decir algo más pero la de cabello cano me interrumpió.
—" No lo sabrás si no lo intentas. La vida no da muchas segundas oportunidades." — Concluyó con una tímida sonrisa y caminó por el pasillo hasta que le perdí de vista. Pasé un brazo y rodeé la cintura de Laura, involuntariamente se acomodó sobre mi pecho y me enternecí ante la escena, deseando que la vida se parase ahí mismo. Besé su frente y sin advertirlo la pesadez de mis párpados venció.
Ignoro el tiempo transcurrido pero la voz de la enfermera nos trajo de vuelta. Dijo que Lucía ya podía irse a casa e inmediatamente nos dirigimos a su habitación. Le ayudamos a cambiarse de ropa y después de las indicaciones del médico, salimos del hospital. Cuando llegamos a casa de los Marín el reloj marcó las 11 de la noche. En agradecimiento Laura quiso invitarme a cenar junto con ellas, aunque Lucía me dijo que lamentaría aceptar la propuesta ya que su hermana y la cocina se repelen mutuamente. Cenamos algo sencillo, una fría brisa soplaba desde la ventana del comedor, eran pocos los automóviles que transitaban a esta hora. Los comentarios de Lucía me hicieron reír más de lo que quisiera admitir y me alegré de poder compartir este momento con ambas. Laura se ofreció a lavar los platos y tiempo después ya nos encontrábamos en las afueras de su casa, era tiempo de irme.
—" ¿Vendrás mañana?"— No esperaba esa pregunta pero fue agradable pensar en que tendría un motivo para estar cerca de ella nuevamente, asentí y pude apreciar un ligero brillo en sus ojos lo cual me emocionó.
—"Si necesitas algo, llámame."— Laura tomó mis manos y nuevamente me agradeció por toda la ayuda. Me miró y la miré, la miel en sus ojos me provocaba un trance del que difícilmente quería escapar. Sus labios eran hipnotizantes y me reprendí ante tal pensamiento.
Narra Laura
Admiré el marrón en sus ojos, la contemplé cual caballero a su musa. Llegué a la conclusión de que apartar la mirada era negarse a apreciar una obra de arte en su máxima expresión. Esa seguridad al hablar, la seriedad en su rostro, su risa y la manera en la que defendía sus ideales, la tranquilidad que me infundía, el respeto y aún más el amor con el que hacía cada una de las cosas.
—" No me mires tanto que me gastas."— No pude evitar reír ante el inesperado comentario.
Siendo más nervios que persona me acerqué lentamente hacia ella, envolviéndola en un abrazo. Estar ahí me hizo sentir segura, en paz; como si cada una de mis piezas volviera a su sitio. Me olvidé de todo aquello que me preocupaba, respiraba su esencia y mis latidos cual metrónomo entonaron una serena pieza musical.
Alguien nos separó con fuerza y sentí el impacto de sus puños en mi rostro, de pronto su voz anunció lo que me temía.
—" ¡Estás engañándome con ella!"— Estremecí al ver la rabia contenida en sus ojos.
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Prohibido (MODIFICADO)
RomanceLos enigmas del pasado, demasiadas preguntas y una sola respuesta: Laura. Todos los derechos reservados.