Capítulo 13.- En tu honor

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Narra Laura

La rubia lucía realmente tensa ante la presencia de Rodrigo. Después de ver la situación entre ambos, en verdad no me molestaba esperar hasta que arreglasen sus asuntos.

—" Ya tienes el permiso de la capitana. ¿Podemos hablar ahora?"— Esto último lo dijo con brusquedad, le dediqué una pequeña sonrisa que contribuyó aún más a su enfado. La profesora me pidió que le espere con amabilidad y acepté sin problema.

—"Rodrigo puede ser impulsivo".— Marcía se disculpó y yo traté de restarle importancia a lo sucedido. Me invitó a tomar un poco de jugo y acepté, agradecí que me alejara del sitio en donde estaban teniendo su conversación. El lugar era bastante acogedor, pude notar la gran organización de lo poco que tenían. La cocina tenía una modesta ventana que permitía el paso a unos pocos haces de luz. Su hermana se interesó en mi carrera, que resultó ser la misma de Abigail, esto último no pareció sorprenderle. Me habló un poco de ella, descubrí que era abogada y llevaba un par de años en los juzgados. De repente la conversación se desvió hacia la rubia, Marcía detalló en el gran amor de Abigail por los números y esa clase de cosas. Me preguntó acerca de su desempeño como docente y no pude ser más sincera, era la mejor profesora que había tenido; me pareció increíble que esta fuera la primera ocasión en la que daba clases ya que lo hacía con una excelencia indudable.

 La abogada señaló que el principal trabajo de Abigail residía en una empresa dedicada a diseñar softwares, mi sorpresa aumentó cuando dijo que ella era la dueña. Parece ser que Abigail diseñó prototipos desde que era estudiante, el tiempo le ayudó a ganar experiencia y se volvió una profesional en el área. No ignoré la sencillez de la rubia a pesar de ocupar un puesto importante y un salario claramente superior al de profesora. Mi admiración por ella crecía y crecía en tanto Marcía me narraba más.

—"No le digas que te conté esto o me matará."— Agregó entre risas. Le hice saber que no diría nada y mi preocupación inicial volvió, me preguntaba como le estaba yendo con Rodrigo y si estaba teniendo problemas por mi causa.

Narra Abigail

No me sorprendí ante todas las preguntas que él me hacía, se encontraba frustrado y podía entender un poco el por qué. Dio demasiadas vueltas antes de preguntar lo que me temía.

—"¿ Te estás alejando de mi por ella?"— Respiré hondo y le recordé que siempre había sido transparente con mis sentimientos hacia él, me pareció necesario hablarle del pasado y así lo hice. El pelinegro no podía creer lo que escuchaba pero se mantuvo callado y me permitió explicar más. Le dije cuánto intente que lo nuestro funcione pero simplemente no puedo amarle por arte de magia, no importa cuanto traté nunca lo dejé de ver como un amigo, en ningún momento nos sentí como una auténtica pareja.

—" ¿Vas a dejarme por una niñata que acabas de conocer?"— Rezongó. Un tanto reticente respondí.

—"No le llames así."— Rodrigo me miró desafiante e insistía en que todo lo que acababa de decirle tendría que ser broma. Mi enfado creció cuando me dijo que era una cualquiera y sin pensarlo mucho le abofeteé. El hombre lamentó no hacerme cambiar de opinión, golpeó la pared con fuerza y comenzó a llorar.

—" Yo he pasado años luchando por ti, pero Laura ha conseguido lo que yo nunca pude en sólo meses."— Le reprendí por tal declaración recordándole que Laura no era una persona a la que acababa de conocer. Fue una conversación más dura de lo que quisiera admitir pero al final, sabía lo que debía hacer. Nuestra relación tenía que terminar.

Narra Laura

Sin darme cuenta pasaron cerca de dos horas hablando con la hermana de la rubia. Escuchamos el azote de la puerta y encontré el marrón de sus ojos que evidenciaban lo mucho que había llorado. Me pidió que le diera unos minutos y caminó como en una especie de trance hacia su habitación. Como si leyese mis pensamientos, Marcía sugirió que sería buena idea seguirla y lo hice. La puerta entreabierta dejó ver a una Abigail devastada, estaba en el suelo, llorando y con las manos cubriéndole la cara. Cerré la puerta tras de mi y me senté a su lado, al advertir mi presencia me habló con un hilo de voz —"No deberías verme así."— Estudié su rostro, se mordía los labios como reprimiendo un grito que escondía toda su verdad.

—"Tú tampoco estás sola."— Me miró por unos segundos como si su mente recrease la misma escena que vivimos momentos atrás sólo que con papeles distintos. Extendí los brazos y salió de su abstracción aferrándose a mi. Escuché la fuerza de su dolor a través de aquellos sollozos, sus lágrimas mojaban mi ropa y sinceramente no me importaba. No me moví de su lado ni por un momento aún cuando su llanto sólo empeoraba. Acaricié su espalda y ella continuó unida a mi, de pronto susurró en mi oído:

—"Rodrigo y yo terminamos."— Me lamenté y ella se incorporó haciéndome encontrar sus ojos. Entonces me habló de lo necesario que era tomar esa decisión, se dijo aliviada ya que le parecía injusto permanecer al lado de alguien a quien nunca amó. Alison pasó por mis pensamientos y creí que era así. A veces las cosas que pensamos difíciles de soltar son aquellas que mejor pueden hacernos. —"Gracias por estar aquí."— Abigail acercó nuestras frentes permitiéndome respirar mejor el perfume de su cuerpo.

—" No te alejes de mí."— Más que una declaración parecía una súplica por parte de la rubia. Besé su frente y mi hermana apareció en el momento menos oportuno. Respondí la llamada y Abigail esbozó una tímida sonrisa ante la ironía de la situación.

Unas horas después me encontraba en casa con mi hermana y la mujer que me hacía perder la razón. La profesora ayudó a Lucía con toda su tarea acumulada, me quedé admirando la paciencia con la que Abigail le enseñaba.

***

Narra Abigail

Pregunté a Lucía si tenía más dudas y me impresionó saber que todos los conceptos habían quedado claros. Tomando ese como el final de mi estancia en la casa Marín me despedí de la menor y Laura me acompañó hasta la puerta.

—"Abi, siento que te debo mucho. ¿Puedo hacer algo por tí?"— Reí ante lo considerado de su comentario.

—"Sorpréndeme"— Laura entrecerró los ojos y tomó unos segundos para idear un plan.

—"¿Quieres ver una película después del partido del viernes?"— Mi sonrisa se dibujó de oreja a oreja. En verdad no me importaba el plan y mucho menos el sitio, he pasado años deseando que fuera ella con quien pudiera hacerlos realidad. Acepté encantada la idea y Laura no pudo ocultar su emoción. Su hermana dejó salir un grito desde la cocina:

—" Ya dile que te gusta."— Laura me miró avergonzada y yo sentí que me derretiría de amor. De nuevo admiré el brillo en sus ojos miel. No importa si han pasado días, meses e incluso años, ese seguía siendo mi color favorito.

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