La jungla
Entro al club, olía a whisky, con cigarrillos y perfume barato. Había una tarima pequeña al lado del cartel verde fluorescente que decía 'La Jungla', en la mitad se encontraba un escenario redondo con un tubo plateado en la mitad, había un chica flaca hasta los huesos moviéndose alrededor del tubo. Los hombres le gritaban cosas, y le tiraban dinero.
Negó con la cabeza, y avanzó con su guitarra a la barra — Blaine, que bueno verte — Dijo el bartender asiático, su nombre era Mike. Era agradable, siempre que llegaba le tenía un trago preparado.
— Mike — Saludó con la cabeza, se sentó en la barra, y Mike le ofrecio un Whisky, el moreno lo acepto gustoso y le dio un sorbo, sintiendo el calor atravesar su garganta.
El club estaba repleto de hombres, de diferentes edades, era un club bisexual, entonces se presentaban mujeres, y hombres.
Había conseguido este trabajo, gracias a su mejor amigo, Sam. Era bailarín exótico del lugar, un día llegó a casa gritando — TE TENGO TRABAJO COMO MÚSICO.
Fue contratado a William Shuester para tocar en el bar 4 veces por semana. Acepto sin pensarlo 2 veces, era una economía dura, y aun estaba ahorrando para pagarse un EP en alguna disquera. Cuando su padre le había dicho que la vida de músico iba a ser difícil, nunca se imaginó esto.
Vivía en Bushwick en un apartamento compartido con 4 personas, incluido Sam, a veces tocaba en el Central Park, pero no era suficiente para la cuota de arriendo.
La primera vez que llego al club, los bailarines no tardaron en seducirlo, se había acostado con un par, pero nada especial. Se había acostado con un chico llamado Sebastián varias veces, tanto así que el chico se obsesionó con el. Tuvo que contarle a William, porque Sebastián armaba escándalos cada vez que lo veía coquetear con cualquiera.
Ahí implemento la regla de 'No Sexo entre empleados', claro, amenos de que fuera trabajo pagado. Pero el claramente no iba a pagar por sexo, cuando lo podía conseguir tan fácil.
Detrás del escenario en los camerinos, se encontraba Sebastián, y Quinn, dos de los bailarines más antiguos.
— Cree que puede engañarnos, pero yo se lo qué pasa ahi — Dijo Sebastián cepillando el cabello con cierta rabia — No actúes como si no vieras como lo mira, la manera en la que camina, con el pelo alborotado, y la ropa de cuero. El probablemente cree que el lo ama.— Se burló fuerte.
Quinn lo miro y sonrió — Por Favor Sebastián, tú mejor que nadie sabe que NADIE puede amarrar al chico.
— Si ese niñito cree que puede venir a robarse mi negocio, y a robarse a mi chico. — Le dio un sorbo al cóctel enfrente, y se miró al espejo— Espera que le diga al jefe con quien se está acostando.
Los dos se rieron — Eres malo — Quinn lo miro riéndose.
Blaine ya se encontraba listo para tocar, estaba en la tarima con su guitarra y un micrófono, cuando se escucha de fondo la voz gruesa del jefe.
— Damas, y Caballeros. Viene al escenario, carne nueva, metanse las manos al bolsillo, y enséñenle su caliente bienvenida. La Jungla les presenta, Ángel — Su voz era áspera y profunda.
Era su señal y empezó a tocar Gorilla, de Bruno Mars
Oh I got a bottle full of liquor with a cocaine
Kicker and I'm feeling like I'm thirty feet tall