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"Don't trust a perfect person and don't trust a song that's flawless"

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-Ravenclaw- gritó el sombrero seleccionador después de unos tensos cuatro minutos.

La mesa con estandartes color azul y plata comenzó a aplaudir enérgicamente a la suma de su nuevo miembro; la pequeña Evelyn bajó del taburete con una nerviosa sonrisa en su rostro. Al parecer, casi era un Hastall. O eso fue lo que entendió de los susurros provenientes de las cuatro casas. Y a diferencia de lo que muchos estudiantes afirman, ella nunca escuchó la voz del sombrero en su cabeza decidiendo a qué casa la enviaría.

Evelyn Dolohov, o mejor conocida como Evelyn Warren, se dirigía a las orillas del bosque prohibido donde aprovecharía el silencio y se dedicaría a estudiar para el examen de herbología. O al menos lo intentaría, nunca había sido muy buena en esa materia y prefería sentir la vegetación en la palma de sus manos contra estudiar sobre ella.

A pesar de sus planteos, divisó una figura deslizarse casi danzando a la par de las hojas por la arboleda. Normalmente se sorprendería si viera a una estudiante, adentrarse a las profundidades del bosque en un día tan hermoso como ese. Pero luego vio que se trataba de Luna Lovegood, una alumna tres años menor a ella y conocida por sus extraños hábitos. Se habían cruzado varias veces en su estadía en Hogwarts a causa de sus preferencias por los lugares inhóspitos. En lo personal, a Evelyn se le hacía un individuo muy interesante. Se regalaron una sonrisa amable y ambas continuaron con lo suyo.

Luego de cuarenta minutos, la adolescente se levantó del suelo apoyándose en el viejo y enorme tronco que adoraba usar como respaldo, refugio y escondite. Era muy interesante saber que probablemente él había contemplado generaciones de estudiantes en los patios del castillo. Tenía una extraña afición a lo antiguo, por lo que fue la primera en emocionarse al conocer la existencia de la Cámara de los Secretos y la Sala de Menesteres. Y también la primera que miraron mal por estar con una sonrisa en vez de un semblante preocupado cuando la primera fue abierta. Estaba segura de que algún día conseguiría entrar en ambas.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando en un pasillo cercano a la Sala Común de Ravenclaw se oyeron los gritos de Filch seguidos por las risas de dos famosos pelirrojos conocidos por sus bromas. Al tropezarse con Evelyn, quien los miraba con desconfianza, sus caras cambiaron rotundamente puesto que la chica era la prefecta de su casa.
Los gemelos miraron hacia atrás al escuchar los ruidos de Filch, luego entre ellos, y tras un asentimiento, se abalanzaron sobre Evelyn hasta un armario de escobas. Rápidamente, ella sacó su varita de su abrigo e inmovilizó a ambos por puro reflejo. Allí permanecieron en silencio durante unos minutos hasta que el celador siguió su camino.

-¡¿Qué diablos les sucede?!- preguntó Evelyn con la furia chispeando en sus ojos una vez fuera del armario. -Realmente no quiero verme implicada en sus bromas, son innecesarias- añadió al mismo tiempo que quitaba el encantamiento.

-Wow tranquila, Warren. Nadie sabrá que estuviste aquí. Además, ya quedamos a mano.- dijo uno de los gemelos notablemente ofendido mientras que el otro se dedicaba a inspeccionarla con la mirada como si estuviese buscando algo. -Aunque nos vendría bien una aliada prefecta. ¿No es cierto Georgie?- dijo codeando a su hermano.

-Sí, claro- afirmó mientras una sonrisa amable se asomaba.

-Por supuesto que no. Y disculpa por defenderme ante dos desconocidos que me encierran en un armario.- contestó la chica aún más enojada que antes.

Fred le susurró a su hermano algo similar a "te dije que era muy iracunda", pero bastó con una mirada excesivamente indescifrable para cualquiera ajeno para que intentara mostrarse amable.

-Bueno, yo soy Gred y él es Feorge Weasley. ¿Lo ves? Ya no somos desconocidos- se presentó divertido mientras George levantaba su mano saludando.

-Evelyn D... Warren. Evelyn Warren.- se rectificó al instante al recordar que el director Dumbledore había mencionado algo acerca de su familia relacionado con los Weasley. Lo único que sabía se lo había dicho él en su cumpleaños número once.

Se encontraba una pequeña niña en su habitación de colores opacos observando la lluvia desde la ventana. Siempre le había parecido el fenómeno natural más hermoso y la distraía de ciertas cosas; el caer de las gotas le recordaba a las personas, eventualmente todos caían y se destrozaban.

Los pasos en las dañadas escaleras se hicieron oír y casi automáticamente Evelyn se paró rígida frente a la puerta al tiempo que esta era abierta.

Un hombre barbudo y canoso la atravesó y le regaló una sonrisa benevolente.

-¿Viene a adoptarme?- preguntó ingenuamente luego sintiéndose estúpida luego por su insolencia.

-No, querida.

-Va a llevarme a un lugar para gente especial, ¿No es cierto? Los oí hablar el otro día...- esperaba que con eso de "gente especial" se tratara de algún centro para personas con discapacidades y no un manicomio.

-No es lo que piensas- respondió simplemente. La infante estaba casi segura de que estaba leyendo su mente, pero la magia no existía y el viejo quería irse de allí lo más rápido posible. ¿Conoces los cuentos de hadas, con todas aquellas criaturas mitológicas, brujas, magos, e incluso duendes?- Evelyn asintió. Por supuesto que los conocía, ahora sospechaba que el verdadero trastornado era el anciano frente a ella. -Bien- sonrió. Por ejemplo, yo soy un mago y tú una bruja.

-No le creo, señor.- acto seguido, hizo un ademán y despejó el cielo, convirtiéndolo en un hermoso día soleado. Sus labios se abrieron de par en par. -¿También puedo hacer eso?

-Con mucha práctica.- le informó del funcionamiento de su mundo, de Hogwarts, el ministerio, estaba acostumbrado a ese procedimiento con los hijos de muggles. -Por cierto, ¿Cuál es tu nombre, pequeña?

-Evelyn Dolohov, señor.- el rostro de Dumbledore se ensombreció al instante. Se acercó a ella con interés, dubitativo. Se quedó en silencio unos segundos, debatiendo en sus adentros.

-Hace varios años, un mago poderoso tomó el control del mundo mágico y se dedicó a lastimar muchas personas. Sus seguidores se denominaban mortífagos- hizo una pausa para mirar la cara de Evelyn, la cual presentaba confusión y ansias por oír cómo terminaba la historia como si de un cuento se tratase- , y tus padres, Antonin y Coralie Dolohov, lo eran. Fueron sentenciados por sus crímenes a una cadena perpetua en Azkaban, la cárcel de los magos, por numerosos daños mortales. Como a la familia Prewett y varios muggles, personas no mágicas.- no creía deber hablarle de eso a una niña de once años, pero lo hizo aún así. -Sé que es demasiado para ti, así que continuaremos esta conversación en la mañana. Mientras tanto, te diré que has sido admitida en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Un profesor te acompañará a comprar lo necesario con un suministro de dinero proporcionado por el Ministerio para magos y brujas como tú. Pasarás el ciclo escolar en la escuela; en la carta encontrarás más información. Te veo el primero de septiembre, Evelyn.

Sin más palabra, el director Dumbledore se esfumó dejando una cantidad abismal de dudas en la pequeña. Como el dónde estaba la carta, duda cual desapareció al verla sobre su desordenada cama. Era un viejo astuto, se fue sin dejarla emitir palabra siquiera.

Aún no la habían convencido de esa realidad tan fantasiosa, pero no desperdiciaría la oportunidad de escapar de ese horrible lugar, con los insultos de los demás niños y los castigos de las cuidadoras. Todos le temían a la pequeña; pero era solo eso: una pequeña.

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Hola! Sepan entender que esta es mi primera historia y esta es más que nada una introducción. Los próximos capítulos serán más normales :p Si quieren votar y comentar, se los agradecería mucho.

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Traidora - George Weasley (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora