Te gusta provocarlo

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Joaquín POV

Las clases esa semana estuvieron tranquilas, al estar en mi último semestre el trabajo ya no era necesariamente acompañado por los maestros, sino que más bien debíamos trabajar en nuestras obras de manera individual, por lo que pasaba la mayor parte del tiempo en nuestro piso mezclando pinturas y armando mis proyectos para los días de entrega.

Llevaba viviendo ahí casi un año, Niko había decidido mudarse de los cuartos de la universidad meses antes y había encontrado un piso estilo estudio abierto con dos habitaciones, tenía una bonita vista a la ciudad y al ser un estudio la renta era más barata que un departamento completo, pero él no quería vivir solo, por lo que durante semanas insistió hasta que acepté mudarnos juntos.

Nos iba bien desde entonces, llevábamos siendo amigos desde que iniciamos la carrera y conocíamos las manías el uno del otro, así que no nos costo adaptarnos a vivir juntos, simplemente respetábamos el espacio de cada uno.

Lo único que no soportaba de Niko, era el cariño que tenía por Emilio, lo conocía desde hacía cuatro años y desde el primer momento lo había amado como a un hermano, su relación se interponía en mi intención de mantener al rizado únicamente en una amistad, pues Emilio no tardo en convencerlo de que debíamos estar juntos, al punto en que una llamada era suficiente para que Niko le hablara de mí abiertamente.

Aunque mi enojo duraba muy poco, era difícil mantenerme de mal humor con él, su personalidad era tan volátil que no tardaba en hacerme reír y todo volvía a la normalidad.

Esa tarde nos habíamos dedicado a limpiar el apartamento, lo hacíamos una vez por semana para evitar que nuestras cosas para las clases se revolvieran y ya que nos pasábamos días enteros trabajando en diferentes horarios, era común que eso ocurriera, una vez que terminamos nos tiramos en la sala y ordenamos sushi para cenar.

―Eduardo me llamó, ya todo el mundo sabe que Emilio regresó. ―murmuré separando mis palillos, Niko dejo dos cervezas en la mesita de centro. ―Le expliqué que no estoy con él ahora mismo, pero me cancelo la cita de mañana. ―añadí con los ojos en blanco, era una estupidez el miedo que le tenían a Emilio, ni siquiera había hecho algo real.

Solo eran palabras al aire que nunca llego a cumplir y aunque tenía todo ese aspecto de chico rudo, no era un matón.

―Siempre dices que no estás con él y dos semanas después están follando en todos lados, hasta yo tengo miedo de abrir una habitación y encontrarlos desnudos. ―exclamó con una sonrisa divertida, eso solo había pasado una vez. ―Aparte de que te encanta provocarlo hasta que lo pones todo cavernícola, cualquiera que te sigue el juego se arriesga a que partan la cara.

―No me gusta provocarlo. ―murmuré tomando un rollo con los palillos. ―Y Emilio nunca le ha pegado a nadie, solo murmura tonterías. ―añadí encogiéndome de hombros.

―Claro que te gusta provocarlo, cuando nos conocimos armaste una pelea en un bar porque te pusiste a bailarle descaradamente a un tipo en sus treintas, sabiendo que Emilio te estaba viendo. Creo que hasta nos vetaron del lugar. ―respondió con una sonrisa burlona en su rostro, había olvidado ese incidente, pero era joven tenía dieciocho y tenía meses sin ver a Emilio, solo quería revivir los viejos tiempos, no provocarlo.

―Fue solo una vez.

―Andrés hace dos años y Mariano hace un año. ―lo miré sorprendido de que recordara incluso sus nombres, por eso odiaba que Emilio lo tuviera de su lado.

―Esas no fueron intencionales, él estaba en la ciudad y yo no lo sabía. ―murmuré sonrojado, sonrió divertido y negó.

―Te manda boletos para cada concierto que tiene en la ciudad, sé que eres la única persona a quien le avisa cuando va a tomarse un descanso en su apartamento y también el único al que le avisa de su fecha de partida. ―fruncí el ceño escuchándolo atentamente, no se suponía que mi mejor amigo defendiera a mi ex. ―Sabes exactamente los lugares que frecuenta y decidiste llevar ahí a Mariano el año pasado.

Mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora