La abejita y la flor

3.1K 247 125
                                    

Joaquín POV

La semana siguiente Emilio cumplió su promesa finalmente para ayudarme con la pintura, pasábamos prácticamente todas las mañanas en la universidad con él posando para mí, mientras me dedicaba a pintar cada pequeña marca en su piel, estábamos avanzando bien, logramos comportarnos lo mejor posible teniendo en cuenta que estábamos solos y con Emilio semidesnudo.

El resto del tiempo íbamos de su piso al mío, con breves escapadas a sus escondrijos y noches enteras de ensayo en estudio.

Emilio había grabado un par de canciones esa semana, su voz había mejorado con los años y amaba escucharlo cantar desde el otro lado del cristal, era como ver a ese adolescente derrotado por las palabras de su padre, ser libre finalmente. Mi chico había encontrado su camino y era simplemente increíble estar ahí para verlo.

―Es la última de hoy, Emilio. ―anunció Carlos con una señal de aprobación, Emilio se quitó los audífonos y acomodo un par de cosas antes de reunirse con nosotros, era tarde, la mayor parte de los trabajadores se habían ido hacía dos horas, solo quedábamos nosotros tres y por supuesto el clon que seguía a mi rizado a donde sea que fuera.

Desde que había comenzado a trabajar de noche, Carter había pedido un cambio de horario aparentemente por la escuela, según me explicó Carlos, el chico acababa de entrar a su último año de preparatoria, pero estaba decidido a dedicarse a la música. Su padre era su amigo de toda la vida y por eso le consiguió un empleo dentro del estudio.

―Si seguimos a este ritmo, terminaremos el disco a tiempo para salir de gira en otoño. ―exclamó Carlos moviendo un par de cosas en su consola, me levanté de la silla giratoria donde había estado escuchando a Emilio y me acerqué a él para rodear su cuello con mis brazos.

― ¿Te he dicho que amo tu voz? ―susurré rozando sus labios coquetamente, la tensión aumentaba con cada día que pasábamos juntos y cada que lo escuchaba cantar no podía evitar enamorarme un poco más de él, seguía siendo mi sexy novio vestido de cuero que me dedicaba canciones cursis, excepto que ahora esas preciosas letras estaban inspiradas en nosotros.

Sus dedos se colaron bajo mi sudadera acariciando mi piel tiernamente y sonrió levantándome unos centímetros del piso.

―Puedo darte un concierto privado si quieres. ―susurró sobre mis labios sin llegar a besarme, sonreí asintiendo lentamente, mi rizado no era el único que necesitaba una liberación para toda esa tensión.

―No en mi estudio. ―exclamó Carlos sacándonos una sonrisa a ambos, no era la primera vez que nos advertía que el estudio no podía ser usado de esa manera, hacia años nos encontró en el armario de limpieza y nos regaño igual que mi madre cuando nos atrapo en mi habitación.

―Entonces nos vamos, gracias, Carlos. ―exclamó mi chico entrelazando nuestros dedos y dándole una palmada en la espalda a su productor. ―Descansa.

―Nos vemos mañana. ―murmuré siguiendo a Emilio por el pasillo, nos acercamos a la recepción donde el clon ponía un par de papeles en su lugar, no lo habíamos visto en toda la noche, debía haber estado verdaderamente ocupado para no ir a espiar a Emilio.

El niño seguramente creía que era bastante bueno ocultando sus intenciones, pero era imposible no darse cuenta como volaba dando vueltas alrededor de mi chico descaradamente, por un momento llegué a pensar que era inofensivo, solo un adolescente enamorado sin más, pero desde que apareció con un crop-top en el estudio ya no estaba tan seguro.

―Emilio ¿ya terminaste por hoy? ―su voz era algo que no me importaba, pero el tono que usaba con él era diferente al que usaba con el resto de nosotros y ese sonido me ponía de mal humor.

Mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora