Epílogo: Podemos Fugarnos

3.8K 278 93
                                    

Emilio POV

Tome nuestras maletas de la línea de equipaje llevándolas hasta donde estaba mi castaño hablando por teléfono con su madre, fingiendo que acabábamos de llegar a nuestro destino en Francia, le habíamos dado a todos un horario específico en el que saldríamos del aeropuerto en la ciudad para que se acoplara a nuestra llegada a Las Vegas y poder hacer las llamadas avisando que habíamos llegado.

Con todo lo sucedido la salida del disco se había retrasado un par de semanas para que pudiera recuperarme y Carlos consiguió que tuviera ese tiempo completamente libre de trabajo para que nosotros pudiéramos reponernos del asuntó, habíamos pasado días enteros en la estación llegando a acuerdos con los abogados y arreglando todo en el piso que de verdad necesitábamos ese descanso.

Decidimos reprogramar nuestro viaje con las nuevas fechas del lanzamiento del disco y el alta que me dio el médico, todo estaba listo para salir un viernes por la mañana, incluso Niko se ofreció a llevarnos al aeropuerto, pero a último momento cambiamos de planes.

Flash Back

― ¿Cuánto tiempo durara la gira? ―murmuró mi castaño sentado en la orilla del balcón con sus brazos enredados en mi cuello y sus piernas a cada lado de mi cuerpo.

Estábamos vestidos a medias con partes de mi traje divididas entre los dos, una suave brisa nos revolvía aun más el cabello y podía jurar que más de uno de los vecinos nos había visto de reojo en la última hora.

―Tenemos fechas aseguradas por un año. ―respondí besando la línea de su mandíbula lentamente, sus dedos en mi cabello me erizaban la piel, la idea de tomarlo en brazos y llevarlo a la cama para continuar con nuestra noche, no dejaba de darme vueltas en la cabeza.

Suspiró echando la cabeza hacia atrás para darme mayor acceso a su cuello, Joaquín era la clase de persona que amaba los momentos después del sexo, cuando se compartían inocentes caricias y besos robados.

―Entonces no vendremos a casa por un año. ―musitó con la voz ronca, la última vez que salí de gira tuvimos un despedida agridulce, no era la primera vez, ni siquiera era el inicio de un nuevo proyecto, en realidad estaba regresando de un descanso, pero mi castaño no lo tomo muy bien, no tenía claro que había ocurrido en ese momento, estábamos como ahora, enredados el uno en el otro, cuando él me pidió saber cuánto tiempo estaría lejos.

Le di la última fecha de la gira, aunque dudaba que no la recordara, había encontrado en su armario tiempo atrás un calendario con mis fechas para estar en la ciudad anotadas en él, no se lo dije nunca, había cosas que sabía prefería mantener solo para él y sino me había contado de ello, seguramente no quería que lo supiera.

Apenas se dio cuenta que pasaría más de un par de semanas lejos, algo se rompió en la calma de nuestra cama, él pretendía solo querer terminar con lo nuestro, mientras yo preguntaba porque, de pronto comenzó a llorar repitiendo que odiaba despedirse y prefería dejar de hacerlo.

Después de siete años, esa fue una de las pocas veces en que Joaquín se rompió frente a mí sin poder darme mayor explicación, me dejo envolverlo en mis brazos apenas unos minutos y luego dijo que tenía que irse. Nos despedimos en el aeropuerto como siempre, aunque ambos sabíamos que había levantado las murallas para protegerse, una vez más.

Ahora era diferente, podía sentirlo en su cuerpo relajado entre mis brazos, íbamos a estar juntos todo el tiempo, viajando a lugares nuevos y tomando descansos sin miedo a una despedida.

―Tenemos descansos en medio, como el de acción de gracias. ―musité recorriendo con mis labios su piel, introduje mis dedos debajo de la camisa que se había puesto encima para evitar el frío y pegué su cuerpo aun más al mío. ―Podemos venir al apartamento si quieres.

Mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora