Una relación entre un plebeyo y un príncipe podría acabar mal, muchas veces todo lo puede el amor, aunque hay ocasiones donde gana el odio.
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"Mi amor flota como un vasto océano, toma de mi tanto como quieras".
Octubre, 1815.
Jungkook se encontraba pintando el gran paisaje que estaba frente a sus ojos, era ese gran árbol que en el otoño se veía el caer de sus hojas, en conjunto con los pétalos rosados que coincidían sobre el verde pastizal del suelo, junto a el árbol se encontraba un gran y colorido arcoíris que después de una llovizna en el reino alumbraba con todo su esplendor dando paso a la felicidad y dejando atrás la oscuridad del cielo, Jungkook se cuestionaba como la vida podía cambiar en unos instantes, como de un cielo oscuro, triste y degradado puede convertirse a contener la felicidad en cada rayo de luz que alumbraba sus grandes ojos color avellana. La vida de Jungkook a sus 18 años estaba punto de convertirse en la misma línea de tiempo de lo que es el color del cielo.
El padre de Jungkook estaba saliendo con una viuda de un médico del pueblo, él no tenía problema con que su padre fuese feliz estando de lado de una mujer porque nunca ha sido egoísta, el sabe que todos merecen ser felices, además la madre del plebeyo había fallecido hace 17 años, cuando una fuerte enfermedad apareció en el reino Daegu, y termino con la vida de muchas personas. Jungkook no la recuerda pero sabe de su gran parecido con ella, ya que su padre Namjoon le dice continuamente que está muy feliz de tener la dicha de ver lo parecido que es a su bella madre.
De pronto un ruido lejano despertó a Jungkook de sus pensamientos, su padre Namjoon sonriente salió de pronto tocándole el hombro.
— Se que esto puede ser poco oportuno Kook, pero ya no viviremos solos desde ahora, tal vez no estés de acuerdo con que esto suceda, ni que la plebeya traiga consigo a sus primogénitos a vivir a nuestra casa, pero sé que es tiempo de aprendamos a seguir adelante después de tanto tiempo. - Termino diciendo Namjoon con angustia escondida entre sus palabras.
La expresión el rostro de Jungkook era serena, él sabía que nadie más que su padre merece continuar con su vida y ser feliz por lo que le resta de ella, y de igual manera sabía que no tenia derecho de quitarle la oportunidad de conocer a alguien más. Contrario a lo que muchos esperarían el pequeño Jungkook estaba emocionado de tener nuevas personas con las cuales compartir su día, y tener hermanastros con los cuales podría llegar a tener tanta confianza, le sembró una semilla de ilusión a el plebeyo de ojos avellana.
— Padre, apoyo totalmente su decisión de continuar con su vida y contraer matrimonio con Joohyun, confió en usted y se que dará todo de si para seguir siendo una familia. - Termino de decir Jungkook con sus ojos brillantes de ilusión deseando que sus sueños de poder contar con una familia estén por hacerse realidad.
Entonces un pequeño carruaje color blanco con decoraciones color beige en ellas estaciono enfrente de ambos, rápidamente Namjoon camino a paso apresurado para poder ayudar a Joohyun a bajar del carruaje. Jungkook seguía parado enfrente de la gran puerta de su casa esperando a que todos los integrantes de ahora su nueva familia estén por entrar.
Pero muchas veces lo que imaginamos no es la vida real, y no todas las personas son como lo parecen, pero Jungkook era muy inocente como para ver la maldad en la humanidad.
