XIV

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Y el lunes había llegado. El sonido de la alarma le instó a despertarse. El sábado fue un absoluto asco. Lo único rescatable del domingo era la premisa que Jiraiya se encargara de darle, habían aceptado una de sus novelas en una editorial y el adulto no podía sentirse más feliz. En algún momento, Naruto se había sentido incomodo al tener que tocar el tema de aquella "cita" (si es que podía llamarle así) con Itachi en el acuario. A pesar de desviar la conversación varias veces a la hora de la cena, llego el punto en el que Jiraiya se desesperó y se vio en la necesidad de preguntarle directamente por segunda ocasión

Perfecta, genial, única, eran las palabras que Naruto había usado para referirse a la simple y corta salida junto al apuesto muchacho de cabello negro y ojos escarlatas. Quizás la cita habría resultado de ese modo, si su conducta no hubiera sido "inadecuada" pero ya nada podía hacer al respecto. Estaba desesperado y desconcertado por la llamada de Deidara, y el hecho de que Itachi lo presionara en público no ayudó en nada

No importaba, por más que tratara de encontrar el error que convirtió un momento agradable en uno desagradable, ya estaba hecho. Itachi se lo había dejado más claro que el agua...pensar sobre ellos, darse tiempo, una forma poco usual para terminar la relación, y la culpa era completamente suya, por haberse ilusionado tan rápido

Su estado de ánimo no ayudó mucho a ocultar lo mal que se sentía, incluso tuvo que mentirle a Jiraiya para que dejara de insistir, no estaba enfermo pero su cuerpo reaccionaba igual que si tuviera algún resfriado

Solo le faltaba estornudar y el diagnostico estaría completo

La soledad acompañó sus pasos al salir de la casa. Le alegraba muchísimo saber que el escrito en el que tanto se había esforzado su padrino sería aceptado, pero eso significaba que pasaría más horas fuera, al menos las primeras semanas, en lo que se llevaba a cabo la edición de la portada

Fuera de su casa, el clima no era el mejor. Las nubes grisáceas comenzaban a cubrir el cielo, se aproximaba una tormenta. Se devolvió únicamente para tomar una sombrilla en caso de que llegara a necesitarla

Al menos había tenido tiempo de sobra para realizar las tareas pendientes que anteriormente Deidara se encargaba de pasarle. Ya no quería disponer de la ayuda de nadie más, sin importar que fuera un conocido, compañero, o... Itachi

Después de caminar las mismas calles de diario, Naruto se adentró en el plantel

Mismos rostros, misma rutina, a diferencia de que ahora se encontraba totalmente solo

Dudó en seguir avanzando al distinguir a Deidara entre el resto de sus compañeros fuera del salón de clase. Exhaló cansinamente, retomando la caminata, no le debía explicaciones a nadie, y mucho menos a él

-¿Q-u-é... f-u-e... e-s-o?- deletreó Deidara, despacio, como si se dirigiera a una clase de retrasado mental. Naruto lo contempló en silencio. El brazo de Deidara le impedía el paso al salón

-Si estás molesto por lo de Itachi, olvídalo, ya no somos nada- tajó cortante. Ignorando la mirada del resto de los estudiantes. No tenía ánimo para pelear. Deidara alzó ambas cejas, sorprendido por el atrevimiento del otro

Naruto trató de rodearlo para ingresar pero Deidara no se apartó

-¡¿Lo escucharon?!- gritó, dirigiéndose a sus compañeros. Naruto se dio la vuelta, un tanto confuso por el intercambio de palabras a su alrededor, otra vez estaba pasando

-Que mal amigo- escuchó murmurar a Tenten, una chica de cabello castaño peinado en dos chonguitos

-Sabía que le gustaba y aun así...- otro murmullo más. Naruto miró en derredor. Una sonrisa irónica se dibujo en sus labios, una vez mas quien quedaba mal era él

Amor de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora