"las personas más importantes no se buscan, la vida te las presenta..."
Luego de ponerme el suéter de Milo, que por cierto me quedaba un poco grande, nos pusimos en pie y decidimos que lo mejor era buscar un sitio donde dormir.
No noté que temblaba hasta que Milo me lo mencionó y me abrazó de lado. No lo aparté, estaba muy agradecida con él, y algo me decía que si permanecía a su lado estaría bien.
— Hey —le dije mientras pasábamos hacia una calle con faroles.— ¿A dónde vamos?
— A mi residencia, los demás deben estar en las habitaciones de la enfermería —anunció con simpleza.— Ah, tenemos que entrar por detrás para que no nos vean, y si alguien nos ve actúa como si...hubieras estado conmigo —explicó con incomodidad.
— ¿Qué? —emití separándome del chico.
— Que si se enteran de que nos escapamos tendremos graves consecuencias, solo les interesa saber que cumplimos lo que ellos querían y luego nos dejan irnos a las residencias, pero es mejor evitar a los hombres de negro —se enserió.
— Y...¿Qué es lo que ellos quieren que hagamos? —me crucé de brazos.
— Que tengamos sexo para así ellos controlar mejor a las nuevas generaciones —se encogió de hombros con tranquilidad.
Fui consciente del poema que era mi cara cuando Milo soltó una carcajada y se me acercó de nuevo.
— Oye, tranquila ¿sí? No planeo hacer nada, solo te dejaré en mi cuarto y me iré a buscar algo importante —dijo cuando pudo contener su risa.— Ven, te quiero mostrar algo —me ofreció su mano.
— ¿A quién buscas? —pregunté mientras aceptaba su propuesta tomándole la mano.
— ¿Cómo sabes que es un «quién» y no un «qué»? —respondió mientras caminábamos hacia el bosque.
— En estas circunstancias siempre es un quién —suspiré.
— Ella —tomó una pausa, como reuniendo valor,— es todo para mí, durante muchos años solo nos tuvimos el uno al otro.
— ¿Puedo preguntar cómo se llama? —dije un poco dudosa.
— Alexis —sonrió,— aunque prefiere Alex —susurró.
En mi mente empecé a hilar una teoría no tan descabellada y mi boca se abrió para decir algo, pero no supe cómo y la cerré de nuevo. Él lo notó porque me miró con una cara de extrañeza.
— ¿Estás bien? —me detuvo y me miró a los ojos.
— Yo...creo que la conozco —articulé como pude.
Permaneció quieto, pero percibí como se tensó ante mis palabras.— ¿Cómo...es...ella?
— Pues... —tomé mi tiempo para describirla,— tiene ojos azules, cabello negro ondulado y piel morena clara. Ah, y tiene algunas pecas. Ella me habló también de un Milo, pero no supe que representaba para ella, solo que era parte de su vida.
Sus ojos brillaron y en su boca se formó una sonrisa de esperanza inmensa, me rodeó con sus brazos y me abrazó con fuerza. Yo le respondí la muestra de cariño, ya fuera para darle seguridad a él o a mí.
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Géminis
FantasiaEn un mundo caótico, la vida de Arish es perfecta junto a su familia y amigos, pero el panorama mundial cada vez se oscurece más y más, hasta que un día repentino, su vida cambia de rumbo sin vuelta atrás, al ser separada de todas las personas y cos...