Mini maratón 3/3
---------------------------
Ha ido a descansar un poco al cuarto de invitados y en cuanto ha tocado la almohada se quedó profundamente dormido. Está agotado, ya no puede con su alma.
Horas después baja hasta la planta baja en busca de su hija, algo temeroso por haberle dejado sola. En cambio escucha risas en el salón y cuando se asoma ve a su padre con la pequeña tumbada en el sofá mientras le hace cosquillas. A veces olvida que una vez fue padre, que siempre se le han dado bien los niños.
- Debes comer algo - le dice señalando la mesa.
- No tengo apetito.
Recuerda avergonzado la situación en la que lo ha encontrado por la mañana, quería evitar a toda costa que le viera justamente así y se ha derrumbado.
Se sienta junto a Sarah y toma su conejito, el mismo que le compró un Emilio emocionado con la idea de la paternidad.
- ¿Saben algo de lo que ha ocurrido?
- Muy poco.
- Marconi era un arrogante insoportable.
- Y le acusan de miles de delitos, lo sé. Pero lo amaba -responde cortante.
- Pero también era fiel a sus principios. Alguien así no traiciona a su país. A menos que hubiera una razón que lo justificará.
No había pensado en esa opción pero no sé le ocurre nada que lo orillara a robar a la CIA. O quizás sí. Sabe que si alguien hubiera amenazado con dañarlo a él y Sarah, Emilio habría hecho lo que fuera por protegerlos. Incluso dar su vida por ello. ¿Es lo qué hizo?
Su padre se levanta, saca algo de la cómoda y le entrega una carpeta llena de papeles. Fotografías, expedientes...
- El hombre que le disparó llevaba un par de meses fuera de la CIA, expulsado y bajo sospecha.
- ¿Y quién es éste? - pregunta señalando la imagen de otro hombre. En su ficha figura el nombre de Christian McKenzie.
- A quien debieron llegar los archivos robados. Es traficante de armas en el mercado negro. Buscado en quince países y bastante escurridizo.
Todo empieza a encajar poco a poco. Robaron la ubicación de varios armamentos de Estados Unidos para después robarlos y venderlos a terroristas. Como encaja Emilio en todo eso no lo comprende pero lo piensa averiguar.
*****
Ha despertado con un sol radiante y caliente entrando por la ventana. Se levanta de la cama y baja a la cocina a darle su desayuno a la niña. A regañadientes se toma un café mientras Sarah agarra una galleta y se la ofrece.
- Lo sé, cariño. Tengo que comer, pero aba no tiene hambre.
Acepta la galleta y termina por comer. Después de darle un baño a su hija y darse una ducha rápida toma el coche.
No tiene prisa, se toma el recorrido con calma, dejando que el paisaje lo serene. Cuando llega al cementerio se toma unos minutos para pensar. Hace años que no visitaba ese lugar, no es de las personas que necesitan visitar una tumba para sentirse bien. Pero ahora las cosas parecen distintas. No sabe que lo ha movido a hacerlo, no va a encontrar las respuestas que desea.
No hace falta buscar mucho, sabe perfectamente en donde se encuentra la pequeña lápida. Es sencilla, solo el nombre y una fecha. Junto a ella hay un arbolito que da un poco de sombra y se sienta bajo él con Sarah sentada entre sus piernas.
- Prometí que jamás le hablaría a la niña de ti. No te lo mereces, perdiste ese derecho cuando decidiste traicionar mi confianza.
Si hubiera tenido la oportunidad le habría salvado la vida, lo sabe de sobra. Pero también sabe que no lo hubiera vuelto a ver nunca más. No podía perdonarlo.
- Pero estoy aquí porque siento que ya no vale la pena ocultarle que existes. Al fin y al cabo su padre ha resultado ser peor que tú.
Sarah empieza a quedarse dormida en su regazo, le reclama el chupete y tras dárselo, le observa cerrar los ojitos poco a poco hasta que apoya la cabecita sobre su pecho y se duerme.
- No sé qué futuro te espera, princesa. En tu familia corre la sangre de traidores y asesinos.
*****
Los días han volado, no sabe si han hecho el efecto que esperaba pero toca volver a la dura realidad, si es que alguna vez la había abandonado.
Sobre su escritorio encuentra una caja de cartón y sabe de sobra lo que contiene: las cosas de la mesa de Emilio. Un marco con una foto de los tres, su amada engrapadora... todos los objetos le recuerdan a él y cierra con rapidez la caja antes de abrir emociones que no desea sacar.
El teléfono comienza a sonar sobre su mesa y cuando contesta no puede evitar una mueca de disgusto. El director quiere verlo en la sala de reuniones. Lo único que le faltaba era otro interrogatorio sobre su marido.
En cambio a quien encuentra en el interior es a la doctora Cranston, examinando un expediente con concentración. En ese momento casi prefiere el interrogatorio.
- ¿Qué quiere? - pregunta cortante.
- El director Vance me ha pedido que lo evalúe, después de lo ocurrido es un procedimiento normal a seguir.
Le señala una silla vacía enfrente de ella y a pesar de no tener ganas toma asiento, esperando a que sea ella quien comience la conversación.
- Estoy bien, quiero volver a mi trabajo y usted me lo impide.
- Perder a un compañero es bastante duro, pero también ha perdido a su esposo, todo el mismo día.
- Ya he perdido a mucha gente en el pasado, estoy acostumbrado.
Rachel cierra el expediente y le mira fijamente a los ojos. No le suelen intimidar pero teme que ella pueda llegar a su interior y ver el daño real.
- No creo que todos hayan sido acusados de asesinato y traición a su país.
- En realidad sí. ¿Recuerda a Ari, doctora Cranston?
La crudeza con la qué ha dicho la frase lo hace sentir mal. Ella no tiene la culpa de lo que le está ocurriendo y ha ido a hacer un daño innecesario. Puede ver el dolor reflejado en sus ojos aunque se esfuerce por ocultarlo en vano. A fin de cuentas Ari mató a su hermana, hizo lo mismo que han hecho ahora con él. Y sabe que por mucho tiempo que pase eso nunca se olvida. Al menos él no puede.
- Lo siento - se disculpa arrepentido.
- No se preocupe.
- Emilio no era culpable de ningún delito del que le acusan - le explica. - Necesito averiguar quién lo involucró en esto. Cuando lo haga estaré bien.
- ¿Y cree que eso lo hará sentir mejor?
- Saber la verdad siempre nos beneficia - responde con convicción.
- Estoy de acuerdo, pero eso no le va a devolver a su marido, ni su hija recuperará a su padre.
- ¿Qué es lo que quiere de mí?- pregunta casi desesperado.
Cierra los puños con fuerza luchando por contener sus emociones. No quiere seguir hablando más del tema, solo consigue reabrir más las heridas.
- Le diré al director que está apto para trabajar con la condición de que nos veamos una vez al mes, ¿de acuerdo?
Acepta con la única idea desalir de ahí y sin saber cuántas sesiones más aguantará sin derrumbarse porcompleto.
-----------------------
Por si hay alguna duda:
Ari era el medio hermano de Joaquín y fue quien mató a Kate, la hermana de la psicóloga que atiende a Joaquín.
ESTÁS LEYENDO
Traición; Emiliaco (adaptación)
FanfictionJoaquín Gress y Emilio Marconi trabajan para el Servicio Naval de Investigación Criminal o NCIS por sus siglas en inglés y a pesar de estar casados el uno con el otro, su matrimonio no es impedimento para ser compañeros de equipo. Esa rutina les fun...